-Ganadores y perdedores. Cuando comienzan a decantar los resultados finales de las elecciones legislativas y Consulta Popular, algunos pisan el estribo para ensillar mejor y los más para desensillar hasta que aclare. Mientras tanto, pareciera que algunos han desplegado un curso acelerado de matemáticas. Pero más allá de los prismas a través de los cuales se realizan las lecturas es indudable que la oposición política provincial termina la contienda bastante maltrecha. El radicalismo perforó hacia abajo su piso histórico y quedó entre el primer y segundo subsuelo. La situación post electoral del Nuevo Espacio no es grave si se la compara con la UCR, pero no se puede obviar que en términos absolutos ha perdido peso respecto a la elección realizada en noviembre del 2003. Y no sólo eso. La andanada de golpes a los que el NE fue sometido por el PJ le provocaron dos derrotas que se cuentan entre las principales sorpresas de la jornada. El NE pierde a instancias del justicialismo en las dos ciudades en que es gobierno local, La Paz y Gualeguaychú. Con todos estos datos en la mano, la doctrina indica que lo atinado es desensillar y dar un espacio a la reflexión sobre lo pasado y pisado. Pero es claro, pensar, sobre todo para los radicales, ha dejado de ser tarea realizable. Eso les suena casi como un pasaje al infierno. De ahí que la estrategia adoptada sea correr para adelante, fugar de los números que muestra la realidad y hacer cuentas con la esperanza de encontrar lo imposible: que Jorge Busti no es Jorge Busti, que el justicialismo no gana y que el radicalismo sigue vivo, ha aprendido a gobernar y alguna vez podrá terminar una gestión en forma normal.

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-Programa de gobierno No. La espumita también subió al microencéfalo gubernamental provocando lecturas exageradas que se entienden en la picardía criolla de aquello que “el que pega primero, pega mejor”, y en la pretensión de dejar instalada en el imaginario colectivo una sensación de adhesión mayor a la real. No había razones para despertar euforia, a excepción de resultados puntuales como los ya citados en La Paz y Gualeguaychú. Se sabe que Jorge Busti, en tanto figura central de la campaña electoral, desde hace muchos años ostenta un piso de adhesión muy alto, pero también tiene un techo que se le ha presentado infranqueable. Naturalmente que el desgaste que sufre su figura luego de más de 20 años de protagonismo central en la provincia hace pensar que el techo tenderá a bajar. Pero como decía Juan Perón: “No es que nosotros seamos buenos, es que los otros son peores”. Con esa lógica sencillita, los entrerrianos todavía encuentran en Busti al más hábil piloto para enfrentar las tormentas institucionales de la provincia. Pero de allí a que suceda un zapateo generalizado que reclame reforma y reelección hay aún un trecho largo. Es que esta tercera gestión bustista es tan falta de luces como zigzagueante. La acción de gobierno carece de un programa que a modo de columna vertebral ofrezca la posibilidad de ver al final del túnel mejoras consolidadas. Todo se reduce al “hoy y ahora”; “la semana que viene veremos”. En todo caso el programa de gobierno se va construyendo con medidas que encuentran un corsé en el nuevo modelo que trabajosamente va construyendo el gobierno nacional, pero que en el caso entrerriano son más efectistas que efectivas. Las idas y venidas reinan en todas las áreas y de vez en cuando producen quiebres con afectación directa en la imagen del gobierno. Claro que no es lo peor. Los efectos más nocivos de carecer de planes de gobierno los sufren los habitantes, la producción, el trabajo, la economía real. Evidentemente, la premura con que el gobernador ató el rumbo de la provincia al del Presidente Néstor Kirchner fue asimilado con nota de crédito incluida, pero nada más. Busti no dibuja un rumbo cierto. Ahora instalará el recambio de algunos funcionarios menores como la búsqueda de reoxigenar la gestión, y lo hará a su estilo, con la interna partidaria como parámetro principal y excluyente. Transparentar la conducción de Santiago Gaitán al frente del organismo vial no encuentra otra causa que el arreglo de cuentas asumidas cuando el gobierno desbarrancó de la puja interna a la lista que encabezaba Marcelo Casaretto, a quien secundaba precisamente Gaitán. Los rumores indican que los otros movimientos de importancia pueden sobrevenir en la vapuleada estructura del Consejo General de Educación.

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-Botoneadas funcionales. “El solanismo militó por el ‘No’ en la Consulta Popular”, fue la frase que con objetivo inexplicable lanzó el concejal del Nuevo Espacio, Aldo Bachetti, y que encendió una verdadera hoguera de declaraciones políticas. Es que la acusación no sólo provenía de un extrapartidario, sino que servía en bandeja la excusa que esperaba la primera línea de centuriones bustistas para comenzar a erosionar la paz con el jefe comunal paranaense que se erige como uno de los principales candidatos a suceder a Jorge Busti si éste no consigue reformar la Constitución. Bachetti no había descendido aún del púlpito desde el cual explicó a los entrerrianos que en el PJ (eufórico por esas horas por la contundente victoria electoral) primaba la hipocresía, cuando sus acusaciones fueron contestadas con otras peores. El flamante diputado nacional electo Raúl Patricio Solanas disparó una suerte de difamaciones que seguramente suenan inexplicables hasta para él mismo. Le achacó al edil, ex militante de la Juventud Peronista en los años 70, responsabilidad por la suerte corrida por militantes Montoneros muertos o desaparecidos. Frecuentemente Bachetti critica con acidez determinadas prácticas políticas de extraños. Con frecuencia también los propios criticados le recuerdan su paso como funcionario de importancia en el primer gobierno de Busti y también en el de Moine, pero nunca se ha escuchado cuestionamientos a su conducta militante en aquellos años de plomo. De hecho sus responsabilidades políticas lo llevaron a ser un perseguido político primero y a conocer la cárcel después. Los muchos testigos de aquel encierro y cosas peores nunca pusieron en duda su integridad en tales circunstancias. Raúl Solanas puede exhibir como pocos de su generación una actitud de compromiso con los derechos humanos y con la reconstrucción de la memoria del terrorismo de Estado. Puede esgrimirse que el aliento exhalado por el peronismo post dictadura ha sido en esta materia, las más de las veces, vergonzante y que ello no lo ha ayudado a Raúl Solanas en una comprensión profunda del proceso más desgarrador que le ha tocado vivir a la Argentina. La furia por las declaraciones de Bachetti armó el cóctel que dispararon las desafortunadas expresiones. En su ida del peronismo Bachetti se llevó vicios varios. En los principales despachos municipales desde el mismo inicio de esta gestión se escuchan quejas por el comportamiento dual del actual dirigente del Nuevo Espacio.

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