Silvio Méndez
De visita por Paraná, invitado a debatir sobre democracia y economía, el presidente a nivel nacional de la Asamblea de pequeños y medianos empresarios (APYME), Francisco Dos Reis, habló sobre la situación y las perspectivas del sector. En diálogo con ANALISIS, el representante gremial también se refirió a la actual coyuntura tras la recomposición de las cuentas fiscales. En este sentido, planteó como temas centrales la necesidad de una redistribución del ingreso y la integración a Latinoamérica como un modelo de crecimiento amplio. Asimismo, Dos Reis señaló que, para poder recuperar a los caídos del sistema, desde el Estado se debe aceptar que en 2001 hubo una “guerra civil” que devastó el país. Por otra parte, afirmó que el rumbo de la política económica del gobierno nacional está en un campo de disputa interno de cuya definición dependerá el destino colectivo.
Luego de la burbuja económica de los 90, la traumática devaluación y la recomposición de las arcas del Estado, las heridas en los sectores más débiles y postergados aún siguen abiertas. Entre estos grupos, sin dudas, se pueden contar con miles de pequeñas y medianas empresas -muchas de ellas familiares- que quedaron en el tendal o tocadas de muerte. En el vendaval, un gobierno que en apariencias débil asumió la administración del Estado, hoy parece fortalecido como nunca. Algunos guarismos positivos de la macro economía y el respaldo de legitimidad institucional que le dio la buena performance en las últimas elecciones, pareciera colocar al oficialismo en una posición inigualable de maniobra.
Pero mientras de distintos estratos relegados aguardan señales halagüeñas, no son pocas las medidas que hacen dudar de las intenciones anunciadas en los discursos de campaña. El pregonado acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para fin de año augura un ajuste de tarifas de servicios públicos que se suma al obediente cumplimiento de los pagos, mientras la inflación generada por los grandes grupos formadores de precios le sigue ganando la carrera a la recomposición salarial y el trabajo en negro. A su vez, en lo político, el abierto interés por congraciarse con Estados Unidos nunca ha sido tan evidente como en la postura que se asume para la IV Cumbre de las Américas que se inicia mañana en Mar del Plata, en un operativo de seguridad, espionaje y control como jamás antes se ha visto en el país; un aparato jurídico, represivo y gestión de dádivas que también ha doblegado la protesta social. En medio de un escenario que pareciera intencionalmente difuso, no son pocas las dificultades de quienes proponen generar propuestas que inviertan efectivamente un proceso de sutil exterminio de la mayor parte de la sociedad iniciado en la última dictadura militar.
Organizado por el proyecto de extensión académica “Por una nueva economía”, de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER), se realizó la semana pasada una charla debate sobre la propuesta de discutir un modelo de democracia y el resguardo de las pequeñas y medianas empresas (pymes). En esta oportunidad disertó Francisco Dos Reis, presidente de APYME nacional, que en charla con ANALISIS se refirió a las condiciones necesarias para el recupero y la oportunidad histórica para hacerlo.
-¿Cuál es la situación de las pymes tras la debacle de 2001?
-Comparativamente estamos mejor que en 2001, naturalmente. La devaluación contribuyó a mejorar la posición de las pequeñas y medianas empresas. Muchas arrastramos el ancla de la década del 90, las dificultades para hacerse cargo del aumento del salario. En el caso de esta puja el sector plantea que no está en condiciones, fundamentalmente en las economías regionales, en el interior es más complejo. En el Gran Buenos Aires está en mejor situación. Bueno, hay pymes que están trabajando bien, pero con un modelo de inversión -muy poco- de la década pasada, con escaso crédito para las pymes y un modelo sin definir entre lo que va a pasar, lo que pasó y lo que está transcurriendo. Ahora parece la novedad que la Unión Industrial Argentina (UIA) quiere congelar los salarios por 180 días. Entonces uno dice: son las medidas más ortodoxas que se conocen. Que el ajuste salga a través del control salarial, lo que pasó siempre. ¿Quién se va a ser cargo de la supuesta inflación?; no el causante sino donde impacta. Ésta es la situación. Es mucho más complejo el tema. Por ejemplo, el crecimiento de la economía dio como resultado en el cinturón industrial que no hay personal calificado para trabajar. Es un cuello de botella gravísimo. Hoy ya no hay torneros, ajustadores, fresadores, técnicos textiles, gráficos; no hay personal calificado, porque se perdieron 30 años de desarrollo. La mayoría de estas personas calificadas tienen 45, 50 años. No hay más jóvenes.
-¿Cómo toma a las pymes la carrera contra la inflación?
-Nosotros somos víctimas, como los trabajadores. Tenemos problemas de rentabilidad y vamos atrás de la inflación. Históricamente fue así. Puede haber alguna excepción, pero en general venimos atrás. Cuando el gobierno dice que quiere pactar con los hipermercados el aumento del precio de la canasta básica de alimentos hace bien, es un grupo concentrado que tiene capacidad hegemónica y que determina la rentabilidad de sus empresas por presión. No es que el aumento del costo de los salarios impacte en el proceso inflacionario y pierdan rentabilidad; hoy la rentabilidad está concentrada en dos o tres empresas.
-Con esta suerte de reactivación del mercado interno, ¿hay algún rubro que comparativamente tomó ventaja?
-Yo me no atrevería asegurar que no. Pero, ¿cuáles fueron los sectores más atacados de la economía? Los textiles, los zapateros, los jugueteros. Si en estos días todos los productos de juguetería que estaban en la Aduana hubieran entrado, habría impactado de tal manera al sector que hubiera terminado con las pocas fábricas que tiene la Argentina. No somos competitivos con los chinos, es imposible, ellos fabrican el 75 por ciento en todo el mundo. La producción de escala es todo un tema, inclusive con Brasil. Estamos a una escala muy baja, un país con muy pocos habitantes que consume la mitad. Es un tema a discutir cómo vamos hacer para resolver esto. Ahora, el único factor determinante de la competitividad fue la devaluación, no hubo otro y se está acotando. La Argentina está bien posicionada en el mundo porque tiene una capacidad exportadora de commodity, petróleo, cosechas record de 82 millones de toneladas de granos, que es una cosa infernal, con un superávit fiscal importante que no sé cómo se va acompañar. Porque tenemos un compromiso con el FMI, que vamos a ver cómo lo cumple. Es un horizonte complejo.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
