-¿Qué es lo importante? Es un lugar común en los comentarios de la calle contraponer problemas que se consideran importantes frente a otros que se consideran propios de la frivolidad que a diario salpica el quehacer de la política. Naturalmente, en el primer nivel se agrupan la educación, la salud, la seguridad, los grandes emprendimientos. En la otra vereda se ubican en primera fila las pujas electorales y las disputas banales entre el gobierno y la oposición. Estas consideraciones sobre la actividad política abarcan las capas más extendidas de la sociedad y muchas veces estos criterios son zarandeados por la propia dirigencia responsable de que la sociedad opine como opina. Muchos son los que se anotan en la tarea de agrandar su imagen sintiéndose parte de ese reproche de la sociedad. Frecuentemente los titulares mediáticos son cubiertos con funcionarios que ponen todas sus energías en señalar que la obra que inauguran no persigue fines electorales.
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-Elecciones. Pero es indudable que la gente no se equivoca cuando ubica las pujas electorales como el lugar más frívolo de la actividad pública. En circunstancias electorales las propuestas que se hacen generalmente son enunciados que carecen de estudios profundos. Los equipos de campaña saben moldear a los candidatos para que enfaticen determinados aspectos que pueden despertar mejores expectativas. Pero concibiendo las dosis de frivolidad como un aspecto más de este ritual de la democracia, se puede valorar que la tónica que los candidatos ponen en sus campañas electorales es la que va a caracterizar al futuro gobierno. Es decir, si se quiere encontrar una letra fina en las promesas electorales para luego confrontarlas con lo que sucede en el futuro gobierno, los resultados son frustrantes pues casi nunca hay un cumplimiento al pie de la letra, como se suele decir. En cambio, si las expectativas están centradas en temperamentos los resultados son distintos y más esperanzadores. Por supuesto, no se puede dejar de registrar las grandes frustraciones, sobre todo recientes. Sigue repiqueteando en la memoria popular la promesa de “salariazo y revolución productiva” en la campaña electoral de Carlos Menem para pasar al tema de “cirugía mayor sin anestesia” para imponer la política de ajuste apenas estuvo sentado en el sillón de la Presidencia. Estas grandes traiciones comienzan en 1958 cuando el joven y deslumbrante Arturo Frondizi prometía un desarrollo del petróleo bajo el monopolio del Estado que determinó el apoyo electoral del justicialismo y en los primeros días de gobierno comenzó a firmar contratos de concesiones en una vorágine privatizadora.
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-Educación. Envuelto en las trampas de su propio juego, Jorge Busti en estos primeros meses del año se ve en la necesidad de encarar en un mismo momento esta relación entre la disputa electoral y el proceso educativo en la provincia. Las elecciones de marzo ya están a la vuelta del almanaque y en febrero se define el comienzo del ciclo escolar. A su vez, el gobernador sabe que estas dos cuestiones se interrelacionan de manera estrecha y de cómo comience el año escolar será su incidencia en los puntos electorales. Con esta sobrecarga a cuesta, el gobernador se apresta a encarar el tema. No existe rincón de la sociedad que no ponga atención en el tema educativo y el comienzo del ciclo es un termómetro de cómo puede ser el año a transcurrir. Al comienzo de enero el mandatario entrerriano trató de tomar la iniciativa y ganar tiempo enunciando que tenía una propuesta superadora de la que el propio gobierno había hecho en diciembre pasado. Desde AGMER se hizo trascender que el momento no era el indicado y que los encuentros entre el gobierno y el gremio recién tendrían sentido a fines de enero, comienzos de febrero.
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-Imagen y problemas. Es evidente que el gobernador no quiere dar pasos en falso y seguramente quiere avanzar presentando una propuesta que no lo deje mal parado frente a un rechazo gremial. Luego, con mucho tino trata de enganchar las negociaciones salariales de los docentes entrerrianos con la marcha de esas negociaciones pero a escala nacional. De esa manera Busti con esta prórroga buscar lograr alguna ayudita (de plata, se entiende) por parte del gobierno nacional y por otro lado que su propuesta se encuadre en el contexto de las demás provincias. Con esta movida cualquier desaire aparece licuado dentro de ese contexto nacional. De fracasar las negociaciones, Entre Ríos queda parado en la vereda de los gobiernos responsables y sensatos que no están dispuestos a gastar lo que no tienen.
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-Líneas de trabajo. En este juego frente a la cuestión educativa en un nuevo ciclo escolar, vemos al gobierno entrerriano en su estatura y perfil, con tanta claridad como para que nadie se sienta sorprendido. Esta movida con propuestas que se promocionan alentadoras, aproximaciones y repliegues, el correspondiente toqueteo al gobierno nacional para que concurra a financiar alguna parte de lo que está en juego, para el gobierno forma parte de su gimnasia negociadora frente a un gremio que se lo sabe más propenso a seguir en la confrontación que a quedar pegado en un acuerdo que lo desvalorice frente a sus bases. Ahora bien, en ese ir y venir de la negociación en ningún momento el gobierno pone atención en cómo se ven afectadas las cuestiones específicamente educativas. La mira del gobernador y su entorno está puesta en la incidencia electoral de las negociaciones y no en ver cómo progresa la educación pública en cuanto a formación de los alumnos en los diferentes niveles y su evolución en mayor o menor integración social.
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-Fallo y militancia. Mirado bien el fallo de La Haya sobre el conflicto que se tiene con los hermanos vecinos, no da para el descorche y ni para el triunfalismo por cómo se resolverá la cuestión de fondo. Así como el incidente primero resultó adverso para las pretensiones de la Argentina con igual criterio doctrinario e igual cantidad de votos a favor y en contra el Tribunal desecha la postura uruguaya. Ya fue profusamente difundido cuando el primer fallo que el Tribunal internacional tiene una posición fuertemente conservadora frente a recursos cautelares. Se repite una y otra vez que en muy contados casos y ante situaciones flagrantes la Corte ha hecho lugar a medidas cautelares. Hay que concluir pues que este aspecto del fallo mantiene el carácter marcadamente conservador frente al recurso cautelar, el mismo criterio que perjudicó a la Argentina en el primer incidente. Pero hay otros aspectos del fallo que es bueno destacar. Aun manteniendo la misma posición, es decir, rechazando el recurso del vecino país, la Corte pudo haber hecho consideraciones negativas y conservadoras frente a la movilización ambientalista de Gualeguaychú.
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