Comentando la semana política en Entre Ríos
Después del voto
-Historias. Cuando faltaban sólo nueve días para las elecciones en el principal despacho de la casa gris se desarrolló una reunión de la que participó el propio Jorge Busti y en la que se analizó la posibilidad de “bajar” la Consulta Popular. En el medio de números que iban y venían se impuso la opinión del gobernador y de su ministro Sergio Urribarri. Había que jugarse y mantener firma la consulta y, en todo caso, “apretar las marcas” en todos los niveles del aparato partidario. Con el correr de los días los datos que arrimaban -hora a hora- los encuestadores hicieron descomprimir la tensión. El jueves por la tarde Busti hasta bailó salsa en el acto de cierre en la ciudad de Federación. A esa altura, las encuestas preanunciaban el resultado finalmente confirmado por el recuento oficial que comenzó a leerse en la tarde noche del domingo. Para sosiego de los encuestadores, cabe señalar que normalmente existe un momento de los procesos electorales en que la opinión se dispersa y aparecen datos llamativos para luego, al aproximarse la fecha del comicio, volver a concentrarse en los vectores más fuertes. En el caso de nuestra provincia las incógnitas principales se ubicaban en el plano de la masividad que respaldaría al acto electoral y más puntualmente el nivel de adhesión que cosecharía la Consulta Popular. En esa semana de dudas se conoció una medición efectuada por una de las consultoras en la que no sólo se reflejaba una dudosa convocatoria a la consulta, sino que el dato más sorprendente e intimidatorio estaba dado por la derrota del “Sí”. Finalmente nada de eso ocurrió. Busti ató los destinos del justicialismo entrerriano a la locomotora presidencial y la decisión tuvo la suficiente fuerza como para catapultar a la lista encabezada por Blanca Osuna a un triunfo contundente e histórico. Por otro lado, la participación en la consulta fue realmente importante y el triunfo del “Sí” categórico. Los resultados no resisten la minimización infantil. Tampoco admiten el otro extremo.
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-Razones sencillas. No sólo es en el fútbol. En política también lo difícil es hacer jugadas sencillas. Es que en la sencillez se encuentra la principal razón de los resultados electorales. La sociedad ha manifestado su conformidad con un proceso político, social y económico que ha puesto a la Argentina nuevamente en el camino del crecimiento y el desarrollo. Si bien la situación dista aún mucho de ser satisfactoria y las estructuras de la injusticia social siguen mostrando sus garras, se ha revertido la tendencia regresiva y la misma demuestra tener firmeza en la recuperación. En cualquier recorrido de la provincia el movimiento económico es notable y si bien la recuperación social no tiene el mismo ritmo, guarda una tendencia que se sostiene. Con este panorama la entrerrianía no ha dudado en afirmar el rumbo impuesto por el Presidente Kirchner y del cual Busti es principal tributario. De esta manera la provincia ha conectado con un proceso nacional que sin dudas tuvo su foco motor en la propuesta del Frente para la Victoria en provincia de Buenos Aires encarnada en la figura de Cristina Kirchner. En el vendaval kirchnerista cuela su protagonismo el gobernador Busti. Éste demostró una vez más poseer un fino olfato que le permitió valorar correctamente que las demandas de cambio encontraban cauce a través de la centralidad que ejerce Néstor Kirchner en la política argentina. Y así lo hizo desde el mismo momento en que el Presidente decide confrontar su gestión nada menos que con la estructura política del ex presidente Duhalde.
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-Consultas y lecturas. Conformismo en los propios, desconfianza en ajenos, esos son los principales estados de ánimo que genera la figura del gobernador por estas horas y con los resultados del domingo. Esos mismos elementos signan todas las lecturas de oficialistas y opositores. Que haya participado en la consulta un 70 por ciento de los que fueron a votar, señala que el oficialismo impulsó una forma de destrabar la convocatoria a la Reforma Constitucional que la sociedad consideró positiva. Este aspecto de la cuestión es muy relevante de cara precisamente a una posible Convención Constituyente, pues es indicativo de la manera que la sociedad valora estas formas de participación. Siguiendo la secuencia, se puede valorar que más del 60 por ciento puso el voto por el “Sí” a la Reforma Constitucional y arriba del 30 por ciento dijo “No”. Es indudable entonces que el oficialismo sale fortalecido en esta pulseada y que se legitiman las iniciativas insinuadas de convocar al diálogo a la oposición con el firme objetivo de sembrar de rosas el camino a la reforma. Pero también se decanta una franja importante que persiste en su negativa reformista fundamentalmente contrariando las pretensiones reeleccionistas del gobernador. Es importante señalar que dentro de esa franja que no está de acuerdo en abrirle la puerta a Busti para un cuarto mandato también está un sector que apoya al Presidente. Esta perspectiva en mucho define los límites de la astucia del gobernador, eficaz en cuanto a encontrar salidas en situaciones difíciles pero impotente para despertar adhesiones desbordantes.
