Claudio Cañete
(enviado especial a Nogoyá)

El encuentro folclórico que reunió la música, la artesanía y la jineteada fue un éxito de concurrencia. Casi sin apoyo de publicidad oficial pero con una muy buena organización, la XXII Fiesta Provincial de la Guitarra marcó el ejemplo a seguir a la hora de producir un encuentro popular con todos sus ingredientes. La familia fue la principal característica dentro de los visitantes. Medios nacionales y regionales cubrieron las cuatro jornadas. Asistieron un promedio de 12.000 personas por noche para ver a los artistas locales y a otros de renombre.

La ciudad de Nogoyá ha tenido un indudable crecimiento estos últimos años. Y ese crecimiento se puede observar en varios aspectos; uno de ellos es la actividad cultural y la importante difusión que se hace de ella. Los recién llegados a su Terminal de Ómnibus se encuentran con un sector destinado a la muestra de obras de artistas plásticos del lugar, promovida por una acción conjunta entre las áreas municipales de Cultura y Turismo. Aunque quizás no sea el marco adecuado para exponer pinturas, es una grata señal. Enseguida se puede apreciar un sinfín de afiches y pasacalles anunciando la XXII Edición de la Fiesta Provincial de la Guitarra y otros eventos artísticos. El predio municipal donde se realizó el encuentro desde el pasado jueves y hasta este lunes está ubicado cerca de allí, por lo que se podía oír los altavoces anticipando el clima festivo que prometía aquel sector.

A principios del mes de noviembre en Nogoyá se realizó la primera edición de Mirada en Cortos Film Festival, una muestra nacional de cortometrajes. Y en estos días y hasta este fin de semana se termina de desarrollar Diseño de Acá - Segunda Muestra de Diseño en Comunicación Visual, en la Casa de la Cultura. Lo dicho, la actividad cultural en la ciudad es inmejorable para que la Fiesta de la Guitarra consolide esta agradable sensación.

La historia de la fiesta tiene dos décadas, pero en estas últimas ediciones ha pegado muy fuerte entre los organizadores la idea de colocarla en un nivel superior, de potencializarla. Con Martín Mottroni a la cabeza, la Comisión de la fiesta viajó temporadas atrás para participar de un congreso de fiestas populares que se hace todos los años en el Festival de Cosquín. Allí intercambiaron experiencias y aprendieron muchas cosas de los organizadores de las principales fiestas argentinas como las de la Chaya o de la Vendimia.

Todas esas ganas de progresar, de hacer las cosas bien se transformaron en un ejemplo. Con poco apoyo -casi nada- de publicidad oficial de cualquier tipo pero con mucha organización, la Fiesta de la Guitarra es un espectáculo imponente para la mirada del turista, con un gran despliegue que intercala la muestra artesanal, los números folclóricos y la jineteada de primer nivel con una puesta en escena acorde con los grandes festivales que incluyen esta particularidad.

La apuesta fuerte de un grupo de trabajo vio sus frutos este fin de semana. Sin contar la jornada del viernes, que se suspendió por la lluvia y se pasó para el lunes, ingresaron al predio por noche un promedio de 12.000 personas, durante jueves, sábado, domingo y el lunes precisamente. Por cada día se cortaron aproximadamente 7.000 entradas en boletería y el resto de anticipadas: provenientes de distintas bocas de expendio en la provincia y la ciudad.

La ciudad mostró su capacidad hotelera completa y la concurrencia, por otra parte, exigió la habilitación de grandes sectores para estacionamiento de vehículos -que provenían de las más variadas procedencias- en los alrededores del festival.

El primer día empezó de noche con la apertura oficial, la actuación de la Banda de Música de la Policía de Entre Ríos, la agrupación Nuevo Amanecer y el cierre con Los Cuatro de Córdoba.

El viernes la expectativa por la presentación del ex Nochero Jorge Rojas generó la venta anticipada de casi 11.000 entradas, pero el mal tiempo jugó una mala pasada a los organizadores, que tuvieron que suspender. Si bien la lluvia había sido a la mañana y a la tarde, el barro en el predio imposibilitaba cualquier actividad, al menos hasta el día siguiente. Cosa que así sucedió.

El día de la suspensión, un artista local pasó por encima a los encargados de prensa de la fiesta y organizó por su cuenta una conferencia para Jorge Rojas. El resultado no pudo ser otro que el artista finalmente se reuniera con unos pocos medios locales y -tras que éste es bastante inaccesible- no pudieron consultarlo los demás periodistas provinciales y nacionales que estaban acreditados a la fiesta. El artista comió algo, estuvo en el hotel, jugó al fútbol y luego partió a San Bernardo para actuar, prometiendo volver el lunes.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)