Claudio Cañete
Un grupo de casi 40 alumnos de la carrera de Turismo de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER) realizó un viaje al Noroeste Argentino. Fue en el marco de un trabajo práctico de la cátedra Práctica Profesional II a cargo de los licenciados Eduardo Chaves y Magdalena Pandiani de Chemín. El grupo estuvo conformado por gente de Paraná y del interior de Entre Ríos, que en diálogo con ANALISIS contaron las vivencias de estar en contacto con otra realidad. Una forma de reflexionar también acerca de cuánto valor tiene el contexto de la zona litoral que muchas veces no se tiene en cuenta.
“Cuando estábamos en Humahuaca la profesora nos dijo que en la esquina nos esperaba el guía. Cuando fuimos allí encontramos a dos chicos de corta edad, se trataba de ellos. Eran Mario, de 13 años, que nos dijo que desde los 7 trabajaba como guía, que había aprendido escuchando a los más grandes y que lo que ganaba era para pagar la luz de su casa. Hablaba muy bien y sabía mucho sobre cualquier aspecto del lugar. Con él estaba Jonathan, de 10; ese nene nos recitó una poesía de Fortunato Ramos que nos hizo llorar a más de uno que se llama Yo nunca fui niño y que cuenta justamente la realidad que estábamos presenciando. Los sentimos a ellos como protagonistas de esa poesía, de que tuvieran que trabajar por unas monedas, cuidar animales desde muy chiquitos, de no tener precisamente niñez, de que no tener un día del niño. Para nosotros personalmente fue impactante este contacto”, contó Eliana Herrlein, una de las integrantes de la delegación de estudiantes que viajó en agosto al Noroeste Argentino.
El episodio de estos chicos recitadores fue un buen ejemplo para entender el objetivo del viaje, palpar una realidad para poder dar cuenta de ella, rescatando las verdaderas esencias que muchas veces el visitante desprevenido no puede captar, una de las incumbencias clave del técnico en Turismo. Y es por eso que este viaje se realizó desde el 17 de agosto hasta el día 25, en el marco de la cátedra Práctica Profesional II, cuyos titulares son los licenciados Eduardo Chaves y Magdalena Pandiani de Chemín, dentro del segundo año de la carrera Técnico en Turismo que se dicta en la Facultad de Ciencias de la Gestión (UADER). Se lo denomina viaje práctico ya que todo el tiempo los alumnos son evaluados por los profesores en las distintas actividades planificadas. El recorrido abarcó San Miguel de Tucumán, Cafayate, Salta capital, Huacalera (Jujuy) y Río Hondo, en Santiago del Estero (en el regreso). Los estudiantes contaron que estas excursiones son propuestas surgidas de la propia cátedra con la finalidad de erradicar actividades con viajes virtuales producto de la mera recopilación de datos en enciclopedias y páginas web. El contacto directo con la persona de cada lugar es una de las piedras fundamentales del turismo.
“El viaje es un práctico establecido por los profesores titulares de la cátedra a partir de la idea de que no se puede viajar virtualmente porque es una experiencia que tenemos que vivir y pasar. Por nuestro futuro profesional no podemos vender un lugar solamente con fotos o lo que sacamos de un libro, sino que lo vamos hacer conociéndolo, y todo lo que te pasa en el camino de ese contacto es la experiencia que nos va quedando para el desempeño laboral. Conocer detalles del clima, el estado de las rutas, la cultura de la gente, es una herramienta valiosa para cuando trabajemos para una agencia por ejemplo”, explicó Gabriela Villarroel, otra de las estudiantes que dialogó con este semanario.
Para emprender el periplo debieron pedir autorización al decano de la facultad. Este tipo de viajes son pautados por los profesores gracias a sus contactos con una empresa, a muy bajo costo y con un recorrido interesante, que incluye traslados y alojamiento dentro de una red internacional especial para mochileros y estudiantes, además de algunos hoteles tres estrellas. “Desde primer año sabemos que este viaje se hará a esta altura de la carrera. O sea que nos organizamos como para costearlo. Sabemos que vamos a tener varios a lo largo de la carrera, y entonces pusimos en marcha algunas formas de pagarlo: organizamos fiestas, ahorramos, vendimos empanadas”, agregó Gabriela.
En segundo año, en Práctica Profesional II, los alumnos abordan la Argentina como tema. En tanto en primer año, en Práctica Profesional I, la asignatura excluyente es Entre Ríos, con un viaje al interior de la provincia. Ahora, en este ciclo lectivo los viajes prácticos se centran en la región del Noroeste Argentino y la Región de Cuyo, aunque esta última aún no saben si la visitarán por razones de costo y detalles organizativos. El del Noroeste se hace con mucho entusiasmo por ser una realidad tan distinta a la del Litoral. Lo único que queda sin recorrer dentro de la cátedra es el sur debido a los costos.
“Más allá de todo, lo más importante es salir de nuestra provincia y recorrer una zona turística que no sea la nuestra, estar en otra región, conocer su realidad y desarrollo y experimentar vivir siete días sin tu familia, visitar todo lo que se pueda en un corto tiempo. Y no lo hacemos como turistas, pues todo el tiempo ponemos en práctica lo que aprendimos en las clases. Durante el viaje a cada uno le toca preparar una zona para guiar, se trabaja con el ritmo real de un técnico en Turismo en plena labor: nos levantamos temprano, nos acostamos a última hora, programamos las actividades, preparamos la información, como si ya estuviéramos trabajando”, agregó Gabriela. “Somos evaluados durante el viaje, el aula se traslada al colectivo, que pasa a ser nuestra casa y ámbito de estudio. Cada uno de los que participamos tenemos designados distintos trayectos que nos tocan guiar en el colectivo desde distintos lugares, con información que preparamos y sacamos de libros, Internet y folletería. Y muchas veces nos tocó guiar junto con el guía local, cuyo aporte es fundamental ya que proporciona datos más precisos que ningún archivo nos daría; no interviene en nuestras exposiciones, salvo en casos que es oportuno su complemento”, explicó Natalia Marzo, alumna de segundo año y otra de las expedicionarias.
Al viaje llevaron lo que entre ellos llaman una carpeta de campo con lo planificado. Sólo se les permite llevar una videofilmadora y tomar nota, pero no grabadores ni lentes oscuros para no distraerse o perderse detalles. Hace poco, ya de vuelta en Paraná, tuvieron que realizar un informe técnico de todo lo que vieron y recolectaron, con un fichaje de acuerdo a la metodología de relevamiento turística, que en estos momentos se está utilizando. Ese material ya les quedará como base de datos para el desempeño laboral.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