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-Los otros. Sergio Varisco se fue acomodando como pudo en la puja electoral. Su candidatura había surgido como acuerdo burocrático de circunstancias dentro de una conducción provincial que había salido golpeada en el Congreso provincial del 5 de mayo pasado. Con estas mataduras a cuestas poco podía hacer y en ese sentido se dejó abrazar por algunos referentes y así elaboró un discurso de confrontación con el Presidente Kirchner, exactamente en sentido contrario a como soplaban los vientos de las expectativas populares que a su vez arrastraban consigo amplias franjas del electorado radical. También hay que anotar como razón del pobre nivel de adhesión de la UCR que en los pasillos del centenario partido hace ruido la actividad desplegada por el caudillo días antes del comicio. Con ese afán de seguir haciendo el bien a los entrerrianos Sergio Montiel aconsejó a varios de sus desgastados espadachines darle una mano a Héctor Maya. Como se puede ver, con todas las plagas encima el ex intendente de Paraná no podía hacer milagros y naturalmente terminó desbordado. No es el caso de la Concertación Nuevo Espacio. Quizás la vanidad intelectual de algunos de sus principales dirigentes hizo que el agrupamiento no viera lo evidente. Emilio Martínez Garbino en ningún momento puso en sus declaraciones expectativas en el gobierno de Kirchner y cuanto más se aproximaba el proceso electoral, más ignorante se mostraba del proceso nacional. Dejó el terreno abierto para que Busti cooptara para sí, en forma absoluta, la identificación con el gobierno de Kirchner. Al parecer Emilio vivió como más atractivo explorar en el perfil de un posible partido provincial. Así, dejó hacer tanto a Juan Domingo Zacarías como al diputado Juan Carlos Lucio Godoy para que instalaran a Elisa Carrió como telón de fondo de la propuesta.
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-Caminos. Sería injusto descargar la responsabilidad de estos yerros en la cúpula del Nuevo Espacio. Existe un ambiente, dentro de lo que se puede llamar el progresismo no peronista, que abona decisiones que contrarían los rumbos generales que toma la sociedad. Hubo una reunión de la CTA de la provincia de Entre Ríos que tomó la decisión de no participar en la consulta. Desde esa misma usina se ha machacado hasta el hartazgo que el proceso económico nacional, lejos de romper con la matriz ideológica de los 90, las acentúa. Para dar sustento a esta posición y en clara apoyatura electoral para el Nuevo Espacio, Claudio Lozano, diputado nacional y el intelectual orgánico de la CTA Nacional, recorrió en las vísperas Concepción de Uruguay y Concordia, dando fundamentos en función de un estudio suyo donde destaca el parecido del año 1998 con el primer año el segundo año de gestión kirchnerista, es decir, con el 2004. Los años que compara Lozano no son casuales: el año 1998 preanunciaba la derrota menemista que quedaría consumada en octubre del año siguiente.
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-Horror: hombres con sentido común. El conflicto sectorial no se puede despegar del acontecer general y los procesos electorales ponen de manifiesto los puntos que unifican a la sociedad en grandes tendencias. Estas determinaciones no son absolutas y las experiencias más generales marcan la necesidad de mantener una actitud crítica frente a esos procesos. Pero lo que no se puede hacer es desconocerlos. Muy especialmente en la militancia gremial luego de que Busti sucediera al gobernador Montiel, prevaleció durante largo tiempo el criterio de que nada había cambiado, que los códigos que regían la relación entre trabajadores y gobierno seguían siendo los mismos. El ir y venir de los conflictos fue haciendo asomar una dirigencia que tomó en cuenta las diferencias y desde ahí la conflictividad que sigue existiendo se encarriló en una apuesta de poner tensión en el diálogo, descomprimiendo la relación con la comunidad cuando lo que predomina es el paro sistemático. Aun con esos pasos se podía observar que tanto en su práctica como en sus reflexiones la dirigencia de los gremios más importantes de la provincia seguían ignorantes de las determinaciones más generales que iban a quedar planteadas luego del proceso electoral del 24 de octubre. El primero que dio cuenta de esa situación y de los peligros que encierra para los trabajadores desconocer esos procesos fue Edgardo Massarotti. El secretario general de ATE hizo las cosas a su manera.
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