Luciana Dalmagro
Fue funcionario de Jorge Busti, ministro de Mario Moine y diputado nacional del menemismo. Después se fue del PJ y hoy integra el Nuevo Espacio. Compara y asegura que se siente más cómodo con su rol opositor que con la misión que cumplía dentro del oficialismo. Jaime Martínez Garbino recorre su carrera, formula críticas y autocríticas y analiza distintos tramos del devenir político entrerriano. Recuerda sus primeros años de militancia, junto a Pedro Guastavino, entre otros. Su paso por las Ligas Agrarias y sus años de cárcel, compartidos con su hermano Emilio, Daniel Irigoyen y Carlos Kunkel. No reniega de su pasado, aunque le pesa haber apoyado los “contratos basura” y la 8.706. Habla de las consecuencias de enfrentarse a Busti en una interna y también repasa su historia personal y política, a la que define como “una ensalada rusa”. Dice que no es “el gurú” del Nuevo Espacio, pero sí admite que se ocupa de la faz intelectual del partido.
Jaime Martínez Garbino llega sonriente, con boina y sin retraso. Viste jean, camisa a cuadros, pulóver celeste y un abrigo grueso. Saluda e invita a pasar a uno de los despachos. “Hoy, gracias a Dios, soy sólo uno más dentro del Nuevo Espacio. Era autoridad partidaria, pero ahora se renovaron y no ocupo ningún cargo”, explica, en relación a su función dentro del partido en el que milita, pero es sabido que está a cargo del costado intelectual. “Aporto por ese lado porque me inclino por esas cosas. Soy más de analizar, parar un poco la pelota, influir para que no nos dejemos llevar por la vorágine de la coyuntura y tratar de salir del reduccionismo que supone igualar política con elecciones. Pero tampoco soy el gurú, ni mucho menos”, sintetiza. No como su hermano Emilio, que es quien está “en la lucha de trinchera, en las candidaturas”. Y lamenta: “La política es bastante más amplia. Es nuestro modo de organizar la sociedad. Y hay muchos ángulos de los cuales ocuparnos. Este reduccionismo electoral nos ha hecho mucho daño”.
Martínez Garbino tiene poco cabello gris, anteojos de marco fino de metal oscuro y al hablar parece que mueve más músculos del rostro que el común de la gente. Cada tanto, se saca los lentes y se refriega los ojos. Gesticula mucho. A veces susurra; otras, casi grita. Antes de continuar, pide la palabra para hacer una aclaración: "Todo lo que yo diga en sentido crítico, todo, absolutamente todo, debe ser tomado en primer lugar como una autocrítica. ¿Estamos?".
-Claro, estamos. Veo que tiene cancha con las entrevistas...
-Es que si no, tendré que estar permanentemente explicando y haciendo digresiones. Y no se trata de cancha, ya que nunca he buscado a los medios. Por supuesto, alguna vez lo hice, cuando estuve metido en la vorágine electoral.
-Parece que lo desvela la “vorágine electoral”.
-Un poco. Entiendo que no hay que hacer ese reduccionismo, sino aportar a través de una visión más amplia. Porque sino nos consume la coyuntura. Si no intentamos avizorar cuál puede ser el curso de los acontecimientos, quedamos encerrados dentro de este sistema.
-Entonces, ¿no le costó salir de la vorágine?
-Siempre digo que la derrota que tuve en mi última contienda electoral, me vino enormemente bien. Ese porrazo me sirvió muchísimo. Me reubicó.
-Usted fue oficialismo y también oposición, ambas cosas durante muchos años. ¿De qué lado se siente más cómodo?
-Hoy me siento más cómodo. Por la posición que hoy ocupo, en mi misión de hoy me siento más cómodo que en la misión que tenía cuando era oficialista. Por mi experiencia, sobre todo desde 1983 en adelante, puedo decir que fuimos desnaturalizando muchas cosas. Y yo fui parte de eso por acción y por omisión. A la vez, tendría que ser muy necio para no reconocer mis propios méritos. No voy a borrar mi pasado, no reniego, con todo lo que tiene, con toda la ensalada rusa que representa.
-Vamos al principio de la ensalada. Cuénteme dónde nació y cómo era su familia.
-Nací en Gualeguaychú, con padre abogado y madre escribana. Mamá fue de las primeras escribanas mujeres de la provincia. Éramos de una clase media relativamente acomodada.
-¿Cuántos hermanos son?
-Seis varones. Dos fallecieron, los mellizos. Jorge, el mayor, es médico. Es radical y fue vicegobernador de Sergio Montiel. Actualmente está en el grupo que se abrió del radicalismo y entró a la Concertación.
-Tres de seis se dedicaron a la actividad política.
-Papá fue dirigente radical toda su vida. Murió siendo el presidente del partido. Fue senador nacional durante la Presidencia de Arturo Illia, fue senador provincial en la década del 30, fue candidato muchas veces. Y eso nos marcó.
-¿Dónde estudió?
-Terminé la secundaria en 1961 y me fui a Buenos Aires. Me recibí el 14 de junio de 1967.
-¿En la facultad comenzó su militancia?
-No orgánicamente. Pero fue en esa época que nos reuníamos muchos de familia radical y sentíamos que queríamos hacer algo distinto. Sí tenía una actividad dentro de algunos sectores de la Iglesia, que después se llamaron los movimientos de curas tercermundistas.
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