Hugo Remedi

Este domingo se llevará a cabo la duodécima compulsa electoral tras el advenimiento de la democracia en 1983. El justicialismo le promete tres diputados nacionales al Presidente Kirchner y pone la infantería detrás de la Consulta Popular para reformar la Constitución y de ese modo tener la posibilidad de reelegir al actual gobernador Busti en el 2007. Enfrente están Varisco, que no ha podido levantar al radicalismo y corre el riesgo de perder votos en relación con el 2003, cuya fórmula a gobernador el presidió; y Emilio Martínez Garbino, que desde el Nuevo Espacio pulseará el humor social de cara a su candidatura a la Gobernación del 2007. La izquierda, como es costumbre, aparece dispersa en este caso en tres cabezas, Seineldín dejó su legado en el Partido Popular de la Reconstrucción y también aparece Maya, que promete revivir al menemismo de Entre Ríos. El oficialismo pelea contra la indiferencia social y contra la posibilidad de que el sobre verde no termine madurando fuera de las urnas. El padrón tiene 839.705 inscriptos y ganan las mujeres.

La mayor apuesta en la elección del próximo domingo 23 convocada para elegir cinco diputados nacionales en el caso de Entre Ríos y 127 a nivel nacional, la hará sin duda alguna el oficialismo y por ende la dirigencia justicialista. Todo lo que resulte mal, en ese sentido, le caerá encima.

En cambio, todo lo que emerja a su favor no tendrá valor agregado porque será siempre parte de lo pronosticado. Y todo, porque desde el oficialismo se ha sembrado un campo de exitismo que va más allá de una mera elección para elegir diputados nacionales.

De las 127 bancas que se renuevan en el Congreso Nacional tan sólo cinco corresponden a la provincia de Entre Ríos, bastante más lejos que las 48 que renuevan la provincia de Buenos Aires y la Capital Federal en conjunto.

En Entre Ríos, la elección del domingo, invariablemente, pasa por otro lado y ese lado se llama Consulta Popular. Y hasta allí es donde el oficialismo quiere hacer llegar precisamente el entusiasmo electoral con mayor énfasis y que ha subordinado a un segundo plano el sentido original del comicio del 23.

A priori, se da por descontado un amplio triunfo justicialista en lo que hace a diputados nacionales, hoy los más eufóricos ya hablan de llevarse cuatro diputados de los cinco en juego. Sin embargo la preocupación de buena parte de la dirigencia oficialista pasa por otro lado: por una parte, romper con la apatía e indiferencia que hasta ahora muestra la gente para ir a votar y por otro, conseguir que aquel pronosticado cómodo triunfo de los candidatos a diputados nacionales tenga la misma sintonía de expresión a favor de la consulta.

Paradójicamente, una alta adhesión a la fórmula que encabeza la profesora Blanca Osuna -que va por la reelección- puede dejar en evidencia un contraste no tan feliz para el justicialismo si los guarismos a favor de la consulta no se compadecen o compatibilizan con los que supone sume la Lista 503.

Un fuerte apoyo a la Consulta Popular, interpreta el gobierno -dentro del plan A-, servirá para “seducir” a los miembros de la oposición en la Legislatura, que según esa teoría no podrían darle vuelta la cara a la decisión mayoritaria de la sociedad.

La verdad es que la consulta no es vinculante, y si bien el resultado tal vez pueda convertirse en un medio persuasivo, lo único cierto es que para llevar adelante la reforma el gobierno provincial necesita una ley y en ese rumbo las manos levantadas de los dos tercios de la Legislatura provincial que abrumadoramente tiene en el Senado pero no en Diputados: tiene 15 a favor -si es que no aparece ningún émulo de Félix del Real- y le faltan cuatro.

El radicalismo tiene ocho y por lo que viene sosteniendo hasta ahora, no los presta para la reforma constitucional; es lógico, en etapa de reorganizar sus fuerzas para volver al campo de batalla con mejor postura no se va a pretender que hagan el mapa de guerra y se lo entreguen a su peor enemigo electoral que es Jorge Busti. En ese rumbo apuestan a que con Busti afuera, la posibilidad de una atomización del peronismo le deje alguna luz que les permita comenzar a revivir a partir de las desgracias ajenas.

El bloque del Nuevo Espacio está integrado por cuatro legisladores, dos que dicen no van a apoyar la reforma como Mainez y Grilli, y en la otra esquina están Zacarías y Montaldo, que pueden ser una opción. Nada seguro. Pero, en ese tren de análisis el justicialismo ya podría contar con 17 votos por la afirmativa.

No obstante, aún le faltarían dos.

Queda en veremos Lucy Grimalt, de La Red de Participación Popular, hoy candidata a diputada nacional pero sin posibilidades por el Encuentro Amplio, por lo cual se le seguirá viendo recorrer los pasillos de la Cámara de Diputados de la provincia y protagonista de lo que viene.

Si Grimalt rechaza el convite al justicialismo le seguirán faltando dos manos, si lo acepta al justicialismo de todas maneras le seguirá faltando una mano para avanzar en el intento reformista de la Constitución provincial.

En política nada es imposible pero tampoco todo es posible.

Por las dudas el gobernador de la provincia, Jorge Busti, le promete tres diputados al Presidente Néstor Kirchner para sumarlos a la construcción del nuevo poder presidencial alejado de Eduardo Duhalde y por si acaso, ya habla de un plan B por si los “herejes de la oposición provincial” se niegan a avanzar en el tratamiento de la reforma constitucional.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)