J. R.

Durante el año 2005 y hasta enero de 2006, el Ministerio de Salud de la Nación envió a Entre Ríos un total de 436.296 kilogramos de leche en polvo destinada a madres que amamantan en condiciones de pobreza, a chicos con carencias elementales, muchos de ellos desnutridos. Pero desde hace poco más de un mes, la incesante búsqueda del paquete con el lácteo -que apenas alcanza para amortiguar los golpes del hambre- ha sido infructuosa para las miles de mujeres entrerrianas que acuden a los centros de salud cada día. Sin explicación de ningún tipo, el 18 de septiembre cada establecimiento provincial recibió el radiograma con la mala noticia: se suspende la entrega de leche hasta nuevo aviso. Lo que sigue es la crónica de una situación angustiosa con alguna dosis de cruel ironía.

El termómetro y el calendario se complotaron para hacerlo todo más difícil. Los 30 grados se presentaban exagerados para el temprano mes de octubre, y generaba la sensación de eternidad desde aquel 18 de septiembre en que una voz con autoridad -apenas quebrantada por una veta de pena disimulada- les anunciaba que no había más leche para dar.

La escena se vivía en un barrio pobre de la capital entrerriana pero en cada ventanilla, de cada centro de salud, ante cada pobre la respuesta era la misma: venga dentro de un mes y medio.

Este martes se cumplían 36 días desde que los centros asistenciales de la provincia dejaron de recibir leche en polvo destinada a madres y chicos con carencias elementales, muchos de ellos al borde de la desnutrición.

Cuando el drama irrumpe en escena, en tan solo algunos minutos la realidad puede mostrar sus facetas lo suficientemente disímiles y múltiples como para provocar situaciones de impúdica ironía. Una madre insistía en que habían pasado “como dos meses ya” desde que dejaron de darle los tres kilos de leche en polvo con los que su pequeño de tres años fintea la barrera de la desnutrición. La mujer se llama Raquel y el hambre le hizo perder la cuenta. Desde el costado, sobre un mueble metálico que alguna vez fue blanco, una radio vomitaba impiadosa la noticia de que la ex ministro de Salud y Acción Social, Graciela Degani, no concurrió a declarar este martes ante la Justicia porque se encuentra en Estados Unidos.

Degani debe dar respuestas por dejar vencer y luego quemar el alimento de planes sociales que mucha falta le hace a Raquel -como a otras miles- que no repara en noticias, ni explicaciones que van muy bien con la burocracia pero no con el hambre. En cierta forma, es una suerte que la mujer pobre no haya reparado en esas palabras eléctricas que la radio desparramaba por toda la sala, envasada como noticia fría.

–¿No hay leche? ¿Desde cuando? -preguntó el cronista casi pisando las palabras finales del pedido infructuoso de Raquel.

La pregunta toma de sorpresa a la empleada del centro asistencial pero logra mover algo, poco, más bien nada en medio del problema. Al cabo de unos pocos minutos, una media docena de mujeres escuchaba con atención lo que el cronista de este semanario leía de ese cuaderno: “Está fechado el 18 de septiembre -introducía- y dice que ‘ante la no recepción de leche entera por parte del Ministerio de Salud y Medioambiente de la Nación, no enviará la misma por el término de 45 días’ desde la fecha indicada”. Noticia vieja, sabida, experimentada, sufrida por todas esas madres que reproducen a medias alguna respuesta que creen haber escuchado, respuestas con la palabra “licitación”.

Las paredes convidan el color de los afiches con mensajes sobre la lactancia materna y objetivos nutricionales. En uno de ellos se ve a una madre amamantando y otro cuenta de “los diez pasos para una lactancia materna feliz”. La palabra que cierra el slogan suena terrible en medio de la escena real, que no es la de los afiches promocionales precisamente.

“El objetivo es implementar el Programa Nacional de Educación Alimentaria y Nutricional en Coordinación con el Ministerio de Desarrollo Social, promover la lactancia materna y la alimentación complementaria oportuna en los primeros años de vida y desarrollar investigaciones relativas a la problemática nutricional”, declama la explicación del gobierno nacional al presentar su plan.

¿Incluirán las investigaciones anunciadas el impacto de pasar 45 días sin entregar leche a una población dependiente de esos planes?

Las estadísticas oficiales dan cuenta de que durante el año pasado hasta enero del presente, el gobierno nacional envió a Entre Ríos 436.296 kilogramos de leche en polvo, que en dinero representó una inversión de 3.779.029 pesos.

En cuanto a los motivos de la falta de leche, debe decirse que un pequeño muestreo entre distintos centros de salud de la provincia permite dar cuenta de que hay una carencia absoluta de explicaciones. En los establecimientos sanitarios no se brindan datos simplemente porque al personal tampoco se los han dado.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)