Silvio Méndez
Organizado por el proyecto de extensión académica “Por una nueva economía”, de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER), se realizó una conferencia sobre la importancia estratégica del Acuífero Guaraní. La disertación estuvo a cargo Oscar Duarte, docente e ingeniero especializado en recursos hídricos, que subrayó la especial relevancia que posee el agua como recurso en la provincia. Asimismo, destacó la necesidad de un mayor conocimiento de sus potencialidades para una correcta administración. En este sentido, se introdujo el concepto de “agua virtual” como un parámetro económico indicador de la riqueza que aporta cada territorio. En diálogo con ANALISIS, el investigador habló sobre la disyuntiva de tomar el líquido elemento como un commodity o una sustancia para uso colectivo. Del mismo modo, señaló la necesidad de controlar los proyectos termales que desechan fluidos con alta concentración de sal.
En medio de un creciente debate mundial en torno a los recursos escasos para la humanidad que, entre otras graves consecuencias, ha desatado invasiones armadas devastadoras de los países poderosos a los más agraciados por la naturaleza, la preocupación por el agua potable ha pasado a ser un tema prioritario. Paradójicamente, la cuestión se coloca en primer plano como consecuencia de una relación destructora con el medio ambiente, que deviene de una carrera de supuesto “progreso” para el hombre. La tendencia hegemónica de concebir todos los productos sólo en términos económicos, asimismo ha llevado a su degradación y limitación, muchos de ellos indispensables para la vida. Sin ir más lejos, también se puede agregar la corta perspectiva sobre la problemática que tienen las organizaciones de los sistemas políticos locales. Un claro ejemplo en Entre Ríos es la indolencia con que tanto el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo, como el Poder Judicial toman a la explotación del recurso termal en la provincia y sus posibles consecuencias en los reservorios naturales, cursos de agua superficiales y todo el ecosistema.
Sobre el agua, entonces, el dilema parece estar planteado en función sobre qué términos discernirlo, si se trata de un bien para el usufructúo económico o un bien para compartir socialmente.
Como parte de estas controversias, y apuntando específicamente a la importancia estratégica que ha tomado el uso del agua dadas las características topográficas y geológicas de la provincia, el proyecto de extensión “Por una nueva economía”, de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER), convocó a una rueda de prensa en la que se planteó la difusión y definición de algunos conceptos clave para la discusión. De acuerdo a lo informado desde el proyecto, con esto se pretende “promover espacios para el tratamiento y el debate sobre temáticas vinculadas con la construcción de una nueva economía, humana, y sustentable, que haga de basamento de una nueva sociedad, más justa y solidaria”. Del mismo modo, se afirmó que el agua se ha constituido en un punto relevante para el presente y futuro de Entre Ríos, por cuanto están convencidos de que “el cuidado de los recursos naturales que nos brinda la naturaleza es parte del respeto que debemos tener por las generaciones futuras, y constituye un aspecto esencial de cualquier proyecto de desarrollo que se desee impulsar”. En este sentido, de esta iniciativa académica se considera de gran trascendencia “la existencia del Acuífero Guaraní, una de las reservas de agua dulce más importantes del planeta, que es una riqueza compartida por Entre Ríos con otras provincias del país y con otros países limítrofes, pero a la vez codiciada por las grandes potencias capitalistas, en especial la gran potencia del norte de nuestro continente”, se afirmó.
Hay quien te usa
Para el encuentro convocado disertó Oscar Duarte, docente e investigador de la UNER, experto en recursos hídricos y regadíos. En la presentación, el especialista brindó un detallado informe sobre la constitución física y particularidades del Acuífero Guaraní, en su régimen dinámico de movimiento y recarga. Asimismo, situó este reservorio de agua dentro de un sistema fluvial mayor, en lo que se denomina Cuenca del Plata. En la reseña, comparó el Guaraní con otras reservas subterráneas similares en el mundo, situándolo tercero en volumen calculado (37.000 millones de metros cúbicos), detrás del Acuífero del Norte del Sahara (60.000 millones de metros cúbicos) y el Acuífero de Areniscas de Nubia (75.000 millones de metros cúbicos). Pero más allá de la capacidad de acumulación, Duarte explicó que se debe analizar su valor en relación con su situación geopolítica. Dado que los dos primeros se encuentran en África, en zonas desérticas, cualitativamente se puede hablar de que el acuífero que comparten Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil es potencialmente más rico, ya que se lo debe vincular en sinergia con los otros recursos naturales con que cuenta la región.
Por otra parte, el profesor dio a conocer algunas estadísticas de uso del Acuífero Guaraní que se realizan a través de perforaciones. En Brasil, existen aproximadamente 30.000 pozos, por los cuales se abastece total o parcialmente de agua potable a entre 300 y 500 ciudades de distintas cantidades de población. Paraguay tiene otras 200 perforaciones destinadas al consumo humano y Uruguay cuenta con 11 conductos tanto para abastecimiento de la red de agua pública como para baños termales. En tanto, en Argentina se hallan 13 explotaciones y nueve pozos en estudio, todos para uso de termas. En correlación, según Duarte, el uso en el país es ínfimo respecto al que se tendría en Brasil en su conjunto. Asimismo, de los 1.000 millones de metros cúbicos de distintas fuentes que por año se utilizan en total en Entre Ríos, 11.309.760 metros cúbicos por año se gastan en las termas que, según se ha calculado por la Subsecretaría de Turismo provincial en 2004, movilizó unos 60 millones de pesos. Pero hete aquí la polémica que se desata más allá de los números. No sólo se debería establecer un cotejo por el volumen, sino por el tratamiento y empleo. Mientras que en Brasil lo proveniente del Acuífero es fundamentalmente utilizado para el consumo humano, en la Argentina lo es para turismo. Esto de por sí no sería problemático -ya que representa un aporte importante a la economía provincial- si no se tuviera en cuenta la laxitud de los controles y seguimiento de las perforaciones termales que, en su mayoría, son de agua salda, y donde mayormente se desconoce las consecuencias por el vertido de los efluentes sobrantes a causes de corrientes dulces (el caso de La Paz y Villa Elisa son paradigmáticos) o reinyección en acuíferos de estratos cercanos a la superficie o reservorios potables (en María Grande, donde oficialmente se reconoce no contar con los controles necesarios).
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
