Silvio Méndez
Utilizando el arte cinematográfico como los mejores saben hacerlo, Fernando Pino Solanas lanzó en la provincia su propuesta para las presidenciales de octubre. De visita por Paraná habló con la prensa y cargó contra la administración Kirchner en base a denunciar una nueva ola privatizadora de los hidrocarburos. Repasó datos y estadísticas sobre la entrega de los recursos naturales a manos foráneas, así como el desmantelamiento de la capacidad industrial nacional. Apuntó que ni los grandes medios ni el sistema educativo abordan este debate. Atento a esta situación, ante un nutrido público también presentó su última película, La Argentina latente, que sintetiza el planteo político de esta problemática. El film repasa experiencias paradigmáticas de desarrollo técnico y científico locales, y en tono épico enuncia la posibilidad de recuperar este potencial.
Tras una frustrada visita semanas atrás, finalmente Fernando Pino Solanas presentó el lunes en Paraná su candidatura a presidente de la República por Proyecto Sur, movimiento político, social y cultural. En rueda de prensa delineó su propuesta sostenida en una fuerte denuncia sobre la entrega del patrimonio público natural y la posibilidad de recuperarlo para reactivar la industrial nacional. Este análisis sobre la problemática y vías de solución que permitiría acabar con la pobreza en el país, también es planteado en el último documental del cineasta, La Argentina latente, que fue proyectado en la Facultad de Trabajo Social. De este modo, la apuesta de Solanas es doble.
Continúa en su metié de utilizar el cine como herramienta política, al mismo tiempo que lanza su postulación a primer mandatario. De acuerdo a lo expresado, el pretexto de presentarse a las elecciones en octubre es instalar un debate ausente y oculto por los medios masivos de comunicación, para así llegar a 2011 a confluir en una fuerza que dispute el mando estatal. En un repaso reciente de la vida institucional del país, el destacado realizador evaluó que tras el “que se vayan todos” de 2001, las movilizaciones y asambleas de 2002, la sociedad no logró “construir sus propias representaciones políticas y en abril de 2003 se terminó votando a los menos malos de lo mismo”.
Según esta observación, las circunstancias se vieron evidenciadas luego de las frustradas esperanzas que despertó el gobierno de Néstor Kirchner. En esta crítica, se apuntó que en poco tiempo quedaron al desnudo las limitaciones a la hora de redistribuir el ingreso e implementar medidas para terminar con la impunidad del saqueo de los 90. En este orden, Solanas nuevamente se lanza a la arena eleccionaria. Sobre este terreno movedizo, su proposición desarrollista suena tan ingenua como atractiva para muchos sectores que ven una notoria ausencia de ideas en el arco opositor. Si bien tanto el film como la plataforma de Proyecto Sur se sostienen en información precisa y necesaria sobre una continua y silenciosa depredación sobre los bienes públicos, no alcanzan a reconocer las complejas madejas de relaciones de poder en la Argentina.
Por otra parte, si algo hay que reconocer en Solanas, es el ímpetu y pasión por las iniciativas que encara, así como también la maestría para poder plasmar su óptica y anhelos en la pantalla grande.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)