Pablo Rochi
Roberto Camilo Ayala es el papá de la criatura, del Ratón Roberto Fabián Ayala, del hombre record del fútbol argentino y uno de los futbolistas más respetados del mundo. En una extensa entrevista con ANALISIS recordó anécdotas y reconoció su admiración por la proyección y la excelente carrera deportiva de su hijo. Su relación, el orgullo de haber jugado juntos y los detalles más importantes de la vida de una súper estrella. “Un día Passarella lo invitó a cenar. Estando allí le empezó a mostrar su casa, una casa de otro mundo, de aquellas. Mi hijo pensaba que lo hacía por fanfarrón. En un momento, después de recorrer todo, Passarella le dijo: ‘Vos vas a tener esto y mucho más si hacés las cosas bien. Porque a todo esto lo hice con el sacrificio mío, de mi mujer, de mis hijos’… Impresionante. Griguol y Passarella marcaron mucho a mi hijo, lo aconsejaron para bien”, comentó.
-Muchos dicen que en tu época de jugador tenías las mismas condiciones que hoy tiene tu hijo y que encima eras más temperamental, ¿es cierto?
-Para mí, mi pibe tiene mucha más técnica de lo que tenía yo. En el temperamento, sí, yo tenía mucho carácter. Mi hijo a través del tiempo y de ser un futbolista profesional fue mejorando la técnica. Quizá si yo hubiese llegado, también habría mejorado mi técnica, pero él es muy superior si hacemos una rápida comparación. Él es muy tiempista, llega a todos los espacios, sabe cuándo tiene que entrar, cuándo tiene que salir, en qué momento hacerlo. Lo tiene muy bien aceitado y para un libero es fundamental.
-¿Tuviste chances de ir a jugar a categorías importantes?
-Sí, pero eran otras épocas y a mi padre lo tenía que ayudar económicamente para vivir. Vengo de una familia muy humilde y nunca se me dio de jugar pura y exclusivamente al fútbol. Tuve un par de chances nomás. Una fue cuando Neuquén me vendió a Racing de Córdoba. Estuve seis meses y me vine porque esta gente no pagaba lo que había pactado. Inclusive, la señora de la pensión donde yo estaba me dijo que el club no le pagaba y que por eso no me podía dar de comer. Entonces me vine. Y después con Vélez cuando el técnico Emanuel Guidissi me vio y le preguntó al Pulga Ríos por mí. Alberto le dijo que me llevase a Vélez. Me invitaron e hice una temporada con el club y cuando vinieron a arreglar mi pase Atlético Paraná le pidió una suma exorbitante. En Vélez me decían: “Sale más barato traer a Passarella que comprarte a vos. Así no te van a comprar”. Y así fue.
-Tu hijo sí tuvo chances y se nota que no las desperdició. ¿Cómo fue el arranque del Ratón en el fútbol?
-Comenzó en las inferiores de Atlético Paraná. Carlos Del Castillo me decía en aquel entonces que era muy buen jugador y me preguntaba por qué no lo iba a ver. Yo no iba a la cancha a verlo, me parecía que si iba él se iba a cohibir, no iba a estar tranquilo. Con el tiempo, y ya siendo profesional, un día me preguntó por qué no iba a la cancha cuando él era pibe. Fijate vos, yo pensaba que le hacía un bien y sin embargo él deseaba que fuera. En su momento nunca me dijo nada, me lo preguntó recién cuando estaba en River. Yo estoy en contra de los papás que se paran detrás del alambrado a gritarle al hijo. Cuando Fabián (N. de la R.: a su hijo lo llama por el segundo nombre) me reclamó eso, descubrí que había sido un error mío no seguirlo de pibe.
-¿Cómo fue eso de jugar juntos en San José, en la Liga Diamantina?
-Se dio porque a Fabián lo teníamos con un profesor entrenándolo para llevarlo a Vélez a una prueba. Mientras tanto, le dije que viniese a San José a jugar, donde yo además de jugar era el técnico del equipo. Él tenía 15 años, pero tenía tales condiciones que me obligó a ponerlo. Una lesión del otro central hizo que yo entrara y jugara con él, siendo que yo tenía 38 años y ya no quería jugar más. Jamás pensé que iba a formar una pareja de central con mi hijo. Vos hablas con él y cuenta que uno de sus máximos orgullos fue jugar conmigo. Fue algo hermoso.
-Ahora bien, ¿cómo es eso de ser papá del hombre record del fútbol argentino, del futbolista que más veces vistió la camiseta de la Selección?
-Es algo increíble. Mi hijo vino el año pasado y fuimos a pescar. Estando solos en la costa durante una madrugada nos pusimos a charlar y a tomar unos mates. En un momento lo mire y le dije: “Fabián, qué lejos que llegaste”. Ni el más optimista de nosotros podía pensar que iba a llegar adonde llegó. La carrera que hizo y está haciendo es impresionante. Lo bueno además es que está muy bien conceptuado como persona, hay mucho respeto por él. Yo cuando voy a la AFA o al predio de la AFA en Ezeiza entro y se escucha: “Ahí viene el papá del Ratón”, o “El Ratón es un señor”. Eso me llena de orgullo. Y lo mejor es que siempre tuvo los pies sobre la tierra. Es muy sensato, muy medido, no se mete en problemas.
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