El abogado, ex senador provincial y ex intendente de Gualeguaychú, Luis Leissa, analizó diversos aspectos de la realidad provincial y nacional, especialmente lo que significó la carta pública de la vicepresidenta, Cristina Fernández.

En declaraciones realizadas al programa A Quien Corresponda (Radio De la Plaza), Leissa dijo desconocer “los pormenores” del reclamo del sector sanitario de Gualeguaychú y afirmó que “tiene que ver más con una cuestión política que sanitaria”. Definió que “se advierte claramente una puja interna, una tensión entre sectores y la nota que se le mandó al gobernador y a las autoridades de Salud que aparecía demasiado fuerte como para tratar de buscar una solución a un tema de diferencias que era evidente”.

“Quizás esa nota valía para el ámbito interno, para decirla en voz baja pero en lo que hace a la mirada global de la marcha de dos gobiernos del mismo signo partidario, parecería imprudente al menos”, opinó.

Consultado por la muerte del intendente de Gualeguay, Federico Bogdan, sostuvo que “me parecía una persona serena, reflexiva, prudente y que abonaba un buen trato para quienes pensaban como él y para quien no pensaban igual. La despedida de la ciudad fue la respuesta lógica a un comportamiento que tuvo durante su periodo de intendente, que tarde o temprano se iba a reflejar”.

“La muerte de un intendente siempre es dolorosa, a veces aun no estando en funciones, y eso tiene que ver con bondades y actitudes que se adoptan y que son tendientes a generar cohesión y no a generar fracturas y divisiones en el seno de la sociedad por hechos que son menores, máxime en este momento en que estamos en una situación tan compleja y tan difícil”, aseveró.

Por otra parte, sostuvo que “el caso Etchevehere quizás tenga otros condimentos, tenga otra valoración y es muy proclive a generar miradas muy opuestas. Comparado con el caso Bogdan, juegan otro factores y ante la muerte se busca una actitud más flexible y comprensiva”. “Por la características que conocí de Bogdan, tenía la serenidad espiritual para generar más adhesiones que enfrentamientos”, sentenció.

La carta de Cristina Fernández   

En otro orden de temas, Leissa sostuvo que la carta de la vicepresidenta Cristina Fernández “es preocupante” y analizó: “Si recorremos la historia institucional argentina, no vamos a ver que una vicepresidenta fije posturas tan categóricas y que esa altisonancia supere a la voz del propio presidente; es una cosa verdaderamente anormal”.

A su vez, indicó que “la carta refleja una catarsis de lo que es la vicepresidenta. En la primera parte se ven las características y las auto referencias que son propias de la ex presidenta; una persona que conjuga más la primera persona del singular que la primera del plural, que siempre se pone en el centro de la escena en una actitud de auto referencia que no le hace nada bien”.

Consideró que “si el afán sincero de ella era observar algunas medidas o acciones del Presidente en ejercicio, hay que ventilarlas en privado y no hacerlas públicas. Porque más allá de la confusión que puede haber en la sociedad, agravada por la pandemia, esto desmerece la figura del Presidente en vez de fortalecerla”.

“Ese tipo de cuestiones hay que plantearlas en un marco privado. Y si por un lado hablamos de que hay suficiente estatura política para hacer de un Frente de Todos una especie de amalgama de opiniones distintas que finalmente se sinteticen en una propuesta única, que ella –como máximo referente de un sector-, no lo haga, no es positivo. A ella hay que exigirle más esfuerzo, hay que imponerle que tenga la mayor prudencia, y esa carta se despega del temperamento con el que debería haberse manejado. Esto no era para hacerlo público, y hacerlo público genera más preocupación que tranquilidad”, analizó.

Respecto de los cuestionamientos que se hacían a Cristina Fernández por su silencio, Leissa sostuvo que “aun aceptando eso, este no es el momento para hacerlo. Era más lógico que la presencia de la vicepresidente estuviera marcada en aspectos ante la grave situación que atravesamos, su presencia y su acompañamiento al Presidente, guardando el recato mínimo que se debe guardar en una situación tan insólita como se da, de que Cristina Kirchner tiene más poder que el Presidente, en cuanto a la acumulación política”.

“Creo que la presencia de la vicepresidenta debió darse de otra forma y en otro ámbito; no haberse pronunciado categóricamente en el tema de la pandemia, fijar una postura pública, aun con la mesura del caso, justificaba que se diera respuesta a esa inquietud de mucha gente que la cuestionaba porque no se expedía. No es una cuestión que tengamos una especie de gataflorismo, lo que se expresa era algo real: la vicepresidenta permanecía ausente, en un segundo plano que no disimulaba su participación activa en muchas decisiones y si creyó que con esto se salía de esos cuestionamientos, no fue oportuna ni fue feliz la carta que publicó”, reflexionó.

En ese contexto, consideró que la respuesta del ex Presidente Mauricio Macri “no fue la más adecuada porque siempre hay que apostar a fijar denominadores comunes, avanzar en las coincidencias, ampliar el escenario en el que se coincide, pero hoy lo que hay que hacer es tratar de conversar”.

“Hoy estamos en una situación pre constitucional o pre democrática, porque el comportamiento de algunos actores de la vida política e institucional de Argentina es propio del período anterior a la Constitución Nacional, porque acá no se respeta lo mínimo. Se cae de maduro que cualquier acuerdo hay que hacerlo con la Constitución. Estamos en una etapa pre-constitucional, se ignoran cosas y se pasan por arriba principios, derechos y garantías que están fijados en la Constitución y en eso hay una mayor responsabilidad de parte de Cristina Fernández y el kirchnerismo en su conjunto”, concluyó.