El oficialismo en acción. La prepotencia como método para enterrar las posibilidades reformistas. La oposición no se queda atrás con la magnitud de sus torpezas. La falta de estrategias coordinadas y el quórum como forma de posibilitar la sanción de una ley. Conflictos gremiales y perspectivas sociales. El Papa que se fue y la necesidad de la Iglesia de no dar respuestas viejas a preguntas nuevas.
-El mutismo. El rimbombante diálogo político parece haber agotado una etapa. Su finalización dejó al gobierno con las manos vacías y en el campo de la oposición algunos actores satisfechos. Emilio Martínez Garbino quedó en el centro de la escena. No por conocido, el dirigente es menos difícil. Además de su impronta personal representa un agrupamiento de reciente formación y por lo tanto con pautas de comportamientos de por sí distintas a las que son propias de años de convivencia entre radicales y justicialistas. El mutismo que embargó a la casa gris luego de la partida de Martínez Garbino era un reflejo de desconcierto y hasta de desazón. De todas maneras, había quedado una rendija por donde se colaba un rayito de luz. Las condiciones para que la puerta abriera o entornara las había expresado en forma clara el líder del Nuevo Espacio Entrerriano (NEE). Ellas eran: abonar un escenario político de convivencia racional y civilizada, la sanción de la reforma política y del Régimen Jurídico Básico en versión ATE-AGMER. Contradictoriamente, los pasos dados por el oficialismo se contraponen con aquel pedido. En la sesión del martes 29 con la sola mayoría del justicialismo se aprobaron tres proyectos de particular importancia (Régimen Jurídico Básico, Régimen de elecciones internas, abiertas y simultáneas, y Régimen de Paritarias Docentes), y los tres en el mejor formato de Emilio Castrillón y José Allende. Es decir que no sólo se mojaba la oreja de los gremios estatales grandes, sino que se comenzaba a cerrar definitivamente la puertita que había dejado entreabierta Martínez Garbino para avanzar hacia un escenario reformista. Ninguno de los temas en cuestión contemplaba las posiciones de los principales gremios de la provincia -ATE y AGMER-, ni tampoco los sugeridos por la oposición política. Pero las torpezas oficiales no quedaron allí. Luego de dejar el sello distintivo en la sesión de Diputados, organizaron las huestes para hacer una presencia de fuerza en Gualeguaychú con motivo de la visita del ministro Julio De Vido. La picardía de avisar que los “compañeros de la provincia” iban a movilizar 50 colectivos y la presión ejercida sobre el protocolo preparado por el municipio de Gualeguaychú disparó el enojo del intendente Daniel Irigoyen (NEE). A partir de ese momento la puerta pareciera no sólo entornada, sino cerrada bajo siete llaves, al menos, si del NEE depende.
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-Quórum. La cuestionada sesión donde los diputados justicialistas dieron trámite rápido a las tres leyes mencionadas más arriba tuvo variopintos actores. En los ambientes legislativos se sabe que hay dos formas de votar una ley. Una es levantando la mano, la otra es apoyando la cola en la banca, es decir, dando quórum. Así, allá por el año 1986 un grupo de legisladores justicialistas por orden de José Luis Chupete Manzano -presidente del bloque del PJ- permanecieron en sus bancas para dar quórum a la sesión que iba a sancionar las oprobiosas leyes de Punto Final y Obediencia Debida. Viniéndonos más cerca, en aquella sesión de la vergüenza cuando el diputado justicialista Eduardo Félix del Real (Colón) le salvó la vida a Sergio Montiel, fueron los entonces diputados radicales Marcelo Maidana y Ricardo Troncoso quienes dieron quórum. Cuando comenzó la sesión del día martes 29, al justicialismo le faltaban dos diputados para alcanzar el quórum propio. El diputado Jorge Bolzán (PJ-Paraná Campaña) no podía concurrir y Raúl Patricio Solanas (PJ-Paraná) señaló a propios y extraños que no iba a prestar quórum en razón de dar más tiempo para abrir la discusión a los gremios que cuestionaban el proyecto. Minutos después, para sorpresa de todos, dos integrantes del bloque del Nuevo Espcio -Oscar Grillo (Uruguay) y Beatriz Montaldo (Paraná)- garantizaban al oficialismo la cantidad necesaria para sesionar. Prácticamente nadie en la prensa puso el ojo en ese detalle y de no ser por un reportaje al diputado Solanas, publicado en un matutino local, el tema hubiera pasado de largo. Es que la figura de Montaldo es absolutamente insospechable de dobleces. Nadie que la conozca mínimamente puede siquiera pensar que hubiera dado quórum en función de concesiones que no pudiera transparentar.
