Hugo Remedi
Terminó una elección y ya empezó la otra: la principal. La interna abierta del domingo dejó muy poco; en el mejor de los casos, un 10 por ciento de concurrencia a las urnas no sirve para imprimir definiciones contundentes, sí, solo apenas, para marcar tendencias relativas. Mucho menos entonces cuando dos postulaciones fuertes -a priori- como las del peronismo disidente de Solanas y la Concertación no participaron de la contienda y prometen protagonismos ciertos. Si bien lo más importante de cara a marzo de 2007 es la candidatura a gobernador, no son menos salientes las expectativas que se ciernen sobre las intendencias de Paraná y Concordia. En la capital, Varisco amenaza ganar ante un peronismo dividido y duramente enfrentado y en Concordia, su ciudad, el gobernador Busti juega una apuesta fuerte frente a la escudería Cresto. Termina un año relativamente tranquilo y amanece otro particularmente convulsionado por pujas electorales que tendrán su primera parada en marzo y la segunda en octubre. Y lo que es más significativo aún, hay que seguir gobernando en ese tiempo transitando un carril de olas virulentas con los tradicionales partidos políticos fracturados y, desde marzo, con ganadores y perdedores en gestión hasta diciembre.
Toda elección, por menor que sea siempre, arroja diversas lecturas para el análisis. En verdad, la interna abierta del pasado domingo, de la que participaron sólo el justicialismo oficial y el radicalismo, no dejó demasiadas cuestiones sustantivas para atender, fundamentalmente porque el terrible temporal desatado impidió una mayor concurrencia de votantes. Contrastar el 10 por ciento que fue a votar en el mejor de los casos contra el 80 que habitualmente concurre a las elecciones generales no luce como un interrogante sencillo de superar.
El otro tema es que dos de los potenciales sectores de mayor representatividad, como es el caso del peronismo disidente que lleva como candidato a gobernador Julio Solanas y la Concertación de Emilio Martínez Garbino, no tuvieron internas. Y más allá de medir si eso es bueno o malo, por lo pronto uno asume a tientas lo que ambos sectores pueden significar electoralmente en marzo. Y también, que en muchos lugares, y gracias a la oportuna reforma de la Ley 3.001 que rige la vida de los municipios, las aspiraciones se clausuraron prontamente desde la posibilidad de reelección que ahora sí tienen los intendentes de municipios de primera categoría.
La Concertación (ex Nuevo Espacio) promete lucha, pero lo cierto es que hay candidaturas tanto a intendentes como a presidir juntas de gobierno que no han podido cerrar en varios lugares de la provincia, lo que obviamente juega en contra de sus aspiraciones.
Desde ahora, la cancha está marcada y los jugadores en precalentamiento. Seguramente, la segunda quincena de enero marcará el inicio de la etapa final rumbo a marzo de 2007, con una campaña que promete ser intensa pero que no tendrá mayor efectividad sólo hasta que comiencen a transitarse los últimos 60 días.
Y, por fin, algunas caras de las internas del domingo quedaron a la vista, tal vez pocas pero algunas en verdad realmente sustanciosas.
Los votos necesarios para ganar
Para gobernar hay que tener ideas, pero para ser gobierno hay que tener los votos y en este orden. Muerto el rey, viva el rey. Aún no se han acallado los ecos de la interna de hace cuatro días y ya todas las miradas están puestas en el domingo 18 de marzo del año entrante.
Desde el advenimiento de la democracia nadie ha sido intendente de Paraná con menos de 44.939 votos, que fue los que sumó Humberto Varisco en las elecciones de 1983. Después Moine cosechó 57.036 en 1987, Solanas 52.630 en 1991, nuevamente Humberto Varisco 64.125 en 1995, su hijo Sergio Varisco 59.512 en 1999 y 58.876 Solanas el último en las elecciones de 2003.
Naturalmente que el padrón fue evolucionando con los años: de los 94.967 sufragios escrutados en 1983 se pasó a los 132.126 de 2003.
Ahora bien, en las primeras cinco elecciones la polarización entre peronistas y radicales fue absoluta. Recién se quebró en la elección del 2003, cuando irrumpió el Nuevo Espacio con la candidatura de Maris Chiapino, que cosechó 16.647 votos contra los 39.865 de Humberto Raúl Varisco y los 58.876 de Julio Solanas.
Hoy la realidad es absolutamente diferente. El peronismo se presenta dividido en dos cual el abanico de potenciales candidatos a acceder a la principal comuna de la provincia; ya son cuatro y no tres, por lo menos en los pronósticos. Están José Carlos Halle, Raúl Solanas, Sergio Varisco y Aldo Bachetti.
Es por esto que el justicialismo teme con absoluta certeza que la fractura beneficie a Varisco fundamentalmente. El padrón de Paraná es de unos 180.000 inscriptos; si uno conjetura que la concurrencia a sufragar en marzo puede ascender a un 80 por ciento quedan en vida unos 140.000 votos.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
