Hugo Remedi
“Hay que profundizar la capacitación y revisar la política impositiva, entre otras cosas, para hacer competitiva a Entre Ríos”, aseguró en una entrevista con ANALISIS la presidenta del Consejo Empresario de Entre Ríos, licenciada Silvia D’Agostino. No obstante, admitió que hoy existen mejores condiciones para invertir y que se empieza a insinuar la transformación de incorporar valor agregado a nuestras materias primas. Dijo que volvería a la política en una circunstancia ideal y que tiene que ver con las convicciones de la joven del 73, y advirtió que es difícil lidiar con el Estado porque no hay políticas de mediano y largo plazo. Aseguró que cada vez hay más compromiso personal de los empresarios ante los problemas sociales “porque –agregó- a nadie le interesa vivir en una sociedad pobre y que no crece”. Manifestó que las empresas no ponen plata para campañas políticas, evitó opinar sobre las declaraciones de Oscar Mori -subalterno suyo en la gestión Juan Carlos Cresto- y se mostró sorprendida por lo del Nuevo BERSA respecto de la compra de acciones por parte de la provincia. Finalmente, dijo que los empresarios no están de acuerdo con el trabajo en negro, aunque observó que tener un empleado en blanco en Entre Ríos es caro.
-¿Hay mejores condiciones para invertir?
-Sí, hay mejores condiciones para invertir. La salida de la crisis profunda que tuvimos en el 2001-2002 ha renovado las expectativas y las ganas del sector empresario. Hay muchos sectores, los eminentemente productivos, por ejemplo, sean los industriales transformadores como el agro, la construcción, que se vieron beneficiados con la devaluación. También, vale decir, hay otros sectores internos que sufrieron esto ¿no? Pero ya en estos tres o cuatro años se ha ido acomodando la situación, o sea, el flujo de fondos que generaron los que empezaron a exportar ha hecho que mejoraran las condiciones en la demanda interna.
-¿Por ejemplo?
-Por ejemplo la metalmecánica, que vio incrementada la demanda de los sectores productivos o agroexportadores.
-¿Llevás varios años en esto no? ¿Cuál fue el momento más dramático que viviste desde la vereda del empresariado?
-Varios momentos, sobre todo desde mi empresa (Sanatorio La Entrerriana), que es una empresa dependiente del Estado en muchos aspectos y dependiente de las variables económicas en general. O sea, cuando el empleo anda mal, los aportes a la obra social son escasos y magros, y cuando hay hiperinflación, como la que tuvimos también, no podemos llevar a precio los aumentos de costos. O como cuando en la última devaluación, donde a nosotros los insumos y los medicamentos nos aumentaron enormemente y tampoco teníamos cómo negociar un aumento de precios. Fundamentalmente, por el impacto de las obras sociales que dependen del Estado, llámese PAMI, las obras sociales provinciales, los viales, los docentes, o sea dependemos mucho de la recomposición del sueldo del Estado.
-¿Alguna vez estuvieron a punto de decir “bueno, hasta aquí llegamos, cerramos”?
-Mirá, muchas veces estuvimos muy asustados, realmente muy asustados.
-¿Y cuándo fue el último susto?
-Fue a fines del 2001, fue terrible, y principios del 2002. Había hasta pocos pacientes, fue realmente terrible.
-¿Por qué la gente no quiere a los empresarios, algo que no sucede en otros países?
-Hablemos del interior del país. El empresario es uno más dentro de la comunidad, es una persona normal que ves en la calle, es otro más como vos. No hay distancia entre el empleado y el empresario dueño de la empresa, o los dueños, o los socios de la empresa. Por ahí en las grandes corporaciones o en las multinacionales, donde el empleado no conoce al directivo, hay como toda una distancia muy grande. Pero yo no creo que eso se dé en el interior del país, donde es uno más, insisto. Hay mucha influencia de empresas familiares y el ámbito donde se atiende la necesidad del empleado y de su grupo familiar. Yo no creo que esté tan mal visto el empresario.
-¿El perfil de las empresas que nuclean ustedes es de servicios fundamentalmente?
-No, no. Nosotros tenemos empresas molineras, empresas agropecuarias, empresas de jugos, avícolas, financieras, de servicios, constructoras, es decir, tenemos una gama bien variada.
-¿Hoy por hoy lo más fuerte en la provincia siguen siendo la soja y la producción avícola dentro de lo que ustedes manejan?
-Y bueno, el crecimiento que tuvo la avicultura es exponencial. O sea, fue acumulativo y exponencial, realmente ha duplicado la producción, ha invadido mercados extranjeros, pero de una manera muy seleccionada, exportando a cada uno de los destinos de acuerdo a necesidad y precio; han hecho un esfuerzo enorme. Y desde el sector agropecuario lo que tenemos es que se le está empezando a dar valor agregado a la producción agrícola. Esto es importante, lo mismo la industria molinera, que ha repuntado y se ha expandido. Tenemos el ejemplo en Paraná, que sólo no es molinería sino también hasta llegar a la pasta seca. De a poquito empezamos a insinuar esta transformación de no exportar nuestra materia prima en bruto.
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