Sandra Miguez
Consultado por ANALISIS, Jorge Kerz, ex coordinador de Ejecución y Control de las Políticas Sociales del gobierno provincial, hace una revisión de su paso por el Ministerio de Salud y Acción Social. Kerz llegó en el momento de mayor conflictividad de esa cartera, luego del escándalo por la incineración y estropicio de mercadería dejada vencer, que derivó en la salida de la ex ministra de Salud y Acción Social, Graciela López de Degani. Pero tan sólo tres meses perduró en ese cargo, ya que según explica: “Me fui desinteresando de manera indirecta”, debido a la negativa del gobierno nacional de establecer lo que podría denominarse un plan de ingreso universal. Kerz entiende que hubo cambios positivos, como la regularidad de la asistencia, y advierte que se ha puesto coto al manejo discrecional con que se encaraba la ayuda social.
Muchos fueron los que se ilusionaron cuando ante el escándalo por la quema de alimentos creyeron entrever la posibilidad de un cambio. La figura de Jorge Kerz se erigió raudamente trayendo consigo la imagen de transparencia ampliamente anhelada, frente a lo que había sido un bochorno público.
Transparentar la acción de gobierno e investigar sobre las irregularidades cometidas fueron los lemas que se reiteraron por esos días, y en este mismo sentido, este criterio pareció profundizarse cuando se produjo el cambio en la cartera de Salud y Acción Social, el 11 de julio del año pasado, con la llegada de Gustavo Bordet, que venía a desplazar a Graciela López de Degani, tras la batahola desencadenada por la quema, entierro y estropicio de mercadería de los programas sociales y nutricionales que había sido dejada vencer.
Fueron varios también los que pensaron que el caso iba a ser emblemático, que iba a haber un antes y un después en la forma de hacer política social.
Las voces se levantaron como un reclamo junto a las columnas de humo de las provistas incineradas. Pero del mismo modo, con la misma velocidad, junto al humo se fueron disipando una a una las expectativas, y la llegada de Jorge Kerz al quinto piso del Ministerio de Salud y Acción Social, que fue anunciada con bombos y platillos, no fue sino un paso de apenas tres meses por un área en la que sustancialmente poco se ha cambiado.
Antes de eso, el gobernador de la provincia, Jorge Busti, hábil en sus reflejos políticos, había interpretado cabalmente cómo debía operar frente al problema que cobraba ribetes inusitados de escándalo público: buscar una personalidad que gozara del respeto y consideración de la opinión pública. Y el sociólogo Jorge Kerz parecía ser la figura que ostentaba ese beneficio. Había asumido como titular en la Defensoría del Pueblo en la Municipalidad de Paraná, reconocido como un hombre honesto, tema que había sido remarcado oportunamente en los distintos medios periodísticos que cubrieron esa instancia.
Kerz aceptó el cargo de coordinador de Ejecución y Control de las Políticas Sociales propuesto por el gobierno provincial pocos días antes de que se concretara el reemplazo de la por entonces ministra Graciela López por el contador Gustavo Bordet.
Sacar de circulación política a Graciela López de Degani, acorralada por las denuncias y por la desaprobación interna de colaboradores y militantes, significó demostrar una vez más que el poder estaba concentrado en la figura del gobernador, algo que, lejos de debilitarlo, lo fortaleció como conductor.
“Todo está como era entonces…”
Cual una réplica del poema de Olegario Víctor Andrade, en acción social las cosas no han tenido un cambio significativo en cuanto a lo estratégico. Si bien es necesario señalar que hoy no existen inconvenientes en cuanto a la cobertura asistencial que brinda el Ministerio de Salud y Acción Social, no se han realizado cambios en otras áreas estratégicas que permitan a esta cartera gubernamental ocuparse de otras líneas de acción para salir del asistencialismo.
"Se realizarán todos los controles que sean necesarios para que la ayuda social llegue a destino y no haya desvíos", fue una de las primeras frases del flamante ministro Bordet, algo que parece haberse cumplido cabalmente.
Sin embargo, no hay cambios trascendentales a la vista; la política de acción social sigue distribuyendo programas sociales, bolsones de alimentos, aunque ahora con regularidad; la mercadería sigue siendo apiñada en algún otro galpón –esta vez mejor acondicionado- y es prudente señalar que no es poco el mérito en este sentido, cuando ya no se oyen reclamos insistentes por irregularidades en la distribución de los planes sociales, o por parte de los proveedores del Estado respecto del incumplimiento del pago de alguna prestación.
No se trata sólo de la obra de Jorge Kerz, pero sí es necesario recordar que fue quien por esos días -lanzado a un punto de protagonismo máximo- debió comandar el equipo que soportó estoicamente todo tipo de críticas -por el accionar de la gestión de ese Ministerio que acababa de salir de la función pública- hasta intentar “poner en caja” la situación que había salido de todo contexto.
“Algo pasó a favor -señala Kerz al ser consultado por ANALISIS para hacer una revisión en perspectiva-. Ahora vemos que todos los meses sale en forma regular la entrega de los tickets, y los bonos PAF (Programa de Asistencia Familiar), los subsidios, se reparten en tiempo y forma, y en esto hay que destacar el trabajo que se hizo en equipo, junto a Cristina Salas, o bajo la impronta que le dio el propio ministro Bordet al asumir y encarar estos temas”, explica quien hoy se desempeña como titular del Consejo General de Educación (CGE), para acotar que en cuanto a los programas sociales “han mejorado mucho aunque nunca es suficiente, y no es la forma para dar solución, pero ya no hay denuncias o reclamos”.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
