Álvaro Moreyra
Los destinos del fútbol son inimaginables, cuando practicás ese deporte, un abanico de posibilidades aparecen en el horizonte y remotas ciudades pueden ser tu morada. En una pequeña población de Italia, en la Región de Campaña de Nápoles, se encuentra la ciudad de Volla, una localidad de casi 21.500 habitantes, y uno de ellos es paranaense. Se trata de Sebastián Vicentín, futbolista formado en la inferiores de Los Toritos de Chiclana, de paso por Atlético Paraná y Unión de Crespo en el balompié regional, que a su vez hizo inferiores en Newell’s de Rosario y estuvo a punto de fichar en Boca y posteriormente en Huracán y por esas jugadas del azar no pudo ser. El corpulento delantero también defendió los colores de Germinal de Rawson en el Argentino B y tuvo un fugaz paso por el Lugano de Suiza. No son pocos los palmares que ostenta el jugador, que en la actualidad defiende los colores del Virtus Volla de la cuarta división del Calcio italiano.
Sebastián Vicentín se encuentra en la capital provincial disfrutando con sus seres queridos -esos que se extrañan a rabiar cuando se está lejos- de unas merecidas vacaciones.
Es imposible no comenzar haciendo una breve reseña de la historia futbolística que posee el delantero nacido en la entidad tricolor de Barrio San Roque: “A los cinco años comencé a jugar en Toritos y estuve hasta los 9, después jugué por tres años más en Atlético Paraná y después fui a préstamo por unos meses a Neuquén”, relata Sebas, como le dicen los íntimos.
-¿Después qué te deparó el fútbol?
-En Neuquén surgió la chance de ir a probarme a Newell’s y quedé, allí estuve desde el ‘98, jugando en 8ª y 7ª división, pero lamentablemente, por problemas con el pase, me cedieron a Rosario San José, donde jugué casi tres años, desde 2000 a 2003.
-¿Y luego?
-Lo positivo de esa incursión fue que en ese momento apareció la posibilidad de viajar y probarme en Boca, donde practiqué un mes y después en Huracán, ahí estuve más de dos meses y llegué hacer la pretemporada, pero desde la entidad rosarina no quisieron liberar el pase y tuve que volver. De hecho mis padres ya habían firmado con el club de Parque Patricios y a último momento se cayó el pase.
-Toda la bronca del mundo, ¿no?
-Obviamente, después de eso finalicé mi vínculo con ese equipo y jugué en 2003 un campeonato en Unión de Crespo y a mitad de año me fui a Germinal de Rawson, donde jugué el Torneo Argentino B.
-Comenzaban a abrirse las puertas…
-Sí, encima al poco tiempo apareció la chance de irme al Lugano de Suiza. Todo se dio rápidamente y llegué el 15 de enero de 2004 (NdR, ese recuerdo parece estar marcado a fuego en su memoria por la emoción que transmite su rostro). Allá estuve hasta junio y en ese lapso jugué 13 partidos e hice 12 goles.
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