Daniel Enz
El diputado provincial José Ángel Allende (PJ-Nogoyá) se transformó en el dirigente que más inversiones hizo en los últimos tiempos en Entre Ríos. Hace no más de un mes compró una vieja casa en la Costanera Alta de Paraná, con vista al río, en unos 250.000 dólares, que comenzará a refaccionar próximamente. Además, gastó 150.000 pesos en la remodelación de su casa quinta en Colonia Avellaneda y se compró una lancha rápida con cabina en unos 100.000 pesos. A su vez, le entregó 160.000 pesos a un allegado familiar y le compró una camioneta 4 x 4 en 150.000 pesos, en menos de 10 días. Esto último provocó que tal persona tuviera la intimación y desembarco de auditores de la AFIP, porque tales movimientos quedaron registrados a su nombre y no los pudo justificar, según pudo determinar ANALISIS. Pero a ello se suman los negocios en Nogoyá, donde Allende sería dueño -a través de supuestos testaferros- de por lo menos cuatro propiedades, adquiridas en 2004, en cerca de 1,5 millones de pesos. Allí también el polémico legislador tiene su coqueto Haras, con residencia y quincho, ubicado cerca de la ruta a Paraná y valuado en unos 200.000 dólares.
“En el barrio ya sabemos todos que el diputado Allende compró la casa y pronto se iniciarán las refacciones”, dice una señora de calle Castelli -en pleno corazón de la zona más costosa de Paraná, con vista al río y sus islas-, mientras termina de cerrar el portón del garage. “Ya se lo ha visto por aquí, acompañado de otras personas que lo asesoraban en cuestiones arquitectónicas y de decoración”, agrega otro señor, minutos antes de salir en su moderno vehículo. El acceso principal de la amplia residencia de dos pisos es por el final de calle San Martín, en el inicio de la Costanera Alta, después que uno asciende por una vieja escalera de piedras. Pero se extiende hacia atrás y finaliza en calle Castelli, una cortadita de no más de 150 metros y que finaliza exactamente en la nueva propiedad del legislador, quien habría pagado unos 250.000 dólares por la operación inmobiliaria. “La casa es antigua, pero lo que vale aquí es el lugar; la tranquilidad, la paz y la vista hermosa con que cuenta esta zona”, indica una tercera mujer consultada. “Con 80.000 o 100.000 dólares que invierta en refacciones, la vivienda quedará hermosa y el diputado podrá disfrutarla con total comodidad”, acota.
En realidad, la decisión del legislador oficialista y candidato a convencional constituyente sorprende a pocos, en un país o en una provincia, donde los organismos de control persiguen al perejil y casi nunca al poderoso, por más que quede claro el desfasaje entre ingreso y egreso en curso legal. Allende, con la impunidad de movimientos económicos que lo caracterizan, en los últimos cuatro años hizo más inversiones que en lo que transcurrió de su vida. Empezó en Paraná y alrededores, donde primero compró un coqueto piso en calle 25 de Junio (entre Buenos Aires y Santa Fe, con pileta, por el que pagó 160.000 dólares), que pertenecía al escribano Héctor Krochik; adquirió una propiedad en calle Courreges y siguió luego con su inmensa casa quinta (por la que pagó unos 200.000 dólares) ubicada en proximidades de Colonia Avellaneda, con amplio parque, pileta, quincho y cancha de fútbol, que a fin de año remodeló casi por completo, invirtiendo cerca de 150.000 pesos, a lo cual sumó además una fuerte suma de dinero en costosos muebles.
Siempre con dos o tres autos cero kilómetro (“son del gremio, no míos”, se justifica cada vez que se consigna de ello, por más que los maneje él o alguno de sus hijos); sin negarse al placer de viajar al exterior cuantas veces sea necesario -más allá de cualquier crisis económica provincial o nacional, que evidentemente nunca lo roza ni preocupa, pese a su condición de dirigente sindical-, en 2001 compró la FM Ciudad de Nogoyá y la convirtió en Radio La Voz, invirtiendo no menos de 70.000 dólares. Pero a ello le sumó la construcción del Haras, ubicado en proximidades de la ruta hacia Paraná, donde gastó unos 200.000 dólares.
“Puso pinos en todo el terreno, que son dos hectáreas y eso cuesta. Puso un pino cada dos metros. Hizo construir una amplia residencia de fin de semana, con quincho para numerosas personas y un stud donde pueden estar no menos de 16 caballos pura sangre, que son los que habitualmente mueve hacia las diferentes competencias, en especial las del Hipódromo de Palermo, en Buenos Aires”, indicó a este semanario un conocedor del terreno. “Pero en Nogoyá es conocido que Allende es dueño de por lo menos cuatro propiedades, muy amplias y costosas, ubicadas en las principales manzanas del radio céntrico de la ciudad. Sucede que están a nombre de otras personas, pero éstas nunca podrían justificar esos movimientos, porque sabemos cómo vivieron toda la vida, hasta que se encontraron con la bendición del diputado”, agrega otro consultado.
Por esos días, la mayoría de los bienes de Allende se encontraba a nombre de su ahora ex esposa, Diana Traverso y de una amiga, Claudia Susana Marga Frenkel, ex empleada del Banco Cooperativo del Este (BCE) y quien también fuera allegada a determinados hombres del peronismo en la década de 1990. El dirigente también creó una fundación llamada Esperanza y transfirió bienes a empresas fantasmas uruguayas que compró: una llamada Casbox Cantley y otra Cardinal Kluch SA, evidentemente para hacer operaciones en el exterior, por lo cual no existirían dudas de que tendría cuentas en el vecino país. Otros opinan que sus cuentas en el extranjero no se limitarían a Uruguay, sino también a Suiza. Esta última empresa off shore es una de las más de 500 firmas cuya titular es una tal Alicia Teresa Cabrera Dodera.
La empresa Cardinal Kluch tiene su domicilio legal en Buenos Aires. En el Boletín Oficial de la Nación del 5 de octubre de 2005 apareció publicada el acta de asamblea por la cual asumió el nuevo Directorio. Como presidente quedó el hijo del diputado, Julio Alejandro Allende y como director suplente José Ángel Allende.
Previo a ello, el diputado -ya separado de su esposa- a fines de 2004 se fue a vivir al edificio denominado “Torre Cervantes”, ubicado en la intersección de Santiago del Estero y Cervantes de Paraná, cuya construcción fuera iniciada por el empresario de la construcción Roque José Carmona, quien estaba prófugo de la Justicia paraguaya por un fraude de más de 40 millones de dólares y si bien permaneció un buen tiempo detenido en la sede de la Policía Federal -por orden del jubilado juez federal Aníbal María Ríos-, la Corte Suprema de Justicia de la Nación decidió no extraditarlo al vecino país. La construcción es de 16 pisos y los departamentos costaban entre 150.000 y 350.000 pesos cada uno. El diputado compró todo el piso 10 del edificio y un semipiso en el inmediato inferior, donde vive su hijo mayor. La operación se habría cerrado en una cifra cercana a los 500.000 pesos, pactada en no más de cuatro o cinco pagos, según reveló una fuente a este semanario.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
