Daniel Tirso Fiorotto
(especial para ANALISIS)
Una red de vigilantes, alcahuetes, quintacolumnistas, punteros políticos en fin, sostiene el poder de Domingo Daniel Rossi en Santa Elena, según los testimonios coincidentes de una decena de vecinos de distintos rubros y oficios, consultados por ANALISIS. Colocar un puntero en cada rincón, darle aire para que los que están alrededor de ese intermediario se sientan favorecidos, y desacreditar con cualquier método al político o al periodista que intenta mostrar un espíritu crítico, es una constante. Hasta para usar la ambulancia conviene ser del palo… En materia política, Santa Elena se muestra como un concentrado de provincia en frasco chico.
Los dirigentes políticos o gremiales que están más expuestos no tienen problemas en denunciar con nombre y apellido los vicios de la construcción política del intendente Domingo Daniel Rossi (PJ). La gente común, en cambio, el ama de casa, el peón, el empleado, por lo general sólo opina fuera de micrófono, o con las garantías absolutas de que su nombre no saldrá en el medio.
A la hora de hablar del intendente, un grabador espanta a muchos vecinos de Santa Elena. Y es que animarse a las críticas públicas puede acarrear la pérdida del colectivo que lleva a los hijos a estudiar, el apriete con las tasas, dificultades en el club; puede significar la pérdida de un subsidio social, o de la perspectiva de casa propia, o de trabajo de un hermano desocupado. Y quien se ponga de punta con el intendente tendrá dudas, por lo menos dudas, sobre la llegada a tiempo de la ambulancia en caso de urgencia. O simplemente quedará expuesto a un aluvión de calumnias radiales que casi nadie está dispuesto a soportar.
Si Rossi tiene o no la metodología que le endilgan, la del apriete y la persecución y el descrédito para acobardar a sus adversarios, puede ser materia de opinión. Lo que sí resulta evidente, es que muchas personas piensan y sostienen que Rossi es autoritario, y aseguran que el éxito de su gestión radica en dar o prometer a cambio de tener un ojo en cada reunión de más de dos personas y desgastar a los adversarios sin ahorrar medios. Según los testimonios registrados por ANALISIS, en Santa Elena se la pasa mejor como adulador de Rossi que como crítico, aunque en el mediano y largo plazo la sociedad podrá evaluar cuánta dignidad, cuánta libertad perdió en el camino.
La política del puntero y el punterazo es un clásico de Santa Elena. Los estudiosos dicen que otros fueron similares allí, pero lo de Rossi, procesado por presunto enriquecimiento ilícito, ha llegado a un extremo que cuesta definir su estilo como una peculiaridad dentro de la democracia.
Dedocracia
No todos los testimonios que aquí aparecen pidieron anonimato, pero dadas las circunstancias, se prefirió poner a salvo sus nombres.
-¿Cómo se maneja Rossi en cada lugar, por ejemplo?
Primer hombre: Y bueno, se nota en las decisiones que toma sin consultar al pueblo, por ejemplo en la venta que se ha hecho de la estancia El Quebracho. El gobernador siempre decía que esto iba a quedar como un resarcimiento para Santa Elena por la mala privatización que se hizo del frigorífico, para que en esta tierra trabajen los obreros, los colonos, y sale haciendo un negociado, porque está vendiendo y le está quitando la tierra a los colonos.
-¿Es cierto que Rossi intenta formar listados propios de trabajadores para empresas privadas?
Segundo hombre: Sí, en Santa Elena se da eso. Creemos que es una falta de respeto hacia las empresas que tienen derecho de tomar a la gente que se le cante sin tener que ser condicionados por el intendente. Por ahí Rossi se quiere hacer el buenito con algún sector del pueblo cuando hace 14 años que nos tiene con la dignidad por el suelo porque él fue uno de los causantes de la privatización del frigorífico, junto con el gobernador (Jorge) Busti. Y ahora se quieren hacer los buenitos con algún sector, y quieren echarnos la culpa a los trabajadores sociales, de que nosotros…
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
