Jorge Daneri (*)

La constitución de la provincia de Entre Ríos, reformada durante la histórica convención del año 2008 establece principios novedosos: Progresividad, el cual se conforma y enriquece de los principios de gradualidad y No regresión.

Progresividad implica un transcurrir reformador, de cambios que se van desarrollando paso a paso, una transición normativa ordenada para ir saliendo de un contexto legal hacia uno nuevo o renovado, más acorde a los tiempos de cuidado del entorno eco-social y por lo tanto de mayor protección de la diversidad ecológica y cultural. Leonardo Boff diría, un ejercicio jurídico de la ética del cuidado mutuo.

La gradualidad consolida un sendero político y legislativo moderado y dinámico hacia un escenario de mayor protección ambiental.

El principio de No regresión implica que la norma posterior o futura, no puede ser más blanda, flexible o retrógrada que la precedente, es decir, no puede ser más permisiva de procesos de daños ambientales. 

La tendencia

Los incendios intencionales de todo tipo en el Delta y el Paraná medio durante estos dos años, los endicamientos descontrolados en las islas entrerrianas, los intentos de emprendimientos inmobiliarios en humedales, impedidos finalmente por Sentencia histórica de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, la inexistencia de las zonas de amortiguación de las Áreas Naturales Protegidas o tristemente desprotegidas de la Provincia -sin decretos reglamentarios, sin personal, sin presupuestos, sin capacitación, sin equipamiento, sin nada-, son prueba de violación sistemática de estos principios.

En Paraná, la inexistencia de un análisis político sobre la modificación de ordenanzas que realizadas durante los primeros años de los 90, han sido modificadas y cuasi-desprotegidas áreas históricas, culturales y ambientales centrales de la ciudad de Paraná, es otro escenario pendiente de debate, pues lo regresivo es la conducta de la gestión política.

Concretamente, la tendencia es a una constante violación de principios jurídicos ambientales que venían para quedarse y que por normas y actos administrativos posteriores se modifican usos del suelo, o frente a los hechos consumados, valoran supuestos derechos adquiridos por sobre los derechos humanos ambientales colectivos.

La apropiación del poder

Parecería que el Estado cada cuatro años, deja de ser el Estado reciente, para ser un nuevo Estado naciente. Aquel principio legal de la continuidad jurídica del mismo, sería para algunos, solo un cuento. Claro mensaje al pueblo preocupado por tal o cual historia que no convence, que no conmueve, como que la culpa fue del Estado pasado que ahora es de otros, no de aquellos. Del gobierno del pueblo, silencio. De la representación política a la apropiación del poder.

Existe un territorio normativo accesible al poder, al poder de más de lo mismo o peor. Se va concentrando, se lo ignora colectivamente, porque no se los publica en tiempo y forma, no se posibilita el debate ciudadano previo y ante la no advertencia o desconocimiento de lo que se va cocinando en los sótanos del poder, aquél del pasado reciente o del vigente, se consuma el despropósito, la sinrazón.

Desprotección

La violación de estos principios para obtener arenas para fracking hacia Vaca Muerta a partir de su extracción de Áreas Naturales Protegidas en humedales, el sobre dragado del río Paraná durante la bajante y sequía de la cuenca del Plata toda, la más desgarradora conocida, profundizando el cauce en sitios de protección ambiental internacional, como el Sitio RAMSAR Delta, o las Áreas Naturales Protegidas del río Paraná en sus sectores medio e inferior, o el avance de la especulación inmobiliaria en altura en un área como calle Estrada hacia Bajada Grande en la ciudad capital de la Provincia, territorio de delicado y especial cuidado, absolutamente rodeado de áreas naturales, como culturales e históricas también protegidas por Ordenanzas como leyes provinciales, pero sin áreas de amortiguación definidas, etc, etc, demuestra, simple y desoladoramente, que estamos frente a un sendero de no progresividad, de no gradualidad y sí de regresión, de flexibilización amarillenta hacia los intereses de poderes que han dañado los intentos de planificación democrática y participativa de la ciudad, una democracia ambiental inexistente, violada una y otra vez.

Concejales, defensoras del Pueblo

Las concejales de Paraná, los legisladores locales, como la Defensoría del Pueblo tienen objetivos centrales en estos tiempos, aquí se proponen:

-Restaurar en su integridad originaria y enriquecer aún más la Ordenanza de Preservación Cultural, Histórico, Monumental, Arquitectónico - Urbanístico y Ambiental de la Ciudad de Paraná (octubre 1990), la que fue parcialmente derogada en sus componentes ambientales de una manera vergonzosa y desconocida por la sociedad en su conjunto.

-Enriquecer el Código Ambiental de Paraná, pero particularmente, exigir fuertemente su aplicación y cumplimiento por parte del propio Departamento Ejecutivo Municipal, sin olvidar la plena vigencia del sistema jurídico ambiental de la República. Acceder a la justicia de ser así necesario, atribución constitucional de la Defensoría, un acto honorable de cualquier concejal como ciudadano, en ejercicio de su rol de contralor, rol olvidado en la cotidiana actividad legislativa provincial y local.

-Paraná necesita un debate democrático diferente. Convocar a una convención constituyente para el desarrollo de la democracia ambiental hacia la primera Carta Orgánica del pueblo de Paraná, bien a escala humana, debería ser una prioridad.  Es un regalo maravilloso que los convencionales constituyentes brindaron en aquella reforma de la norma madre de la provincia. Semejante catástrofe climática y civilizatoria lo reclama, ahora más que nunca, con el río llorando, gritando.

De igual manera, van conformándose, en este cambio de época, asambleas y más colectivos sociales. Y lo hacen como esculpiendo esa línea de dignidad que se revela frente a la maldita línea de pobreza. Cuidado, o mejor, en buena hora que el "buen vivir" se va esculpiendo como desde abajo, bien desde abajo, autoconvocado. La conformación de una asamblea social constituyente puede ser un primer paso para poner bien en crisis también al poder de turno, y hacerlo reaccionar. No existe más los tiempos de esta "civilización", ahora son los tiempos de la naturaleza.

(*) Concejal mandato cumplido. (1987-91) Paraná. Abogado especializado en Derecho Ambiental.