Jorge Riani
El negocio alrededor de la venta del predio del Jockey Club de Paraná tiene demasiados puntos oscuros. Si bien en semanas previas hubo abundante información en los medios periodísticos en cuanto a posibilidades concretas de realizarse la operación, la realidad es otra. Los dos grupos económicos en pugna hace varios meses que no hacen movimiento alguno. Quien más seriamente avanzó es Gianfranco Macri, hermano de Mauricio -el futuro jefe de gobierno porteño-, a su vez dueño de la empresa Macair Transporte Aéreo, que recientemente hizo un sorpresivo acuerdo con LAER para reactivar la firma estatal, a partir de fluidos contactos con sectores del bustismo. El otro interesado es el empresario cordobés Emilio Luti Alvarez, al que no se le conocen inversiones ni empresas -salvo una pequeña firma de turismo en Unquillo- y cuyo nombre ya apareciera en Paraná en 1996, detrás del proyecto para instalar la Legislatura entrerriana en el predio de la vieja usina de calle Corrientes. El empresario Sergio Lifschitz también giró alrededor de la idea de compra del predio del Jockey Club, pero desistió de la idea, según confirmó ANALISIS.
La palabra proyecto, en tanto idea a futuro, sería la mejor para utilizar si acaso se tratara de un conjunto de iniciativas consensuadas en el seno de la sociedad. Pero no es así. Lo que pueda depararle como futuro al histórico predio del Hipódromo de Paraná es un asunto que se resolverá en un campo delimitado por los intereses de algún grupo económicos, de esos que sólo tienen como norte la rentabilidad. Ni la Municipalidad de Paraná tiene palabra alguna para decir en esta historia, al parecer.
La población de Paraná -población y no ciudadanía porque esta implica la conciencia y el ejercicio de derechos- podría perder 22 hectáreas de pulmón verde con una zona construida de riquísima arquitectura ubicada en el centro de una densa población. Una foto área muestra como un oasis natural al lugar en medio del cemento urbano.
“Se trata de una venta entre privados, de la cual incluso tengo poca información, por lo cual es poco lo que puedo expresar”. La frase que el intendente Julio Solanas lanzó a algunos medios paranaenses siembra desesperanza a quien pueda pensar que la Municipalidad tiene algo para decir en esta historia.
Poca información y venta entre privados. Pero da la casualidad que lo que está en juego es una entidad deportiva, cultural que forma parte del acervo histórico de la maltratada capital provincial, y por si fuera poco es un espacio de notable valor inmobiliario que la ciudad perdería en la telaraña de los intereses particulares. ¿Qué reaseguro es que sea entre privados el asunto? ¿No se pregunta la autoridad pública qué grupos están detrás de esta operación? ¿Hay lavado de dinero? ¿Tráfico de influencias? ¿Quién sopla a algún otro grupo que existe un plan de enajenación del hipódromo y se apresura a presentar otro plan casi idéntico?… “Es poco lo que puedo expresar”, es la respuesta.
Paraná ya perdió el histórico edificio del Tiro Federal, arrancado por las garras ambiciosas de una empresa lavadora de dinero y expoliadora de los bienes de la sociedad como es Flecha Bus. Por otra parte, si quienes no pudieron justificar la millonaria inversión de una flotilla de remises en Paraná -la fugaz empresa Remises Capital- se fue de la ciudad, ha sido por una traba burocrática que forzaron las otras empresas que veían en esa firma una competencia y no porque haya un celoso interés por saber qué hay detrás de los capitales dudosos. La única denuncia pública sobre los interrogantes de esa empresa salió de esta revista, donde se le dio respuesta a lo que no se preguntaban los funcionarios públicos.
Bueno, es en esta ciudad donde está por consumarse una operación más a costa del interés general y plagada de interrogantes.
Lo que asoma
Es que en torno al predio de 22 hectáreas perteneciente al Jockey Club de Paraná rondan dos proyectos de sendos grupos económicos que pugnan por quedarse con el lugar. Y para eso pulsean con carpetas casi idénticas, lo que agrega el interrogante respecto a quién filtra información a favor de una empresa.
En una de las iniciativas aparece como cabeza visible Gianfranco Macri. Se trata de uno de los directivos del poderoso clan Macri, hermano del electo jefe de gobierno porteño. Su nombre ya sabe de negocios en estas tierras a partir de que es el titular de Macair Transporte Aéreo, que recientemente formalizó un sorpresivo acuerdo con Líneas Aéreas de Entre Ríos (LAER) para reactivar la firma estatal.
Corre con la ventaja Macri de tener fluidos contactos con sectores del bustismo, lo que hizo que se impusiera la voluntad política de reactivar la línea con esa firma y no con otras que operan en la región. Y esa aceitada relación podría ser decisiva para imponerse en la puja por quedarse con las codiciadas 22 hectáreas del hipódromo.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)