Silvio Méndez
A principios de semana, el Concejo Deliberante iba a aprobar una nueva ordenanza para regular la prestación de taxis en la capital provincial. Entre los puntos destacados, la norma aseguraba el pase de categoría a un importante número de remises particulares. Pero la fuerte oposición de un grupo de propietarios de compañías de uno y otro tipo de servicio congeló la iniciativa, que volvió a comisión. Quienes rechazan el nuevo ordenamiento apuntan que no fueron convocados para acordar un marco legal y que nuevas licencias pondrían en caos el mercado, con el consecuente vaciamiento de empresas. Otros taxistas que apoyan el proyecto oficial argumentan que el reglamento permitiría blanquear trabajadores en negro y ordenar el sistema. Más allá de la polémica, en una constante, el desapego del municipio por aplicar las reglas sigue asegurando el trastorno a los pasajeros y el negocio violando las leyes.
En lo que parece ser una constante, la administración municipal paranaense no logra poner en caja el pésimo servicio de transporte público de pasajeros en sus distintas variantes. Hasta hace pocos meses, la red de colectivos pareció colapsar, cuando el reclamo por el aumento de haberes de los choferes la puso al borde del nocaut. Pero a pesar de las promesas de los empresarios de recomponer el sistema, viajar en ómnibus sigue siendo un suplicio: unidades restauradas de la Segunda Guerra Mundial que despiden humos altamente venenosos, que pasan en frecuencias antojadizas, con un boleto carísimo que hay que pagar con cambio justo porque las máquinas de monedas no dan vuelto. Nada de esta situación parece hacer mella en la comuna para tomar alguna medida. Ni tan siquiera el risible compromiso que venció hace meses ya, por el cual los prestatarios iban a unificar los colores de los coches para identificar los recorridos. Todo así.
Ahora, el conflicto estalló en el régimen de taxis y remises. En su último capítulo, el martes el Honorable Concejo Deliberante (HCD) pasó a comisión un proyecto de ordenanza que pretendía regular una nueva organización. Entre lo más destacado, la norma establece un índice para poner un tope a los autos que circulen como taxis y abre la puerta para que un importante número de propietarios de coches de remises pasen de categoría; también permitiría el blanqueo en este tipo de trabajo. La oposición a esta iniciativa fue encabezada por otro grupo de propietarios de taxis y flotas de remises que planteó que no fueron convocados para consensuar el marco legal, así como que el otorgamiento de nuevas licencias desequilibraría el mercado. En medio de un gran desbarajuste, con ordenanzas que no son aplicadas, ganancias para algunos e intento de nuevas regulaciones, los vecinos usuarios, solos, esperan.
La asociación
En diálogo con ANALISIS, Sergio González, de la Asociación de Taxis, una de la entidades que se oponen a la nueva ordenanza, planteó que su rechazo no obedece a la falta de intenciones de blanquear a los trabajadores, sino que la traba “surge porque el proyecto se presenta sin el consenso de la mayoría de los taxistas, del 95 por ciento que nos agrupamos en tres asociaciones (junto con Radio Taxi y Tele Radio)”, aseguró. Además, en relación con el cupo y posibilidad de nuevas licencias, apuntó que existen 336 taxis en servicio activo, a los que se sumarían 500 remises. “Acá se producen dos problemas. A los empresarios remiseros se les vaciaba la empresa y así se lanzan a recuperar los adherentes para no fundirse, con una ecuación total que va a dar unos 800 taxis al final y, con una recuperación, sumarían unos 700 remises. Si se incorporan más unidades va a ser imposible blanquear a los choferes y mantener la recaudación, que es bastante magra en este momento y que se reduce con la proporción de incorporar prestarios”.
En otro aspecto, González consideró que “las remiseras actualmente tienen servicio de radio las 24 horas, cubriendo todos los barrios periféricos. Si se pasan todos esos 500 remises a taxis, como no están organizados con radio, se los va a tener a la ‘pesca’ de pasajeros en la vía pública, pero no hay mercado para eso. Entonces los barrios quedan sin servicio, porque los taxis no lo cubren momentáneamente. ¿Qué va hacer un taxista en Anacleto Medina a las 3 de la mañana sin radio? No puede, no tiene clientes, porque nadie trabaja sin radio. El servicio está dado esta forma. Los remiseros están actualmente cubriendo el servicio en toda la ciudad, en los barrios, y los taxistas, que somos pocos, cubrimos el centro y el radio dentro de bulevares. En excepciones tenemos clientes en los barrios. Entonces se puede convertir en un caos el tránsito, con todos los remiseros convertidos a taxis trabajando en el centro, dejando sin servicio en los barrios, sin garantizarlo.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
