Claudia Martínez
(especial para ANALISIS)
Fue secretario general del Sindicato de Prensa por más de 20 años y muchas veces fue cuestionado por los mismos trabajadores. Militante peronista, Rubén Sarmiento es tenaz y un gran improvisador. Luego de un accidente cerebro vascular se recupera haciendo radio y televisión. Fue funcionario del gobierno y dice que le queda poca vida al actual gremio de los periodistas.
Tiene 56 años y un reloj del Santos Fútbol Club, una agrupación que ahora va a recordar al mais grande do mundo: Pelé. Pelito, como le dicen, pasa ahora largas horas en charlas de café. Fue uno de los periodistas emblemáticos de LT 14 y es un improvisador maravilloso, según los que lo conocen. Sentado en un bar de la peatonal de Paraná apoyó el bastón con el camina en una silla y esperó la nota con un agua con limón. “Ahora va una comisión dentro de un mes”, cuenta sobre el Santos y agrega que esa agrupación juega en varios torneos de fútbol libre y no federado.
Cumple años el 31 de mayo. “Empecé a laburar a los seis años, cuando vivía en Rosario de Tala y Salta, en la rotisería Los Belgas, de Ángel Omarini, gran centrofoward”, acota.
-¿Cómo enganchaste esto?
-Ser periodista era mi profesión. Pero antes hice otra cosa.
-¿Cómo empezaste siendo periodista?
-En el diario La Acción. Estaba en el Club Olimpia jugando al banquete de cadete cuando llegó Chocolate Centurión, que ahora está en Concordia. Era el año 1965 y le falló un cronista en el partido Alumni-Salta. Terminó el partido, me vine y el viejo Ascúa me pregunta sobre la crónica. Me preguntó si sabía escribir a máquina -yo había aprendido a escribir en los clubes del verano-. La escribí y Ascúa me dijo que era interesante mi manera de escribir. “Dejámela -me dijo-, cuando venga Centurión se la doy”. Me fui. A la noche llega a Olimpia y me dice que vaya al diario mañana. Ascúa era un tipo de traje negro, funyi. Lo voy ver a Felipe y me dijo: “Tenés dos cosas buenas y una mala: conocés el fútbol y sabés escribir a máquina. Lo que te falta es aprender a escribir”. Pero le dije que a mí me gustaba escribir a máquina pero para escribir un libro, le dije, se necesitan muchos años. Pero el me dijo: “Para escribir un libro se necesita audacia”. “Yo la tengo”, le contesté. “Entonces está tomado”, me dijo.
De ahí el derrotero de Rubén pasó por varios lugares. Luego de entrar como aspirante, paso por el diario Expansión, de mañana y de tarde, y La Calle, de Uruguay. Ahí lo llevó la colimba y se encontró con El Gordo Puchulu, hoy vocero de gobernador de la provincia.
-¿Y cuándo comenzaste con el Sindicato de Prensa?
-Asumí en diciembre del ´85 hasta 2006 que me echaron. Fue Couceiro con nueve afiliados más en una asamblea fraudulenta. Además, echaron a Sebastián Britos, Roberto Caballero, Badaracco, Benítez, Magnota. Que me echen a mí no es nada, pero los otros tienen demasiada prosapia para que sean echados por empleados administrativos.
-¿Por qué pensás que te echaron?
-Ellos dicen que por abuso de autoridad.
-¿Cuánto hacía que estabas?
-Y… una veintena de años.
-¿Eso no es abuso de autoridad?
-¡A mí me votaban! Tuve varias listas.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
