Luis María Serroels

Nadie puede discutir que el modo en que se encaró la actividad proselitista para las elecciones nacionales del pasado domingo tuvo sus facetas muy particulares en sentido positivo y negativo. La coincidencia en una misma tarde de tres caravanas de sendos partidos recorriendo la capital entrerriana, potenciando los decibeles de la pirotecnia con los consabidos bocinazos, el vocinglerío militante y el entusiasmo contagioso como factor de enlace, con todo lo que exhibe de estentóreo, termina sonando agradable al oído ciudadano. ¿Por qué? Simplemente porque no hay estruendo más desagradable que el que provoca el silencio cuando se cercena el derecho a elegir y a ser elegido, es decir, la calma que se instala cuando el climaterio electoral impuesto desde los cuarteles manda las urnas a un depósito hermético y encierra los dirigentes en un freezer.

El 23 de octubre tuvo aristas particulares -en realidad todos los actos eleccionarios terminan teniéndolas- que irán siendo objeto de su debido desmenuzamiento con el transcurrir de los días.

Mientras tanto, conviene de entrada advertir que la indiscutible victoria del justicialismo en Entre Ríos fue consecuencia de haber sabido conservar el caudal de 2003, lo cual, ante el hecho de que las fuerzas opositoras produjeron una fuerte dispersión de voluntades y un trasvasamiento de sufragios, generó una profunda brecha entre el ganador y los de más atrás. Y esto es lo que termina certificando la contundencia del resultado.

El despliegue de recursos y medios que el gobierno concretó durante la campaña, a través de recorridas que no escatimaron tiempo ni distancia, con inauguraciones, subsidios y anuncios, pudieron haber merecido una captación aún mayor de votos para el oficialismo. Pero el verdadero factor que generó semejante distanciamiento con las otras listas estuvo dado por la forma en que se dieron las cifras a partir del cuarto sitio en el encolumnamiento, ya que en un 20 por ciento de los votos emitidos se concentraron cinco fuerzas políticas para repartirse un magro dividendo.

No obstante, no debe perderse de vista que en los 261.000 sufragios que registró el oficialismo conviven distintos elementos que hoy suman pero que más pronto que tarde cobrarán otras identidades a la hora de reflotar las internas. Porque nadie estará dispuesto a resignar legítimas aspiraciones cuando se acerque 2007 y porque es habitual que se considere a la evolución militante como parte de una suerte de escalafón en la carrera hacia porciones de poder. Y si la posibilidad constitucional de reelección no termina beneficiando a Jorge Pedro Busti, habrá quienes formen fila para sucederlo o, en todo caso, ser depositarios de sus bendiciones y de sus hijuelas políticas.

La oposición, después de este domingo imposible de olvidar, debe estar ya elaborando su duelo para restañar heridas y acometer nuevas estrategias en aras de su continuidad en lo inmediato, incorporando nuevas formas de enriquecimiento en su construcción política.

La Unión Cívica Radical obtuvo hace dos años para sus candidatos a diputados nacionales 207.675 sufragios, en tanto que el Nuevo Espacio Entrerriano, 104.077. Hace apenas 96 horas, las urnas entrerrianas les entregaron respectivamente sólo unas modestas 123.970 y 80.030 voluntades. Ello demuestra que entre ambas expresiones lograron casi el mismo caudal que el obtenido por la UCR sola en 2003, lo cual significa que perdieron en conjunto respecto de hace dos años alrededor de 108.000 sufragios (antes sumaron exactamente 311. 752 votos y hoy apenas 204.000). Esto tiene un dato sintomático: Sergio Varisco fue derrotado en Paraná y Emilio Martínez Garbino en Gualeguaychú.

¿Hacia dónde fueron a parar los votos esfumados, si el PJ sólo logró incrementar su caudal en poco más de 3.000 boletas? Un repaso de los guarismos que exhibe la bajada de la tabla final encuentra que el menemista Héctor Maya (Frente Popular) se alzó con 38.660 votos, el cardiólogo César Pazo (PPR) con 21.874, Lucy Grimalt (Encuentro Amplio) con 17.291, Bernardita Zalisñaz (Partido Humanista) con 16.487 y Claudia Beatriz Gelfo (Movimiento Social de los Trabajadores) con 9.847 sufragios.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)