Charles Parker
Vamos, que es una cosa de ventana a ventana. Desde sus oficinas algunos jueces deben recibir señas con la mano, directamente, de los vecinos de enfrente. Bastará que el César mueva el pulgar para saber que hacer. Lo digo sólo como una opinión, quiero aclarar. No tengo ninguna prueba para hacer una acusación tan terrible como que el Poder Ejecutivo presiona y digita al Poder Judicial, por eso le pido señor gobernador que no me inicie ninguna querella por esto; me nació esta opinión y no supe que hacer con ella. Ahora, entre nosotros: no hay ninguna necesidad de andar mostrando el culo, fingiendo ese pánico moral ante los medios cuando alguien sale a señalar la falta de independencia entre los poderes. No es precisamente un secreto de Estado. Cuando la corporación política sale a defender su integridad como si fuera la abuela de caperucita, el hocico de lobo se le ve por los cuatro costados. Uno puede tolerar la mentira sutil y hasta la operación grotesca; uno se habitúa a convivir con el autoritarismo, la ignorancia declarada, la manipulación de información, la incoherencia abierta, la falta de autocrítica, la soberbia oficial, el desprecio por la memoria, la compra de voluntades, la violación sentimental y la apropiación simbólica de los discursos del ambientalismo y de las organizaciones de derechos humanos. Pero el pánico moral de la corporación política es para cagarse de miedo: cuando tanta gente vinculada al oficialismo salta a defender la integridad de esta gestión usando palabras como “siempre”, “legitimidad”, “dolor”, “pueblo” y “Justicia”, hay que ponerse ropa interior de lata y tomar cuanto antes el camino de regreso al bosque, porque se vienen tiempos oscuros. Yo no sé porqué tiene la boca tan grande mi abuelita.
I. A la izquierda del Che
Esta mañana, después de sufrir el cuarto pico de presión en el mes, el vocero del gobernador Jorge Bushti anunció su renuncia definitiva en conferencia de prensa. “Tanto progresismo me tenía las pelotas por el suelo”, explicó el funcionario. “Ya hicimos un autoatentado con balas de verdad, pusimos placas para un montón de desaparecidos, tuvimos un embajador en Cuba, nos dejamos la barba, le dimos planes trabajar a la madre de la víctima, hablamos en contra de las papeleras, contratamos a la cantante ciega que hizo llorar a Marcelo Tinelli… ¿Qué mierda más quieren que hagamos ahora? ¿Qué pongamos un centro de estudiantes y cantemos temas de Pedro y Pablo? Así no se puede trabajar, no hay operación de prensa que les venga bien”
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
