Florencia Penna

Filmada en escenarios naturales de Paraná y Victoria en 2002, el primer largometraje de Celina Murga llega por fin a los cines locales, donde se podrá ver desde hoy hasta el próximo martes. El avant premiere será a las 21.30, en el cine ubicado en el supermercado de Ituzaingó y Pirán, y allí estarán presentes tanto la directora como la actriz Camila Toker. En diálogo con ANALISIS, Murga se refirió a las asimetrías que enfrenta una producción independiente en una sala comercial y a la necesidad de fomentar el cine artístico.

Ana es la joven que visita a su ciudad natal tras ocho años de ausencia, y los otros son los demás, los que hacen un mundo que conoce pero no tanto, al que pertenece pero tal vez ya no. En ese -este- lugar, surgirá un pasado, una historia de amor suspendida. Y una búsqueda que, quizá, no sea más que de sí misma: ella nunca explicitará qué piensa de lo que ve ni de quiénes ve, pero sin duda en todo ello habrá algo de su identidad.

La directora, Celina Murga, ha declarado reiteradas veces que no se trata literalmente de una película autobiográfica. Su historia, similar quizá en algunas situaciones, ha sido otra. Nació en Paraná en 1973 y, tras finalizar el secundario en la Escuela Normal, se mudó a Buenos Aires a estudiar comunicación, carrera que al año cambió por la de cine. Se formó en la FUC (Universidad del Cine, dirigida por Manuel Antín), y desde entonces ha trabajado en varias producciones cinematográficas, ejerciendo diversos roles: como directora (cortos), guionista, directora de arte, montajista, asistente o ayudante de Dirección y productora. Su otro trabajo, la docencia, también está ligada al cine, como su vida sentimental pues su pareja -y padre de su hijo- es Juan Villegas, director de Sábado y la reciente Los suicidas (una adaptación de la novela homónima de Antonio Di Benedetto, presentada en el último Festival de San Sebastián). Con él e Inés Gamarci, formaron el año pasado la productora Tresmilmundos Cine, que está dando impulso a los nuevos proyectos de los dos jóvenes cineastas. Justamente, ambos están desarrollando el documental La ruta de Salamote, que tratará sobre el arquitecto que diseñó monumentales edificios públicos en zonas bonaerenses y pampeanas. Por otro lado, Murga ya tiene el guión de su próximo largometraje terminado. “Estoy muy entusiasmada con él y pensamos filmarlo el año que viene”, dijo acerca de Fin de semana solos. “Es un gran desafío porque sólo trabajan chicos. Son siete, de entre siete y 14 años que viven en uno de los tantos barrios privados que rodean a la capital federal”, adelantó.

Esta conexión con los niños ya se vislumbra en Ana y los otros, para donde buscó un chico de ocho años. No pasa desapercibido el hecho que las escenas que suceden en Victoria, donde Ana es acompañada -en su exploración y espera- por un amiguito muy vivaz, sean de las mejores que ofrece el film. La directora vio en Juan Cruz a un actor nato, y él le brindó una elocuente actuación. Para comprobarlo -o no-, el cine ubicado en Ituzaingó y Pirán ofrece la oportunidad desde hoy hasta el martes, en dos funciones diarias (a las 19 y 21.30). El precio de la entrada es de jueves a lunes 8 pesos, y el día martes 6 pesos.

“La quiero mucho, me dio mucho”

Ana y los otros fue filmada en 16 mm, entre marzo y mayo de 2002 en locaciones entrerrianas. Fue realizada gracias a los aportes de la Universidad del Cine, el Gobierno de la Provincia de Entre Ríos, el de la Municipalidad de la Ciudad de Paraná y un apoyo para la postproducción otorgado por la Hubert Bals Fund.

-¿Desde cuándo más o menos empezaste a trabajar el guión y cuánto fue el tiempo de filmación?
-El guión tuvo un proceso muy largo de escritura. Cuando tuve una primera versión empecé a hacer entrevistas tipo casting con gente de la edad de los personajes, entre 20 a 27 años. Eso los enriqueció mucho, surgieron ideas de situaciones, de diálogo. El tiempo de filmación fueron unas ocho semanas, se estiró bastante porque tuvimos mucha lluvia y había muchas escenas en exteriores.

-Si bien hubo un primer contacto el 3 de noviembre de 2003, al proyectarse la película ante un Teatro 3 de Febrero lleno, ¿qué esperás del público local?
-Que le guste la película, que la disfruten. Que disfruten de ver su ciudad, de verse.

-¿Cómo será el recorrido comercial? ¿Con cuántas copias contás para su exhibición?
-Estrenamos con siete copias. La primera quincena de enero lo hacemos en Ciudad de Buenos Aires y luego la idea es hacer Santa Fe, Rosario y Córdoba.

-¿Cuál es tu opinión acerca de la distribución actual de las salas para producciones nacionales independientes que se enfrentan asimétricamente a películas que llegan al país acompañadas de un gran aparato publicitario?
-Es difícil mantenerse en las salas. Para los exhibidores el cine es un negocio y es lógico que quieran hacer plata y, con ese criterio, es también lógico que Harry Potter deje más dividendos que Ana y los otros y que cualquier otra película argentina independiente. El problema es tener que competir así, es como comparar peras con manzanas, no es lo mismo. Este tipo de películas habitualmente funcionan por el boca en boca pero si no están más que una semana en cartel, la gente no llega a verlas. Tendría que haber algún tipo de fomento a las salas (como hay por ejemplo en Francia) que toman películas “de riesgo” para que les rinda programar un cine menos seguro. Creo que todas las películas tienen un público, que obviamente no es siempre el mismo pero existe. ¿Por qué queremos que todas las películas sean masivas?

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)