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-La acción. Tal como se veía venir el congreso del principal gremio estatal, la Asociación de Trabajadores del Estado, definió un programa de acciones directas como respuesta inevitable al marco conflictivo que propuso la Legislatura con la sanción del Régimen Jurídico. El cronograma de paros y movilizaciones se extiende sobre todo el presente mes de abril. Es interesante hacer un seguimiento sobre el ordenamiento que tiene dicho gremio. La conducción provincial encarnada en la figura excluyente de su secretario general ha llevado adelante la fatigosa tarea de insertar las demandas de los trabajadores públicos en el marco de un gobierno cada vez más encerrado en las especulaciones y apetencias de un entorno cerrado e impresentable. Edgardo Massarotti tuvo que enfrentar el congreso tras el mazazo de la aprobación parcial de un Régimen Jurídico hecho a imagen y semejanza del diputado provincial y secretario general de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN), José Allende. El dirigente sindical reflejó sin titubeos y con claridad la indignación y la bronca por la norma sancionada, y así, superó la instancia del congreso sin sobresaltos. El plan de acción contempla paros de 24 y 48 horas y una movilización provincial cuya fecha será evaluada por la conducción. Por el lado de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (AGMER), el plenario de secretarios generales organizaba los detalles de la denominada “Caravana Educativa”, una propuesta que apunta a movilizar a la comunidad educativa en toda la provincia, en torno a los graves problemas que afectan a la educación en sus más variadas aristas. Como un aspecto más del activismo que gana a los agrupamientos gremiales, la situación del Instituto de Obra Social de la Provincia de Entre Ríos (IOSPER) se ubica en un lugar de enorme preocupación. La actual conducción de la obra social tiene como protagonistas decisivos a los diputados justicialistas Allende (UPCN) y Juan Carlos Almada (Municipales). Dominada por las apetencias personales ha deteriorado los servicios por debajo de las prestaciones que se hacían en la época en que Sergio Montiel remesaba a cuentagotas solamente bonos federales. Hace un año los docentes entregaron al Directorio un petitorio con 5.000 firmas exigiendo el levantamiento del Estado de Emergencia, pues desde principios de 2003 la transferencia de fondos se ha normalizado.
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-La tensión. Como se puede ver el horizonte se presenta movidito por el lado que se mire y existen datos que prefiguran una situación de tensión social en aumento. Y cuando los segmentos más dinámicos de la sociedad se agitan, operan como reactivos hacia el resto de los sectores que componen nuestra tranquila vida provinciana. Las demandas actuales se multiplicarán en nuevas demandas. El activismo que tiene origen en pujas salariales hará sentir otras urgencias. De hecho, la “Caravana Educativa” que pone en marcha AGMER, además de lo estrictamente salarial, está hecha para que la sociedad dé cuenta de la realidad edilicia de las escuelas, el ordenamiento pedagógico y curricular. En la misma lógica, también en Concordia este jueves 7 en que se rememora el Día Mundial de la Salud, se anuncia el “Abrazo a los Hospitales Felipe Heras y Ramón Carrillo, en defensa de la Salud Pública”. La movida promete congregar no sólo a sectores gremiales sino también a vecinos, trabajadores de la salud y pacientes para exigir al gobierno provincial que mantenga en funcionamiento estos hospitales y no los reduzca a simples centros de salud.
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-Juan Pablo II. El Presidente Kirchner fue muy preciso en la enumeración de acontecimientos que ligan profundamente a Juan Pablo II con la Argentina. Tanto frente a la guerra de Malvinas como en el conflicto con Chile por el Canal de Beagle, el Papa fallecido jugó un papel pacificador y justo. “La guerra no es una obra de Dios”, dijo en aquellos momentos. Difícilmente sea recordado por sus preocupaciones teológicas, fue fundamentalmente un hombre de acción, y su accionar político guarda coherencia en posiciones dogmáticas. Lo cierto es que los cambios experimentados por la Iglesia en la democratización de la liturgia, en la participación del laico y la apertura hacia el compromiso social definidos por las Encíclicas Paz en la Tierra, Madre y Maestra, de Juan XXIII, “El Progreso de los Pueblos” de Pablo VI, y la conferencia de Medellín que legitimaba la lucha armada en la confrontación con las dictaduras militares de la región, generaron una explosión del protagonismo y el compromiso de la Iglesia en los procesos sociales que se desplegaron a lo largo y ancho de Latinoamérica. Ese proceso repercutió en una de las estructuras más fuertes y legendarias de la Iglesia Católica, la Compañía de Jesús (los Jesuitas) que se proyectó a través de monseñor Pedro Arrupe, como una verdadera columna vertebradora de ese proceso transformador.
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