Juan Cruz Varela
A poco de que la Corte Suprema de Justicia de la Nación rechace su extradición al Paraguay, donde fue denunciado por una estafa estimada en unos 40 millones de dólares, el empresario Roque Carmona quedaría procesado en los próximos días en la causa que le iniciara en la Justicia provincial el presidente del Directorio de Casa Top Sociedad Anónima, por la emisión fraudulenta de 755 cheques falsos, según pudo determinar ANALISIS. “De aquella falta de mérito que le dictara el ex juez de Instrucción Héctor Toloy antes de su jubilación a hoy no hubo una prueba que le haya salido bien a Carmona”, reconocieron fuentes judiciales, que estimaron el monto de la estafa contra sus socios locales en una cifra superior al millón y medio de pesos.
Poco duraron los festejos. Aquella calurosa mañana de martes, Roque José Carmona recuperaba su libertad después de pasar 775 días preso, pero no terminaba de ninguna manera de saldar sus cuentas con la Justicia. Atrás quedaba el pánico que lo atormentó durante meses ante la posibilidad de recalar en la tenebrosa cárcel de Tacumbú, en las afueras de Asunción. Sabía entonces que no podrá volver a pisar Paraguay porque allí todavía lo esperan para juzgarlo por la quiebra del Banco Nacional de Trabajadores y por una defraudación a 350.000 obreros que supera los 40 millones de dólares, y que en los tribunales entrerrianos lo aguarda una causa por estafa a sus antiguos socios.
Pero eso no le impedía mostrar una amplia sonrisa mientras trataba de ocultar su rostro debajo de una campera en el asiento trasero del automóvil de su abogado.
Pero aunque logró librarse de una causa, es muy probable que en los próximos días la fiscal Cecilia Goyeneche solicite que se revoque la falta de mérito con la que el ex juez de Instrucción Héctor Toloy benefició a Carmona a poco de jubilarse, allá por noviembre de 2005, y solicite su procesamiento en la investigación iniciada a raíz de la denuncia presentada por Carlos Rubén Fernández, presidente del Directorio de Casa Top Sociedad Anónima, firma dedicada a la construcción de obras civiles y negocios inmobiliarios en la capital provincial, con la cual tenía relación en la realización de los edificios Torre Cervantes, ubicada en la esquina de Cervantes y Santiago del Estero, y Altos de Nogoyá, en calle Nogoyá casi Corrientes, de Paraná, por la emisión fraudulenta de 755 cheques con graves irregularidades, que incluyen hasta la falsificación de la firma de algunos de los socios, según se ha podido comprobar.
La Causa Número 37.879 caratulada “Carmona, Roque José s/estafa” se inició el 25 de octubre de 2004, a partir una presentación efectuada por el presidente Casa Top, en principio para evitar el pago de dichos cheques, aunque la denuncia fue ampliada el 29 de octubre, cuando se abundó en detalles sobre las imputaciones contra el empresario que por esos días estaba detenido en Paraná a requerimiento de la Justicia paraguaya.
En su presentación ante el juez, el titular de la firma, que también integran César Augusto Fernández y José Carlos Aladio Calveira, mencionó a Carmona como la persona designada desde el inicio de las obras ejecutadas en Paraná (sendas torres en calle Nogoyá casi Corrientes y en Santiago del Estero y Cervantes) para la administración de las mismas, con todas las responsabilidades inherentes a tal cometido, lo que convirtió al empresario “en la cara visible de la empresa, a tal punto que todos los paranaenses tienen la creencia que Don José, como se lo suele llamar, es el dueño de las inversiones comprometidas en los edificios construidos y en construcción, sensación que no se condice con la verdad real, ya que es sólo un importante empleado de Casa Top”, precisó.
Según se pudo establecer, Carmona giraba semanalmente al Directorio de la empresa una minuta en la que especificaba a qué proveedor se le debía, el monto a abonar y por qué concepto. Esa minuta era acompañaba por un informe sobre la justificación del gasto y por el respectivo cheque sin firma. Tras un contralor, y de resultar aprobado, se firmaba el valor y se devolvía a Carmona o Aladio para que cualquiera de ellos lo completara con su firma, puesto que aquel había sido habilitado, previo acuerdo entre los socios, para operar con cheques y con su firma contra la cuenta corriente de la citada entidad financiera, aunque con un requisito insalvable: la orden conjunta se legitimaba únicamente cuando los valores llevaban la firma de uno de los hermanos Fernández con la de Aladio o la de Carmona.
Pero luego de un incidente sobre un automóvil, se comenzó a sospechar que Carmona libraba cheques para cubrir gastos personales, ajenos totalmente al giro habitual de la empresa, lo que “pudo determinarse por el hecho de que no coincidían las cantidades de cheques que el Departamento Auditoría había registrado como librados para ser imputados a gastos ordinarios del giro comercial, con los que efectivamente iban a la cuenta corriente del banco para su cobro”. Pero el punto culminante de la maniobra ilícita salió a la luz cuando se llegó a descubrir que algunos cheques no sólo no tenían nada que ver con gastos de la empresa, sino que las firmas de Fernández y Aladio Calveira eran apócrifas. Esa maniobra dejó a Carmona al descubierto “por ser quien manejaba en forma habitual, permanente, personal y exclusiva el pago a proveedores de la firma, disponiendo la entrega de cheques a los mismos, de su propia mano”.
Las pericias realizadas sobre los cheques demostraron que las rúbricas no correspondían ni a los hermanos Fernández ni a Aladio: “No se puede determinar a quién corresponde la firma, pero sí que la letra y los números corresponden a Carmona, de manera que los cheques fueron llenados por Carmona en letra y números; y a ello se suman las declaraciones de los clientes, que unánimemente dijeron en sede judicial que el único que les entregaba los cheques en mano era Carmona”, explicó a ANALISIS el representante legal de Casa Top, Rubén Pagliotto.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
