M. C.
Vientos de cambio son los que soplan en la comarca rojinegra luego de transcurridas seis fechas en el Torneo Argentino B, en su etapa Clausura. El equipo que dirige el chubutense Luis Murúa no encuentra el rumbo en la presente edición del certamen de ascenso, siendo que se mantiene casi la misma base del torneo anterior, con algunos refuerzos foráneos, tal el caso de Ariel Segalla, Rodrigo Cariaga y Gabriel Zubinikar, tres jugadores que ocupan diferentes posiciones en el campo de juego y que hasta el momento no han rendido lo esperado, ya sea por las expectativas que se habían generado en torno a ellos dado que se trata de valores de real valía para la categoría. Con el agregado del regreso de Carlos Rodríguez, la esencia de equipo es la misma, no así la propuesta futbolística empleada por el DT sureño.
Esta vez quiso ser más arriesgado en su oferta dentro de la cancha, con un esquema 4-3-1-2, utilizando un enganche y dos delanteros de punta. Se privilegia el arco de enfrente y no el arco propio, y por ende se está sufriendo atrás, con goles en contra durante todos los partidos, y la negativa cosecha de tantos es evidente. Se podrá decir que por momentos el elenco santo esboza destellos de lucidez, pero con eso solo no alcanza, porque en ciertos casos se desperdicia un tiempo completo por partido -en los juegos ante Sportivo Las Parejas y Juventud Unida de Gualeguaychú- y después es bastante complicado remontar resultados adversos. Si hasta el propio entrenador lo reconoció en recientes declaraciones periodísticas: “El nivel individual de los jugadores es inferior al del año pasado”. Está en lo cierto El Pity, no se esconde en las excusas, que por cierto son muy utilizadas por los jugadores del Negro: que se sienten molestos con la gente, que no le roban a nadie, que si supieran lo que ganan… Sin embargo, no son motivos para realizar una mala campaña que hasta ha sido improductiva si se miran los resultados.
De todos modos, el técnico y sus jugadores siguen con el crédito abierto desde la dirigencia, aunque en los hinchas se ha generado un clima de resistencia hacia algunos componentes del elenco. Y uno se pregunta si son válidos los insultos hacia los jugadores foráneos, que son el blanco preferido a la hora de buscar culpables. Es cierto, esos elementos nunca han respondido con ademanes hacia la tribuna, sino que tras cada partido que se da con suerte adversa agachan la cabeza, se juntan en el medio de la cancha y saludan a un público cansado de tantas frustraciones.
Hoy la tabla de la Zona D en el Torneo Argentino B, etapa Clausura, muestra que Patronato solamente ha cosechado 7 de las 18 unidades posibles. Comenzó con derrota una serie de tres partidos en calidad de visitante, aunque lo más preocupante es la carencia de una idea futbolística dentro de la cancha que no apele a la cantidad y sí a la calidad. Es evidente que el DT todavía no encuentra el equipo, puesto que no ha podido repetir una misma formación durante dos fechas seguidas, ya sea por jugadores lesionados o suspendidos, pero en esta parte del campeonato es necesario apelar a la fortaleza del grupo, en la faz anímica y también deportiva. Por otra parte, cuesta entender la cantidad de lesionados que se van sumando cada fecha que pasa; ante Atlético Uruguay no fueron de la partida Cristian Díaz y Héctor Lencina, y esta cuestión en un plantel reducido se siente, porque se habla de dos pilares fundamentales en el esquema propuesto por el ex entrenador de Brown de Madryn y Alvarado de Mar del Plata.
En otro orden, desde la Comisión Directiva del club ubicado en las entrañas del Barrio Tiro Federal habrán tomado nota de todos los inconvenientes que surgen en el transcurrir del campeonato. Nunca se deslizó la posibilidad de cesantear a Luis Murúa; sin embargo, El Pity ya manifestó su intención de “no abandonar el barco cuando se esté deshilachando” y aseguró que dará un paso al costado cuando El Negro se encuentre atravesando un óptimo presente, y sin mediar palabra, agotará su ciclo, el cual ha sido realmente productivo por el cambio de mentalidad que ha implementado en las bases futbolísticas, ya sea en divisiones menores o en la Primera División, sembrando una semilla que tendrán que cosechar su sucesor en el cargo.
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