-Tejiendo listas. Quienes comparten las intimidades de la casa gris coinciden en destacar la dedicación exclusiva de Jorge Busti en el armado tanto de la lista de candidatos a diputados nacionales como de constituyentes. Por la gran complejidad que encierra, la tarea requiere paciencia y delicadeza de artesano. El gobernador sabe que en el hacer de esta partida en mucho se fijan los andariveles por donde tiene que transcurrir la vida política de los entrerrianos. Es claro, mirado de afuera el armado tanto de la lista de constituyentes como de las candidaturas nacionales no parece representar preocupaciones de magnitud. A esa mirada superficial Busti podría responder que los que piensan de esa manera no conocen al justicialismo provincial. En las fronteras de ese agrupamiento siempre hay vientos que mueven las aguas con oleaje tormentoso. Alguien que sale disconforme se puede ligar a otro y otro a otro, y nunca falta un Hugo Berthet o un Marcelo Casaretto de turno que los agrupa y arma la interna menos pensada. Es cierto que la lista de cargos nacionales parece estar resuelta en sus lugares principales, pero por poco que se la mire la estantería empieza a temblar. El vicegobernador Pedro Guillermo Guastavino encabezará la grilla de candidatos a senadores nacionales. Sin dudas, ésta será la candidatura de mayor gravitación institucional en el plano de la lista de candidatos nacionales. En el cuerpo correspondiente a los diputados nacionales, el primer lugar estaría asignado a Cristina Cremer, la esposa del gobernador.
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-El tercero y cuarto diputado. Mientras tanto, las listas se tejen y destejen. Dado el alto porcentaje obtenido por el justicialismo en la última elección, las proyecciones con miras a octubre rompen cualquier barrera imaginaria. Es cierto que la confrontación electoral de octubre está seriamente ligada a lo que acontece con la propuesta del Frente para la Victoria encabezado ya sea por Cristina Fernández o Néstor Kirchner. En realidad, todo parece encaminado para que sea la senadora la candidata secundada por el radical kirchnerista, actual gobernador de Mendoza, Julio Cobos. Pero bueno, mientras se espera esta resolución, que según trascendidos se realizaría en el mes de julio en la provincia, el optimismo que rodea al justicialismo y su entorno de aliados hace que el lugar del tercer diputado, incluso el del cuarto, sea muy codiciado.
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-La resurrección de los muertos. La aparición del Frente Grande en el escenario político provincial parece estar más emparentada con las cuestiones milagreras que con el trajín de gente normal. Después del derrumbe de la Alianza, De la Rúa-Álvarez, y su incineración en la provincia como aliado privilegiado de los radicales en el gobierno de Sergio Montiel, nadie tenía presente la existencia del Frente Grande. Pero bueno, cuando Montiel pasó a la historia, cada uno por su lado, Néstor Loggio y Nelio Calza, las figuras más destacables de esta resurrección, fueron escalando posiciones en el gobierno justicialista. Calza encontró su lugar al frente de la tarjeta Sidecreer dentro del gobierno provincial de Busti y Loggio fue un aliado destacado del ministro Gustavo Bordet en la confrontación por la Intendencia de Concordia, enfrentando y derrotando a Juan Carlos Cresto. Avizorados ambos dirigentes de las necesidades del justicialismo de ampliar su base de alianzas, coordinaron el reflote del Partido Frente Grande. En la empresa sumaron a Horacio Garay, concejal de Chajarí. Resueltas las cuestiones administrativas, recuperada la personería política, el resucitado Partido Frente Grande en tiempo récord se puso en movimiento en pos de lo que constituye su razón de ser, esto es colocar a sus principales nombres en la mejor ubicación posible en las listas de la alianza con el Partido Justicialista. En esa tarea aterrizó Eduardo Sigal, el presidente del Frente Grande a nivel nacional, que en la reunión con el gobernador Busti, además de resaltar, como corresponde en estos casos, las coincidencias y apoyo a la gestión del gobernador, abogó por la ubicación de sus tres compañeros referentes en la provincia en la lista de diputados nacionales y en la de la Constituyente.
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-Horizontes de tensiones. Mientras el gobernador teje y desteje las listas en juego, el mandatario electo, Sergio Urribarri, está más preocupado en tomar el pulso a la Entre Ríos que sobreviene. Por poco que se levante la mirada en el quehacer nacional, las demandas sociales tienen un sentido ascendente y de gran tensión. Cualquier conflicto por focalizado que se presente es causante de incomodidades en cadena e inmediatamente se transforma en un problema de magnitud. Recientemente, cuando el tema de radares parecía estar encauzado, fue la niebla la que determinó la paralización de los aeropuertos Jorge Newbery y Ezeiza. La concentración de gente parada por esta razón desencadenó problemas mayúsculos por la multitud de pasajeros y las consecuentes frustraciones de todo tipo. Esto que sucedió en la Argentina puede acontecer en cualquier lugar del planeta por desarrollado o lejano que se presente. A esos sucesos de la actualidad hay que agregar los dolores propios. La energía existente corre por el borde del colapso toda vez que la temperatura toca los picos de frío o de calor. La explosión productiva que viven economías emergentes como la Argentina, con tasas de crecimiento del ocho o nueve por ciento, provoca una puja distributiva de gran dimensión.
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-Equilibrio fiscal. Así también hay argumentos que hasta hace pocos meses tenían eficacia y eran bien recibidos por la sociedad, pero que en el futuro es dudoso que tengan la misma eficacia. En toda la gobernación de este tercer mandato, Jorge Busti supo esgrimir el necesario equilibrio fiscal como límite a las reivindicaciones salariales. La sociedad lo sabía valorar pues venía de un duro descontrol de los recursos fiscales por parte del gobierno de Sergio Montiel. Cada vez que los conflictos se endurecían, Busti aparecía con un bono federal en la mano para refrescar la memoria de los distraídos. En momentos que ese emblema de la catástrofe se hacía presente, la presión salarial se descomprimía hasta llegar a acuerdos que no ponían en riesgo el equilibrio. Pero el país no con pocas contracciones se ha puesto de pie en una línea de crecimiento económico ponderable. Los índices de crecimiento que se agitan nacionalmente como banderas del bueno momento, desplazan con creces la imagen de los bonos federales que siempre están a mano en algún bolsillo del gobernador Busti.
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