La indiferencia que la gente en general ejercita cotidianamente sobre la actividad legislativa no le permite apreciar la verdadera dimensión de lo que tanto en Diputados como en Senadores sucede. Por caso, en dos meses la Legislatura entrerriana -particularmente Diputados- se desgranó, producto de las internas, en mil pedazos. Se abrió el libro de pases con transferencias insólitas, peronistas que volvieron envueltos en alianzas, radicales que se pasaron al peronismo y a la Concertación, fracturas de bloques y legisladores que salieron a discutir el liderazgo de Jorge Busti detrás de la figura de Julio Solanas. De los 55 legisladores provinciales, 29 de ellos -es decir más del 50 por ciento- ya están anotados en candidaturas para las internas y la elección general que vienen. Mucha repitencia, poca renovación y demasiadas posibilidades de conflictos de cara al futuro. Después de marzo de 2007 quedarán nueve meses de gestión con vencedores y vencidos y una Legislatura absolutamente atomizada.

Como nunca antes en Entre Ríos, desde el advenimiento de la democracia en 1983, la Legislatura provincial se ha convertido -elecciones mediante- en el centro de operaciones de la política vernácula y, a tono, los candidatos florecieron como hongos.

Basta señalar que de los 28 diputados que integran la Cámara de Diputados provinciales, 18 son candidatos o precandidatos o a las internas abiertas del 17 de diciembre venidero o a las generales del 18 de marzo de 2007. En Senadores, en tanto, 11 de los 17 representantes legislativos transitan el mismo recorrido.

Diputados se transformó abruptamente en un dibujo donde se refleja gran parte de las desavenencias político-partidarias no sólo de los partidos históricamente denominados grandes como el justicialismo y el radicalismo, sino también de los de recorrido incipiente como la Concertación (antes Nuevo Espacio).

La crisis de representatividad cruzó a todos por igual. Y el advenimiento de las elecciones la puso al desnudo.

Los bloques se fueron fracturando, las “camisetas” volaron por el cielo con una desusada frecuencia, algunos se denunciaron contra otros... todos contra todos, y así, en ese tránsito, la versión Diputados 2006 explotó y se atomizó. Senadores fue más prudente, sólo la inserción protagónica del solanismo generó un cierto temblor que no pasó a mayores.

La impulsiva cámara baja provincial nació a la luz de las elecciones de 2003 en base a una composición de tres bloques, hoy en la práctica mutó por ocho. Senadores, en cambio, tuvo hasta el momento sólo la escisión de quienes representan al solanismo, caso Hugo Berthet (San Salvador), Oscar Herdt (Diamante) y Carlos Orlandi (Nogoyá). En realidad fueron más disciplinados tácticamente, ya que varios de los oficialistas tienen objeciones en carpeta pero en reserva hacia la opinión pública.

Son críticos de la gestión, fundamentalmente de la estructura de funcionarios que aseguran son los que en su gran mayoría han erosionado el actual mandato de Busti.

La reunión de gabinete ampliado a la que convocó el gobernador el lunes y el contenido de la arenga parecen ratificar de algún modo lo que los legisladores vienen pregonando hace tiempo.

Funcionarios que, en cambio y a modo de recíproca gentileza, dirán que la mayoría de los legisladores provinciales son meros gestores administrativos, con poco apego a la actividad intensa y a la creatividad.

Lo cierto es que la Legislatura provincial, aunque parezca obvio decirlo, es el Poder Legislativo y allí se hacen y se deshacen las leyes, nada menos. O dicho de otra manera, las normas que regulan la convivencia social. Convivencia que precisamente no emerge como una característica saliente de la Legislatura, fundamentalmente en Diputados.

Por lo que se visualiza en estos momentos, evidentemente, el tránsito por las cámaras que conforman la Legislatura se ha transformado, al menos en la coyuntura, en un trampolín para el futuro eleccionario de varios políticos.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)