Aunque declaró en sede judicial que el daño ocasionado por una denuncia de la Fiscalía de Investigaciones Administrativas contra su persona había sido mayor que el que padeció cuando fue torturado, el reelecto intendente de Nogoyá, Faustino Schiavoni, sufrió un revés de la Justicia, que falló en favor de Oscar Mario Rovira. La novedad permite inferir que el embate judicial motorizado por distintos miembros del bustismo contra el ex titular de la FIA se va diluyendo sin prisa, pero sin pausa. Tres denuncias penales derivaron en dos sobreseimientos y una condena leve que la defensa del ex fiscal espera que revoque la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Y de seis acciones penales sólo la mitad permanece débilmente en pie.
“He sufrido más daños que la tortura física a la que fui sometido en 1966 en un calabozo de dos por uno en el Ejército, pero más daño han sufrido mi mujer y mis hijos”. La frase, pronunciada en sede judicial por el reelecto intendente de Nogoyá, Faustino Schiavoni (PJ), no alcanzó para convencer a la titular del Juzgado Civil y Comercial Número 2, Graciela Basaldúa de Torrealday.
La embestida judicial motorizada desde el bustismo a partir de la disolución de la Fiscalía de Investigaciones Administrativas (FIA) contra su ex titular, Oscar Rovira, lentamente se va desdibujando. De las seis acciones civiles contra el ex fiscal, sólo tres siguen en tibios trámites. Y sólo fue condenado con la pena mínima en una de las tres causas penales promovidas en su contra, mientras que en las dos restantes fue sobreseído.
Basaldúa de Torrealday rechazó la demanda en la sentencia de fecha 12 de abril de 2007 y consideró que no hubo responsabilidad civil, por lo cual Rovira no deberá responder ya que, a entender de la magistrada, no ocasionó ningún daño que sea susceptible de una reparación económica. La acción había sido iniciada por Schiavoni, en razón de una presentación en su contra por la compra con sobreprecio de un inmueble en la ciudad de Concordia.
Según Schiavoni, la difusión pública de la denuncia le ocasionó perjuicios tanto en su vida familiar como social y además resultó dañada su carrera política, aunque obtuvo la victoria en los últimos comicios. Durante la tramitación de la causa, no hubo testimoniales. Fueron todos expedientes administrativos y se adjuntaron copiosas publicaciones periodísticas, ya que justamente la difusión del caso en la prensa fue el eje de la presentación del ex ministro.
En la causa hubo lo que se llama técnicamente absolución de posiciones. Esto es que cada una de las partes en sede tribunalicia -Schiavoni en Paraná y Rovira en Concordia- contestaron preguntas que recíprocamente se habían formulado.
En el caso de Schiavoni, el trámite se desarrolló el 10 de junio de 2005. Junto a sus abogados, Efraín Cabrera y Juan Ramón Brugo, y en presencia del patrocinante de Rovira, Guillermo Vartorelli, el ex funcionario bustista tildó de “falsos, infundados y maliciosos” los dichos de Rovira, calificó a algunos de sus actos como “temerarios y con ánimo difamatorio” y se refirió a la denuncia en su contra como “un expediente deliberadamente preparado con la intención expresada de difamación pública y sanción moral ante la comunidad”. Destacó además “el marcado antiperonismo” del fiscal y lo cuestionó por “hacer trascender la denuncia en diarios y semanarios” y por “hacer apología de su alardeada cruzada de moral pública”.
“Perversa estrategia”, “ánimo difamatorio” y “malicia injuriante” fueron algunas de las expresiones utilizadas por Schiavoni para defenderse. El ex ministro apeló la resolución ante la Cámara Civil y Comercial, aunque todavía resta que fundamente el trámite. El dictamen correspondiente se espera para los próximos meses.
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