Jorge Riani
Por las canillas de escuelas, comedores comunitarios y viviendas particulares de la ciudad de La Paz fluye el agua contaminada con materia fecal. “Cromañón puede ser poco al lado de esto” evaluaron los profesionales consultados, quienes no descartan -cuando menos- un brote de hepatitis. Desde la Dirección de Desarrollo, Ecología y Control Ambiental de la provincia dijeron que no estaban en conocimiento de la situación, mientras que funcionarios municipales de La Paz minimizaron el problema. Un experto entrevistado dijo que “no dudaría ni 10 segundos en cerrar todos los pozos”, porque las consecuencias pueden ser gravísimas.
“Cromañón puede ser poco al lado de esto”. Así de contundente fue un profesional consultado, informe químico en mano, sobre las consecuencias que puede traer a la población de la ciudad de La Paz el hecho de que el agua que sale de las canillas esté contaminada con materia fecal.
De un análisis realizado por la Dirección Municipal de Bromatología de La Paz se desprende que en esa localidad se encontraron con que en más de 20 lugares inspeccionados el agua contenía bacterias coliformes fecales, y que entre los lugares afectados hay cuatro escuelas, dos comedores comunitarios y una sala de primeros auxilios.
En las conclusiones y sugerencias de Bromatología, se apunta que “generalmente, ante resultados positivos informados por esta Dirección, la Secretaría de Obras Públicas dispone medidas (incremento de la cloración, limpieza de tanques, etcétera) que en posteriores controles, revierten la situación”.
Sin conocer las conclusiones del informe de La Paz, el jefe de Laboratorio de Obras Sanitarias de la Municipalidad de Paraná, Marcelo Santos Carot, consideró que “suele darse en varios lugares un error conceptual muy grande, que es no darse cuenta de que si hay un pozo contaminado, no hay cloro que alcance para revertir la situación, porque el cloro es para prevenir, no para corregir”. El funcionario de carrera y licenciado en Química, fue consultado por ANALISIS, tomando en cuenta sus años de experiencia, para conocer el alcance de la situación derivada en La Paz.
Carot sumó su voz de advertencia y cuando se le mostró el informe de la localidad del norte entrerriano exclamó que, si estuviera a su alcance la decisión “no dudaría ni 10 segundos y cierro todos los pozos”.
De la lectura de un pedido de informes que los concejales paceños hicieron en marzo de este año y de la respectiva respuesta del Departamento Ejecutivo, queda en evidencia que la situación constituye un problema para la comunidad que es consciente del alcance de la situación, pero también se desprende que hay una minimización del drama por parte de algunos funcionarios.
Antes de requerir los resultados de los últimos análisis que se han realizado en cada pozo, los concejales consideran como argumento para tal pedido que “los vecinos se quejan del estado del agua que reciben en sus hogares”, y que “ello ocurre en gran parte de la ciudad”. Días más tarde, el ingeniero Gustavo Barolín, secretario de Urbanismo y Obras Públicas de la Municipalidad de La Paz, se limitó a responder que “se realizan periódicamente análisis del agua suministrada por el servicio sanitario de la Municipalidad, tomando muestra directa de pozos y de red según se crea conveniente analizar una u otra”. Apunta también que “se realizan envíos de muestra a la Dirección General de Desarrollo, Ecología y Control Ambiental de Entre Ríos para constatar los resultados del laboratorio de la Dirección de Bromatología Municipal”. En otras palabras, se es consciente de que el agua no es apta para el consumo. Llamativamente, en el informe que adjunta los resultados que dan testimonio de la presencia de coliformes fecales en el agua que beben los paceños, como único problema que se describe aparece “un problema existente en una planta de bombeo, que se encontraba muy al límite superior de la napa, tomando aire y mandándola a la cañería”. Para el informe de Barolín, ese es el único problema -“que ya fue solucionado”- en el sistema de agua de La Paz. Lo insólito es que un clip adjunta el informe de los 87 muestreos que dan cuenta del agua contaminada.
Algunos de los lugares de donde se extrajo el líquido afectado fueron las cocinas de las Escuelas Número 5 y Número 41, de la sala de primeros auxilios de este mismo establecimiento -que se provee de agua de la red de consorcio vecinal-, de una canilla pública del comedor comunitario del barrio Feria y de la cocina del mismo lugar, del comedor Nuestra Señora de La Paz -que se provee de la red de consorcio vecinal-, entre otros. A esto hay que sumarle los destinatarios del agua de consumo familiar, que son los mayores afectados.
Un profesional dedicado a la actividad privada consideró que con los niveles de contaminación, no es nada extraño que haya un brote de hepatitis u otras enfermedades. “Es un tema muy delicado, los fecales son indicadores de contaminación. Esto puede ser como una bomba bacteriológica. Hay que tomar en cuenta que nuestro cuerpo es un agente reproductor, esto quiere decir que si tenemos un vibrión colérico en el organismo, se convierte en miles de millones; así, una deposición de una persona con cólera, por ejemplo, puede matar a millones de personas”, graficó el profesional entrevistado.
Cuando el director general de Desarrollo, Ecología y Control Ambiental de la provincia, Gabriel Moguilner, conoció por la consulta de este semanario la noticia de la presencia de coliformes fecales en el agua de la ciudad de La Paz, expresó su sorpresa. “No nos han consultado nada, y nosotros siempre trabajamos con asistencia a los municipios. Lo hicimos recientemente en María Grande, pero no en La Paz”.
“Es gravísimo que haya coliformes fecales en el agua, porque es originador de cualquier enfermedad gastrointestinal, incluso puede serlo de la hepatitis, por eso desde la provincia hemos trabajado en el Programa Tanque Limpio, junto con el Consejo General de Educación (CGE), para limpiar y mantener los tanques de agua en las escuelas”, dijo el funcionario.
Coincidiendo con la gravedad del caso, el licenciado Carot insistió en que “lo primero que hay que hacer es cerrar los pozos, aunque la gente proteste; es por su propio bienestar”. El experto en procesos de control de agua dijo que para trabajar con pozos hay que hacer un minucioso trabajo en forma permanente para garantizar la calidad del vital líquido. “Cuando yo era jefe de la División de Agua de Santa Fe, hacíamos controles semanales, y no dudaba ni 10 segundos en cerrar un pozo si despertaba dudas. Así controlábamos un área que incluía Santa Fe, pero también Paraná, Santa Elena, Spazenkutter, Protestante, Reconquista al norte, San Francisco. En este caso no conozco en detalle la situación, pero si en La Paz se dan resultados de presencia de colifecales, hay que cortar en forma inmediata, porque eso contamina todo: la ropa, la comida”, evaluó.
Cuando el agua a tratar tiene más de 2.000 colifecales en 100 centímetros cúbicos no se puede potabilizar; en menor medida y con un procedimiento adecuado, el agua puede ser bebida, pero lo que nunca puede ocurrir es lo que se da en la ciudad de La Paz, que el agua llegue al estómago de los humanos con tal contaminación, por mínima que sea.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
