Florencia Penna
“Fe de Errata: Los Equívocos de la Travesía Nacional” es el seminario que Luis Frontera desarrolla en Santa Fe, en el marco de las actividades organizadas por la Facultad Libre de Rosario, Asociación de Trabajadores del Estado y la Universidad Nacional del Litoral. Invitado por Mañana del Plata, el programa que conduce Juan Carlos Bettanin en la 98.3, el periodista y escritor oriundo de Buenos Aires visitó la capital entrerriana. En diálogo con ANALISIS, quien integrara el staff de la mítica Humor Registrado contó que los temas a desarrollar eran “La sexualidad en el origen de las crisis argentinas”, desde la conquista del Río de la Plata a Carlos Menem; y dos cuestiones de salud que proceden de la misma raíz: “El sesgo político de las epidemias (en particular del sida) y la falacia de la drogodependencia”. “Me pareció interesante hacer un repaso de las cosas que vengo pensando y sintiendo durante mi vida”, comentó.
-¿Por qué las cautivas?
-El cautiverio de la mujer tiene un correlato muy importante en este país. Las primeras obras que escribieron los españoles que vinieron en el 1600 tienen que ver con cautivas. Esta literatura estaba muy enraizada en España, Don Quijote está lleno de ellas. El conquistador fabuló un poco la imagen del moro, con el que estaba luchando, con la del indio. No vino con mujeres. La única mujer que había era la india. Por lo tanto al robársela al indio, al violarla, se produjo un dolor muy grande, la lucha adquirió un carácter muy feroz. Una palabra que tiene 500 años hay que tenerla en cuenta por lo menos; pensar por qué duró tanto: “Coger” no es la que usan los españoles para las relaciones sexuales (dicen “follar”); es la que usaban los conquistadores para agarrar a las mujeres. Darwin, en el viaje de 1833, cuenta cómo eran robadas las chicas menores de 14 años y cómo eran asesinadas directamente las mujeres feas.
-¿Cuál sería el correlato?
-Seguimos teniendo cautivas hasta la época de la ESMA, donde también las cojían además de torturarlas. Si ves que el mismo tipo de torturas se implementa en el Martín Fierro y en el Nunca Más, cuando despellejan los pies, por ejemplo; ves que funciona el poder como un harén, como una estructura donde hay eunucos que no tienen que hablar ni ver, donde las mujeres son salinas advenedizas vinculadas al poder como María Julia... Sarmiento lo descubre en un libro llamado Conflictos y armonías de razas en América, allí va señalando por qué funciona como un harén el poder en la Argentina. Esto me permite plantear un sentimiento, la hipótesis de que la sexualidad está en el origen de la crisis y que ésta no es algo político sino constitucional, mucho más adentro de nuestras vidas. Es el primer desarrollo para debatir. Todo lo que yo hago es para debatir.
-¿A qué te referís con “el otro país”?
-En 1981 la música más vendida en Argentina era un ritmo llamado la gaita, algo parecido a lo que ahora es el cuarteto. Pregunté a gente de la cultura qué era una gaita y nadie sabía. Después encontré un volante en un bar que decía “Marikena canta a Brell”, algo sencillo, Marikena Monti le cantaba al poeta belga Jacques Brell. Fui donde escuchaban gaitas, a la Isla Maciel, a las villas miserias y nadie supo qué quería decir el volante. En materia de música popular, donde más deberíamos entendernos y comprendernos, había como dos países. Esquizofrenia quiere decir mente dividida. El país es la esquizofrenia, porque lo mismo se trasladaba al campo de la salud, al de la cultura.
-¿Cómo?
-Lo que en un país era herpes zoster, en el otro era culebrilla; lo que en un país era Edipo mal resuelto, en el otro era empacho, susto, ojeado; lo que en uno era orgasmo, en el otro era fierrazo. Y había instituciones que estaban hechas solamente para el otro país. A partir de esta investigación fui viendo que muchas de las cosas que teníamos en Buenos Aires, la Facultad de Abogacía, el Teatro Colón, algunos parques, eran una manera de disimular ese otro país que estaba subsumido en las calles, en los manicomios, en las villas miserias. Yo digo el otro país: según Lacan, el otro es el que nos constituye como sujetos. Éste es otro de los temas que voy a tratar. También me voy a referir al HIV, tema que estuve investigando en todo el país, y tratar de señalar el mapa político que tiene esta epidemia.
-¿En la Argentina o en el mundo?
-Ezequiel Martínez Estrada, refiriéndose a la violación de las cautivas, escribió que en el origen de los conflictos argentinos había una gota de sangre y una gota de semen, producto de la violación del conquistador a la india. Una gota de sangre, una gota de semen y un mundo nuevo: la conquista española, una de las primeras globalizaciones del mundo. Aparece el HIV, una gota de sangre, otra de semen, en el marco de otra globalización. ¿Quiénes son los que más lo padecen? Los africanos, el África Subsariana. ¿Quiénes son los que sufren la falta de medicamentos o que no tienen para compraros? Los pobres. El sida se está convirtiendo en una enfermedad de pobres. Esto lo voy a mostrar en el próximo encuentro, donde contaré cómo fui descubriendo en cada pueblo argentino el avance de la enfermedad a través de la represión y del fascismo que prohíbe en algunos lugares hablar sobre HIV.
-¿Por ejemplo?
-En un colegio de Chivilcoy, provincia de Buenos Aires, una directora me dijo en una encuesta que estaba haciendo, que prefería que sus alumnos murieran de sida antes de hablar de sexo. Este horror por la sexualidad, medio común en mucha gente, acá se magnifica por este origen bastardo. Yo me llamo Frontera; la frontera no es un límite en un mapa, es un límite cultural. Este abismo cultural, este ser criollo, hijo de una madre violada y de un padre conquistador... Algo se puede manejar dentro de un esquema sociológico, pero en el esquema intrapsíquico del sujeto, ser hijo de una violación y de una incontinencia del padre; ser hijo de una mujer sedentaria y de un tipo que está recorriendo el mundo y lo único que quiere es ganar dinero y enriquecerse, no es fácil de soportar. Hay que salir con un montón de sacerdotes a unir en el cielo lo que está separado en la tierra. Es el varón y la mujer cautiva. Yo no soy feminista ni nada parecido pero qué papel le queda al varón en un país donde no puede garantizar que su mujer no va a ser violada. Es un eunuco, está castrado. Y a esto se agrega el drama de los hijos sin padre.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
