Pablo Rochi

El Club Atlético Belgrano, una de las entidades más añejas de la ciudad, cumplió 96 años de vida el 10 de junio. La historia de esta institución pionera y vital en la iniciación y el crecimiento del fútbol local nació como consecuencia de una disidencia entre alumnos de la vieja Escuela Normal. Primero se llamó Yunta Brava, sin embargo ese nombre no fue aceptado como equipo de fútbol y sus integrantes, en honor al prócer patrio, decidieron denominarla Belgrano. Los colores del equipo, celeste y blanco, surgieron de la bandera nacional. Con mucho esfuerzo el club inauguró en el año 25 su propia cancha en Salta y Nogoyá, aunque este escenario dejó de existir en la década del ‘90, cuando nefastos dirigentes comprometieron la vida del club. Hoy, con aires renovados y con la ganas de siempre, está a punto de recuperar su propia cancha, que funcionará en el predio que Belgrano tiene en zona del Seminario. El repaso de la historia de un club que sueña con el presente sin olvidar el pasado.

Vivir el presente sin olvidar el pasado. Por estas horas la frase es el fiel símbolo de simpatizantes, allegados, viejos y actuales socios de Belgrano, que en estos momentos se confunden entre los recuerdos y la ilusión de un futuro promisorio.

Este club, uno de los más añejos de la ciudad, acaba de cumplir 96 años de vida y el regalo más importante es que en breve contará nuevamente con su propia cancha de fútbol, que estará enclavada en el amplio predio que la institución adquirió en la zona del Seminario. Allí, según los dirigentes, dentro de aproximadamente dos meses Belgrano podrá otra vez jugar de local, ya en su propio reducto. Quedará atrás, por más que las heridas dejen huellas imborrables, aquella fatídica década del 90, tiempo en que por culpa de nefastos directivos la entidad debió vender su cancha para pagar deudas importantes.

La obra ya está muy cerca de cumplirse, por lo menos en su primera parte. La idea es no dilatar más el tiempo y empezar a jugar en terreno propio. Después sí, una vez que el sueño se haga realidad, proyectar las diferentes ideas que hoy fluyen en el seno de la Comisión Directiva encabezada por Walter Rollandeli y Oscar Chapino como presidente y vicepresidente, respectivamente.

Belgrano cuenta hoy, además de su sede principal en Salta y Nogoyá, con un predio de dos hectáreas y media. La intención es diagramar un complejo deportivo, por lo cual se empezó con la cancha de fútbol. Posteriormente el objetivo es poner en funcionamiento dos canchas auxiliares para el fútbol infantil y luego agregar nuevas estructuras a fin de ir incorporando otras actividades.

Justamente una de las obras más interesantes es la que se realizará en la cancha principal. Allí ya está diseñada la construcción de tribunas populares detrás de los arcos y una platea con cabinas de transmisión para la prensa. Además, y con buen tino, sus actuales dirigentes tienen como propuesta el ingreso en forma separada tanto de los protagonistas como de los árbitros. Ya en el ingreso al predio, el plantel visitante tendrá acceso directo a zona de vestuarios, lo mismo que los árbitros y los locales, en forma independiente y sin contacto con el sector de simpatizantes.

El domingo pasado Belgrano cumplió 96 años y a diferencia de anteriores temporadas, está en un proceso de transformación y crecimiento. Con la idea de devolverle al club la mística que tuvo durante décadas, el propósito es contar con la cancha para la venidera edición del Torneo del Interior, certamen nacional en el cual El Mondonguero tiene una plaza ganada.

Hoy son cuatro las entidades paranaenses que estarán jugando en este campeonato: además de Belgrano lo harán Palermo, Instituto y Sportivo Urquiza. Ante ello, se estudia la posibilidad de que la Liga Paranaense presente un solo equipo, conformado por estas entidades, que se llamará Equipo de la Ciudad.

Sin embargo, Belgrano estaría dispuesto a intervenir en forma particular. Si bien todavía no se confirmó, una versión sostiene que el club tiene adquirida la plaza y hoy no la compartiría con nadie. La propuesta es jugar con equipo y cancha propios, un deseo que se viene postergando desde hace años.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)