-El fútbol. En ocasiones aparecen esos grandes artistas que sensibilizan las miradas de propios y extraños. Gente atildada y de prestigio social no ha tenido reparos en desbocarse defendiendo la superioridad de Ricardo Enrique Bochini sobre El Beto Alonso. Angelito Rojas parecía tener una cintura gobernada por bisagras electrónicas. Sus amagues endiablados dejaban siempre desparramadas a las defensas a las que generalmente les quedaba el último recurso de voltearlo en su corrida. Ese maestro de arqueros que fue Amadeo Carrizo supo quedar en posturas ridículas frente a los amagues del ídolo bostero. El caño de Bochini a Gatti, el caño de Riquelme a algún defensor millonario, el gol de Diego frente a los ingleses son íconos de la pasión y sensibilidad con la que los argentinos vivimos el fútbol. Fenómeno digno de sesudos análisis sociológicos, metido en este presente se transforma en un gran problema. El sistema está armado para que las pasiones futboleras se transformen en ansiedades incontrolables. Angustias que explotan en diferentes tipos de consumos difíciles de mensurar. Los campeonatos cortos disparan infinitos instintos y deseos. Los clásicos, cualquiera sea su jerarquía, se multiplican a lo largo del año.
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-Plata y política. El niño Mauricio Macri repartía su pasión futbolera entre Boca y el equipo patrocinado por una de las empresas de su “Papá” Franco, Villa Dálmine. Éste no daba el “target” para desarrollar, ni carrera política, ni negocios, entonces sólo quedó Boca. Juan José Muñoz, presidente de Gimnasia y Esgrima de la Plata, es el dirigente cuyo comportamiento desató la última escalada de violencia en el ambiente del fútbol. Con una nada despreciable riqueza de origen dudoso, titular de un banco y una financiera y amigo del intendente de La Plata, Julio Alak, Muñoz se proyecta a la presidencia del club con pos de prestigio social y probablemente como alternativa de blanqueo para algunos negocios personales. Estas maniobras se comparten con las relaciones políticas en un ida y vuelta de deberes y favores. Las relaciones se entrecruzan formando redes de intereses que no tienen fronteras y la suerte del equipo traza la raya del éxito o el fracaso de los negocios y la política.
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-Por casa. La atmósfera se había vuelto irrespirable pues no había partido sin incidentes. El apriete de la barra brava de Gimnasia a sus jugadores fue la gota que rebasó el vaso y terminó activando la resolución de la AFA, que virtualmente determinó jugar sin público, a esta hora vuelta atrás. No era estrictamente así, pero casi lo hubiera sido pues de la hinchada visitante no iba a entrar nadie, y de la local sólo los socios. La medida achicaba las posibilidades de conflicto dentro de los estadios pues la presencia de público sería reducida y por lo tanto manejable. Con esa medida se licuaba también el fabuloso negocio de la reventa de entradas y a más de un barra se lo obligaba a blanquear su identidad asociándose. Era una buena oportunidad para que las Directivas de los clubes ejercieran el derecho que otorgan muchos estatutos: el de admisión. Ante la presión que se concentró sobre el presidente de la AFA, volvió todo para atrás, y siguen pendientes medidas de más largo plazo.
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-Pureza. En otro contexto y con otras pasiones, el gobernador Jorge Busti sintió la necesidad de hacer reflexiones ideológicas en un acto de campaña. En la foto no faltaba nadie. Secundaban al gobernador su esposa, Cristina Cremer; José Allende; el candidato a intendente José Carlos Halle y su esposa, la diputada nacional Rosario Romero; Pablo Biaggini, candidato a primer concejal, y finalmente Blanca Osuna, también diputada nacional. En la casa de UPCN -más que sindicato, empresa privada de José Allende- Jorge Busti reflexionó sobre las diferencias entre Evita y el Che Guevara. Allí, el gobernador convocó a los jóvenes a buscar el ejemplo en torno a las figuras emblemáticas de Perón y Evita. “No se puede comparar la figura de Evita con la del Che Guevara, como en varias oportunidades se ha hecho”, precisó, “pues Guevara luchó con una estrategia equivocada y provenía de familia antiperonista”, detalló. El tema en cuestión, sobre la relación entre Evita, Perón y el Che, sería un tema hermoso en un taller de Historia Argentina, más que interesante y seguramente una materia pendiente en el movimiento popular. Pero eso de desgranar con claro tono descalificatorio apreciaciones sobre el Che, sin un marco histórico que permita evaluarla, es sin dudas un acto cuestionable que esconde intenciones aviesas.
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-Busti por Busti. Cualquier reflexión política que no quiera quedar atrapada en ingenuidades tiene que saber valorar que si la figura de Jorge Busti quedara encuadrada en la foto con Allende, difícilmente hubiera llegado a ser tres veces gobernador con una Constitución que prohíbe la reelección. En el manejo del conflicto docente supo reaccionar a tiempo cuando las cosas apuntaban peligrosamente hacia el desmadre. En un primer momento apuró al presidente del Consejo General de Educación a avanzar hacia la posición extrema de pasar al descuento de los días de paro. El licenciado Jorge Kerz, en mucho por convicción y otro poco por olfato, buscó ganar tiempo girando el tema hacia la fiscal de Estado en procura del respaldo jurídico.
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-Rigores. Toda la ductilidad e imaginación que pone el gobierno en el manejo con el gremio docente no lo demuestra cuando el conflicto proviene por el lado de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE). Y no es porque -como solía decirse- “te quiero y por eso te castigo”. El gobernador expresamente dilata el tratamiento en distintos ámbitos de una serie de reclamos y reivindicaciones planteadas desde ATE. Además, determinados aumentos y concesiones los hace conocer de la mano del mandamás de UPCN, en lo que constituye un comportamiento francamente provocador. Si no estuviera en su disposición dañar el orgullo y la trayectoria de ATE, Jorge Busti podría exhibir con mayor recato sus preferencias con Allende y convocar en una mesa a los dos gremios para hacer conocer sus decisiones.
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