-Gran Acuerdo Nacional. Todos tenemos nuestro minuto de gloria. Hace una semana, Gualeguaychú se convirtió en escenario de un multitudinario acto que expresaba al más amplio espectro de la política institucional de la República. El radical Julio Cobos, gobernador de Mendoza, con una saludable dosis de transparencia y valentía fue explícito en caracterizar el acto como político. De esa manera, levantaba la apuesta formulada por quienes ponían en cuestión las motivaciones de la convocatoria oficialista y a la que buena parte de la oposición terminó adhiriendo. En la apertura, el anfitrión Daniel Irigoyen reconoció la importancia que adquiría para aquella comunidad tamaño acompañamiento a su lucha. Tanto la definición de Irigoyen como el carácter político destacado por Cobos pusieron la tensión adecuada a un ambiente ciudadano como el que domina en Gualeguaychú, que mayoritariamente inscribe la defensa de su medio ambiente en una severa asepsia política. La multitudinaria concurrencia configuró un fuerte respaldo político a la determinación del gobierno de pleitear jurídicamente con la República Oriental del Uruguay ante la Corte Internacional de Justicia con sede en La Haya. El carácter nacional de la decisión quedó respaldado también por la imponente referencia institucional congregada en el palco. La articulación que supo hacer Néstor Kirchner en esta convocatoria tan sólo es comparable a aquella que supo congregar el ex Presidente Raúl Ricardo Alfonsín, frente al recordado levantamiento carapintada del coronel Aldo Rico, en 1987. Esta novedosa forma de acumulación de consensos que dinamiza el Presidente Kirchner estriba más sobre acuerdos concretos y puntuales que sobre definiciones ideológicas de tipo general. Puede gustar más, puede gustar menos, pero nadie puede dudar de su eficacia. Luego, el discurso presidencial fijó claramente el marco en el que se inscribe la posición del Estado Nacional. Kirchner hizo referencia a la violación por parte de la República Oriental del Uruguay del Tratado del Río Uruguay suscripto por aquel país y la Argentina en febrero de 1975 y la consecuente habilitación para el reclamo ante la Corte Internacional tal como lo prevé -para el caso de divergencias entre las partes- el propio Tratado. El Presidente hizo su exposición como si hubiera estado alegando frente a la misma Corte.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS)
-Ni chicha ni limonada. Si bien la convocatoria a Gualeguaychú tuvo un marco nacional, su sola organización incrementó la dinámica propia de la política entrerriana. Las rajaduras que presenta la UCR entrerriana más parecen productos de un terremoto que de una mera derrota electoral. El desfile de intendentes radicales comprometiendo su presencia al lado del Presidente Kirchner impactó en el seno del Comité Provincia del radicalismo. De una cerrada oposición inicial terminaron no tomando definición alguna. Ni apoyo y presencia, ni crítica o ausencia. El radicalismo provincial no fue ni chicha ni limonada, y debieron callar frente al portazo del diputado provincial de Gualeguaychú, Osvaldo Fernández, que desde un primer momento se anotó en la partida al igual que los intendentes que sueñan con inauguraciones y cortes de cinta al calor de un nivel de obra pública que ni alcoholizados pensaban concretar cuando hace casi dos años eran simples candidatos. Es que el virtuosismo del modelo económico post devaluación muestra sus aristas más simpáticas precisamente en los ingentes recursos que se distribuyen desde las ventanillas de la institución más cercana a la gente: los municipios. No merituar tamaño aditamento demuestra que la dirigencia provincial de la UCR se queda en la política de comité y lejos está de darle cauce al aire fresco que pueden aportarles los intendentes a su tan necesaria renovación.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS)
-Concertación. La Concertación Entrerriana no se ubicó con mucha mayor solidez frente la movida presidencial que los correligionarios provinciales. Aunque no deja de ser ponderable el temperamento positivo que tuvo su principal referente, el diputado nacional Emilio Martínez Garbino. Por primera vez en mucho tiempo, el ex intendente de Gualeguaychú volcó una opinión favorable frente a la política de Kirchner. Pero claro, en los ámbitos en que últimamente se mueve esa es la opinión casi solitaria de Martínez Garbino. Peronista al fin, no deja de encontrar en la base de la pirámide social el fuerte eco de aceptación a la figura presidencial. En contraposición y apenas unos días antes, en oportunidad del informe a la Cámara de Diputados de la Nación por parte del jefe de Gabinete, Alberto Fernández, su compañero de bancada, el legislador de la Concertación Entrerriana Juan Carlos Lucio Godoy oradó los argumentos oficiales insistiendo en los errores que había cometido la Cancillería Argentina para que el conflicto con el Uruguay haya espiralado a este nivel.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS)
-Parecido pero diferente. Como condimento que agudiza el desconcierto de la Concertación Entrerriana, el sector peronista agrupado en el Partido Nuevo Espacio, luego de un largo tiempo de estar subsumido en un debate interno, comienza a insinuar definiciones. Sin embargo, la propia definición a la que arribó el plenario desarrollado durante el fin de semana denota los inconvenientes para saldar el debate hacia el interior del agrupamiento. Se apoya la “reelección de Kirchner”, pero nada se dice de la gestión de gobierno, como si nada hubiera cambiado en la Argentina de los últimos años. En la intimidad de la génesis kirchnerista han quedado pendientes varias cuitas entre quien en aquellos tiempos era un desconocido gobernador patagónico y dirigentes de Militancia de Gualeguaychú. Jaime Gustavo Martínez Garbino seguramente habría sido, de no mediar aquellas contrariedades, funcionario de primerísimo nivel del hoy Presidente. Las diferencias no se resolvieron en el plano de la política, y aún hoy ponen ruido en la relación del sector con Kirchner. Para colmo, luego del mitin que el Nuevo Espacio celebró en Nogoyá para arribar a esta definición sobre la política nacional, se designa al concejal Héctor De la Fuente como vocero. De todas maneras, se debe señalar que es la primera vez que el Nuevo Espacio logra formalizar públicamente una declaración de apoyo al gobierno nacional. Con anterioridad los gestos de indudable adhesión al Presidente Kirchner provenían casi con exclusividad de Daniel Irigoyen. Y en este caso vale aclarar que esa adhesión trasciende las conveniencias y agachadas tan comunes en todos los jefes comunales que intentan asegurarse el flujo de recursos para sus administraciones. Daniel Irigoyen adhiere a la política nacional desde un profundo y coherente compromiso militante que comparte con los más fieles coroneles kirchneristas, especialmente con Carlos Kunkel.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS)
