Los sectores que confluyeron en la oferta justicialista para la elección de diputados lograron un triunfo valorable ante los ojos del poder central: sumar tres bancas al proyecto kirchnerista en el Congreso de la Nación. Los resultados en las legislativas dan cuenta de un marcado debilitamiento de las fuerzas de oposición provincial, tanto de la Unión Cívica Radical como del Nuevo Espacio Entrerriano. En ese contexto, el duelo político que más claramente se avizora es el de la interna justicialista para 2007, cuando se elija gobernador. El bustismo libra su lucha por seguir en carrera sobre la ruta del poder, que ha transitado con hegemonía durante los últimos 20 años. Enfrente, la voluntad de sucesión de otros sectores promete lucha, cualquiera sea la suerte de la reforma constitucional.

Jorge Riani

El triunfo de la lista oficialista Frente para la Victoria en las elecciones legislativas del domingo último marca el punto de partida de la ilusión de más de un sector del justicialismo entrerriano en la carrera por la sucesión de la figura del gobernador Jorge Busti. También la ambigua lectura de resultados de la consulta popular para la reforma de la Constitución -con cláusula reeleccionista incluida- abrió un tiempo de entusiasmo de quienes, dentro del justicialismo, avizoran que la hegemonía bustista comienza a languidecer.

El resultado frío indica que con 261.594 votos el justicialismo logró quedarse con tres bancas en la Cámara de Diputados de la Nación, que a partir del 10 de diciembre serán ocupadas por Blanca Osuna, Raúl Solanas y José Lauritto; el radicalismo, con sus 123.970 votos, puso a Sergio Varisco en el Congreso, y el Nuevo Espacio Entrerriano conquistó una banca para Emilio Martínez Garbino con 80.030 votos.

El estado de cosas y las planillas de resultados no desmerecen la hábil jugada política del hasta ahora líder máximo del justicialismo provincial de lograr colarse como sujeto de noticias el día después de las elecciones. Con la fuerza de los números o sin ella, el oficialismo provincial ha puesto como tema de agenda inmediata el diálogo con las agrupaciones políticas para avanzar en la esquiva reforma de la Constitución. Apenas algunas horas después de los comicios, la figura de la diputada Lucy Grimalt (La Red-Paraná) aparecía sorprendentemente en una foto junto al ministro de Gobierno, Sergio Urribarri. El tema del diálogo fue precisamente la posibilidad de la reforma.

Pero fuera de ese tema, la agenda de gobierno discurrió sin mayores novedades en las horas siguientes a las elecciones: papeleras, presupuesto y un promocionado anuncio de encuentro con el Presidente Néstor Kirchner. Las versiones de cambios y retoques en las filas del gobierno provincial fueron engullidas por la falta de novedades iniciales, pero no se descartaban modificaciones en las filas del funcionariado, con el titular del Consejo General de Educación (CGE), Felipe Ascúa, a la cabeza. Acaso conocedor de su inminente destino, el presidente del CGE lamentó en los días previos a las elecciones “no haber estado a la altura de lo que demanda la función”.

Sí estaba descartado que el gobernador fuera a hacer cambios ministeriales, la idea de sacar a quienes “no pudieron arrancar bien en la gestión”, según sus palabras, seguía en pie.

El fantasma de la interna

La estratégica ubicación de algunos pocos pasacalles en el centro de Paraná aventó los fantasmas de una prematura interna a partir del claro mensaje que impulsa la figura del intendente de Paraná, Julio Solanas, para las elecciones generales de 2007. Los letreros, firmados por “La banda de Rojitas” en referencia al titular del Sindicato de Canillitas, Omar Rojas, rezaban: “Julio R. Solanas - Paraná te ama - Entre Ríos te necesita”.

Desde la oficialidad solanista -Agrupación “Arturo Jauretche”- juran y perjuran que no se trata de ninguna campaña del sector, aunque admiten que el intendente de Paraná “tiene un proyecto político y quiere ser protagonista en 2007”. “No podemos negar que hay un interés para 2007, pero somos reformistas y los resultados en Paraná lo demuestran”, dijo una fuente ligada a la figura del intendente paranaense.

Como sea, el bustismo entiende que su proyecto reeleccionista encuentra en las apetencias del solanismo un escollo que hay que encarar ahora, y es por eso que los canales por donde se lanzan los mensajes paraoficialistas no han dejado de hacer pases de facturas sobre la supuesta militancia en contra del sí a la reforma constitucional.

Con las planillas en la mano, una fuente solanista señalaba que el Frente Justicialista para la Victoria alcanzó su brecha histórica con las otras fuerzas, con 31.000 votos a favor sobre los votos de un radicalismo en segundo lugar. Pero para desestimar las solapadas acusaciones daba cuenta de que la lista oficialista de diputados sumó en Paraná 50.906 votos, contra los 55.384 del “Sí”.

Frente a una oposición debilitada (el radicalismo quedó con el 21,76 por ciento y el Nuevo Espacio Entrerriano con un bajo 14,05 por ciento) pareciera que cualquier duelo político serio debe pensarse dentro de los límites justicialistas. Para sumar crédito a su argumento, más de un solanista ha coincidido en señalar que trabajaron por el “Sí” porque es mejor llegar a la Gobernación habiendo competido con el propio Busti. El argumento se puede entender sólo en el actual contexto de acusaciones contra la comarca justicialista paranaense, aunque no faltaron las alusiones a que “el bustismo está debilitado porque ni siquiera puede entrar a determinados barrios de Concordia”.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)