El abogado de Gualeguaychú, Luis Leissa, analizó el nombramiento de Horacio Rosatti como nuevo presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, y reflexionó respecto del rol y el accionar de la justicia argentina. 

En declaraciones realizadas al programa A Quien Corresponda (Radio De la Plaza), Leissa afirmó que “desde el punto de vista individual no se puede decir nada de la capacidad que puede tener Rosatti para el cargo, porque es una persona preparada y con una actitud y voluntad de capacitación y crecimiento como jurista”. “Sí estoy tratando de informarme respecto al procedimiento con que se lo eligió, me preocupa el grado de división entre cinco personas que no han podido llegar a un acuerdo mínimo y siempre nos hace ruido esta situación de que alguien se pueda votar a sí mismo, lo que en principio está alejado de ser lo correcto y como mínimo desmerece la posición de aquel que es elegido”, refirió.

Acotó que “siempre el sistema de elección del cuerpo judicial ha tenido observaciones, y hay razones para eso ocurra, pero creo que habría que buscar un mecanismo que evite esta situación”. “Lo sucedido ayer no parece ni lo más creativo, ni lo más elegante, ni lo que prestigie y le de autoridad a la Corte teniendo en cuenta el rol significativo que hoy juega la cabeza del Poder Judicial en el país”, señaló.

“De más está decir que con este sistema o con cualquier otro, esto de auto elegirse no parece lo más adecuado y le da un vicio de origen a designaciones que deberían ser absolutamente claras en cuanto a la legitimidad interna para marcar lo que la Corte como órgano máximo de Justicia debe marcar, que es la voluntad de una sociedad de ajustarse a derecho de que los ciudadanos que recurren a la justicia tenga la tranquilidad de que haya jueces ecuánimes, con libertad espiritual, con distancia crítica, con la independencia de juicio que es necesaria y con el grado de madurez y reflexión con que se debe llegar a esta instancia de la justicia”, reflexionó.

En este sentido, también reconoció la descreimiento de la sociedad en la justicia y apuntó que “en el marco de la situación de deterioro institucional que vive Argentina, muchos poderes no escapan a esa imagen crítica que tiene el seno de la población, y además las últimas voces que se han alzado sobre este tema con el famoso proyecto de democratización de la justicia de Cristina Fernández que no tenía nada de democratización sino que apuntaba a buscar un Poder Judicial totalmente amañado al Ejecutivo, como tampoco es bueno que el entonces presidente Mauricio Macri haya designado por decreto a (Carlos) Rozenkrantz y a (Horacio) Rosatti”.

Ante ello, opinó que “hay que buscar un mecanismo intermedio que salga de esta situación porque perjudica a quienes son elegidos y lo único que hace es aumentar más la falta de credibilidad en momentos donde es tan necesario tener un Poder Judicial fuerte en la República Argentina, porque con un Poder Judicial fuerte se hubieran evitado muchos golpes de Estado en el país”. “Esto merece una mirada crítica por parte de todos, no con ánimo de sustituir nada sino con ánimos de tener un país republicano en serio y no solamente en la declamación”, refirió.

Consultado por la incidencia de los resultados electorales en el accionar de la Justicia, Leissa consideró que “indudablemente influye, y mayoritariamente hay un condicionamiento que aparece a simple vista, que no necesita mayores pruebas, que ha instalado como un lugar común y ya como una frase hecha y con asiento en la verdad que el Poder Judicial tiene un olfato aparte para determinar hacia dónde debe apuntar cada vez que se acerca una elección. Y eso es muy preocupante”.

Asimismo, planteó que “quienes integran el Poder Judicial llegan producto de una relación –que no digo que sea promiscua o reprochable- previa con decisores de turno lo cual no debería ocurrir y en eso hace falta que quienes tienen la posibilidad de incidir en los nombramientos reconozcan que el Poder Judicial no es un apósito o aditamento que se lleva como un acoplado; es realmente un poder en sí mismo que a veces tiene hasta más peso que el Poder Ejecutivo o Legislativo y que merece funcionar con la independencia que marcan las leyes”.

“Lamentablemente se ve que hay situaciones donde, de solo advertir los comportamientos, las expresiones, los silencios, se muestra que quienes ocupan cargos importantes en el Poder Judicial no tienen expresión independiente respecto a los sectores del Poder Ejecutivo que han incidido en los respectivos nombramientos. Y eso es una situación que debe cambiar”, analizó.

Agregó que “esto es un camino de ida y de vuelta: por el lado de quienes designan, deben entender que esto no puede ser algo que funcione a gusto y piaccere del Ejecutivo y por el lado de los que son designados, que traten dignificar la función que tiene ser juez en Argentina, que lo que hace es dar ejemplo, brindar autoridad y tener la suficiente madurez intelectual y reflexión propia para estar ajenos a cualquier tipo de presión”.

Leissa advirtió asimismo que “la palabra democratización en la Justicia ha quedado totalmente prostituida a partir de que Cristina Kirchner fue la impulsora, como otra cosa más el kirchnerismo pudrió muchas cosas”.

Puntualmente sobre la designación de los jueces, planteó que “de esta forma no puede seguir, y confiar a la buena de Dios el nombramiento producto de que son amigos o que nunca le pegaron a la madre; hay que perfeccionar el sistema de elección y designación de jueces de manera tal que sea lo más prolijo posible, sabiendo que se eligen hombres que no son infalibles, pero hay que adoptar cierto criterio. Lo que no se puede es seguir con la posibilidad de que tengan tanta influencia y decisión personas que no tienen la idoneidad suficiente, y en eso algo se puede hacer”.

“Es real que hay una falta de credibilidad en el seno de la Justicia que es muy fuerte y muy marcada pero eso también ocurre con el resto de quienes tienen responsabilidades dirigenciales en Argentina. No podemos quedarnos quietos ni seguir sosteniendo que quienes llegan a la Gobernación, en el caso de Entre Ríos, estén especulando con nombrar jueces amigos especulando que eso los va a salvar o como un mecanismo para encubrir o no investigar hechos ilícitos o circunstancias poco claras, subordinando la Justicia al poder político”, concluyó.