Por N.S.B (especial para ANALISIS)

Entre sainete e historieta, una saga de brulotes vistosos. Sin entrar en el análisis detallado de las causas en las que buscó intervenir en la provincia de Entre Ríos (de las que se da cuenta detalladamente en este sitio), la llegada a nuestra provincia del abogado Fernando Burlando, fallido aspirante a la gobernación de la provincia de Buenos Aires y de alto perfil mediático, no pasó desapercibida. Es su costumbre. Donde está, genera ruido.

Apenas informó que se ocuparía de algunos asuntos en Entre Ríos (estaría tramitando su matrícula habilitante) arremetió a través de terceros, con calculada desmesura, contra uno de los poderes del Estado. A diestra y siniestra expresó que la Justicia Provincial solo se ocupaba de construir aberraciones jurídicas. 

O sea: conjunto de funcionarios organizados para la injusticia. Odioso, inquietante. También incomprobable, pero,  sin duda, un gran título, que de inmediato podía ganar la atención y ponerlo, como gusta al abogado asiduo participante de revistas de la farándula, en el centro de la escena. 

Señaló la posible existencia de un pelotón de fusilamiento judicial. No es poco. Se podría imaginar a un grupo de fiscales, jueces y a sus auxiliares arrojando pesados códigos sobre indefensos ciudadanos. Metáfora penetrante.

Analizó que las pericias de los tribunales entrerrianos eran pura chapucería y, lo que no es menor, se violarían de manera permanente las garantías constitucionales.  La sagaz mirada de Burlando, participante de causas resonantes, nos mostraba, nos iluminaba, con términos demoledores, que nuestras vidas transcurren en una provincia precedente a Macondo (dicho con mucho respeto al desarrollo institucional de Macondo). 

Al menos en parte el letrado logró su cometido. Generó confusión adueñándose de algunos titulares y seguramente en algún instante el sabor del triunfo invadió sus sistemas glandulares. Fue, en nuestra mirada, un llamado de atención para Entre Ríos. 

Hace demasiado poco, al inaugurarse el año judicial, el presidente del Superior Tribunal de Justicia, Leonardo Portela, compartió reflexiones preocupadas y tomó compromisos en relación al servicio de Justicia. También desde la Asociación de la Magistratura y la función Judicial se conocieron expresiones ante los embates desde los medios contra alguno de sus integrantes. 

Sabrá la Justicia entrerriana plantarse y defenderse. No es, en esta coyuntura, solo una obligación hacia adentro, lo es en relación a la comunidad. No puede suceder silencio a los cuestionamientos que buscan enlodar al que es, muchas veces, el último refugio con el que cuenta el débil para proteger sus derechos. 

Entre testigos que huyen y cierres que se acercan, los entrerrianos somos observadores del intento de enchiquerar, prolijamente, el accionar de la justicia y ante semejante grosería algo hay que escribir. 

Es que los derrumbes institucionales que se llevan puestas las mayorías, suceden en silencio, son determinantes y cambia nuestras vidas para siempre. Burlando a Entre Ríos, un jalón más del ex bailando por un sueño. El pase del año.