-Tributos, castigos y privilegios. La cuestión parecía rozar la posibilidad de la escalada pública y por ello el Presidente zamarreó el tema a pesar de que varios de sus aliados eran actores caracterizados de esas acciones. El reto presidencial estaba dirigido a frenar el aumento de la presión tributaria vía aumento de tasas municipales. El problema sobrevuela toda la geografía nacional, pero la repercusión por los principales medios de comunicación de las quejas en el conurbano bonaerense terminan instalando el conflicto en el principal despacho de la Casa Rosada. Es que mientras muchos intendentes levantaban su voz como verdaderos abanderados en la lucha contra la inflación y el aumento de precios, su propia política recaudatoria levantaba la indignación popular por lo cual los vecinos más bullangueros denunciaban un verdadero despojo. Pero como suele decir Inodoro Pereyra, el problema parece ser universal. Son muchos los municipios en el país que han incrementado el valor de las tasas por los servicios que prestan a niveles que los contribuyentes consideran exagerados. El de la ciudad capital de nuestra provincia es uno de ellos. El aumento sorprende pues el devenir económico y financiero de los municipios al calor de varias variables ha dejado atrás aquellas épocas de funcionamiento con déficit crónicos. El mejoramiento general de la situación invita al vecino responsable a cumplir con sus obligaciones, y así, muchos ciudadanos que habían caído involuntariamente en mora por la crisis, comienzan a regularizar su situación pasando por ventanilla. La recaudación en concepto de la llamada Tasa de Higiene, que es la imposición a la actividad comercial, ha experimentado un fortísimo aumento por el natural incremento de la actividad económica. Junto con ellos esta gestión es tributaria de un aumento sustantivo de los montos recibidos por coparticipación nacional que casi triplican lo que se recibía en el lejano / cercano año 2002. Así, el hombre de la calle no entiende por qué se deban aumentar las tasas y tampoco entiende por qué el municipio de Paraná presenta un desequilibrio financiero tan abultado como altos funcionarios del gobierno local lo han admitido. El desfase es más incomprensible pues los vecinos no sólo no perciben mejoras en los servicios sino que además saben que el Estado Nacional ha revertido su ausentismo y hoy asiste con premura tanto a las provincias como a los municipios con infinidad de planes sociales, de salud o de equipamiento que también significan ingresos de recursos por vías indirectas.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS)
-El maquillaje no alcanza. Es evidente que la mayoría de los intendentes continúa definiendo sus políticas con la lógica de los 90, sólo se maquillaron de kirchneristas. En ese sentido, no han dado cuenta aún de que a las “verdades” del neoliberalismo se las debe jaquear con medidas alternativas. Pero claro, al calorcito del incremento de la recaudación nadie se pone a pensar en reformas de fondo que aseguren un nuevo esquema de financiamiento del Estado. Esto es absolutamente indispensable y cuando más rápido se haga, será mejor. Y es indispensable pues la reconstrucción del aparato estatal requiere de ingentes recursos hoy aún ausentes para recuperar terreno en aquellas áreas que son función indelegable. No hay posibilidades de recuperar la educación pública, la salud pública, la seguridad pública, la justicia, la obra pública, sin recursos. Pero también es cierto que el esquema impositivo debe cambiar sobre otras premisas. El principio de igualdad ante la ley en este asunto implica adoptar aquella sentencia de “igualdad entre iguales”. Esto es, Pérez Companc puede ser igual a Sergio Taselli, pero no es igual al albañil J. Pérez. A partir de allí, los que más tienen, más ponen. Otorgar progresividad al esquema impositivo actual es el primer paso importante en función de redistribuir la riqueza. Por si no se sabe, a pesar de los esfuerzos del gobierno de Kirchner de quebrar la tendencia empobrecedora, la riqueza sigue concentrándose en la Argentina. En definitiva, es correcto que los gobiernos hagan esfuerzos por aumentar los recursos genuinos que respalden financieramente la acción del Estado, pero esta búsqueda de mayores recursos no admite cualquier solución. Requiere esfuerzo, estudio, convicción, creatividad y sobre todo una clara noción de quienes deben ser los mayores aportantes. Por otro lado, la relativa bonanza fiscal no habilita a soltar las amarras del gasto. Es evidente que algunos creyeron que la coparticipación creciente cubriría cualquier extravagancia. La mayoría de las administraciones municipales tomaron en cuenta la política nacional en el costado que les convenía sin revisar las prácticas tradicionales. En el caso particular de la comuna paranaense, esta incoherencia termina desnudándose a fines del 2005, cuando las cuentas en rojo no pudieron ocultarse. Frente a esa situación y a la desesperada se echó mano a lo primero que tienen, aumentar las tazas. Al momento de que la ciudadanía debe afrontar los pagos con el recálculo correspondiente comienzan a sonar los rezongos azuzados por una interna inocultable. El consejo presidencial deja un final abierto a la resistencia popular a los aumentos. Al tomar estas medidas a la ligera, perseguidos por la necesidad de equilibrar las cuentas, sin criterios de equidad, sin valorar la evolución de los recursos en los diferentes sectores productivos, la injusticia social se hace evidente y el rechazo vecinal gana la calle.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS)
-Solanas y más de lo mismo. Como se dice, el municipio de Paraná transita por los caminos críticos del desbalance. El aumento indiscriminado de las tasas ha despertado un rechazo cuyos resultados concretos se verán seguramente en los meses que vienen. La suerte sobre el cumplimiento del impuesto no pone a salvo a Julio Solanas del ruido social que han despertado sus medidas. Frente a la embestida de la oposición, cuya cara más visible es la del concejal de la Concertación Entrerriana, Aldo Bachetti, el staff político de la comuna ha desnudado debilidades muy grandes. Nadie con solvencia técnica ha salido a defender las medidas y algunos que se atrevieron dieron tantas muestras de incoherencia y falta de estudio en la materia, que tal vez hubiera sido mejor que permanecer callados. El bloque oficialista en el Concejo Deliberante dista mucho de generar confianza en los vecinos. Para colmo, en el ir y venir de la discusión de los incrementos se puso al descubierto que el Concejo Deliberante de Paraná es uno de los más caros del país. En este contexto los apremios para el intendente Julio Solanas se multiplican y este tramo de su gestión se hace difícil. La Intendencia necesita una inyección de recursos que le permita conjurar el desequilibrio y luego poner nuevamente en marcha la obra pública municipal, pero también las protestas afectan a la gestión municipal y la ponen en vidriera mostrando un perfil negativo. Este juego se hace sensible pues las aspiraciones políticas del intendente están ligadas –entre otras cosas- a la suerte de la gestión municipal.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS)
