Por Ferny Kosiak

En un video que se viralizó bajo el hashtag #TodaVidaVale, la campaña de Cuidemos las dos vidas realizó un compilado con las voces de personalidades públicas como Gastón Recondo, Maru Botana, Totti Passman, Susana Romero, César “Banana” Pueyrredón, Amalia Granata. Con aportes que no exceden más de una oración, la actriz Romero se pregunta y reflexiona: "¿Sabés cuántos abortos hay en el mundo cada año? 50 millones. Esto es un holocausto silencioso", mientras que el músico Pueyrredón agrega: "El aborto mata un alma y destruye otra, la de la madre". Como contraparte, con el hashtag #AbortoLegalYa diversos actores acompañaron a sus colegas del colectivo Actrices Argentinas a través de varios videos en los que decían su nombre y luego la frase simple de “estoy a favor de la legalización del aborto”. En ninguno hay pensamiento crítico ni elaboración de un discurso sustentado, algo que sí pudo verse en las reuniones plenarias informativas realizadas en el marco del debate. Los legisladores abrieron las puertas para que más de 700 expositores dieran su punto de vista. Las voces de las figuras públicas de la cultura se alzaron en favor del aborto, no hubo ninguna que lo hiciera en contra y vaya a saber si será por convicción o por un tema de imagen pública. A continuación rescatamos fragmentos de algunas de las exposiciones:

La actriz Verónica Llinás introdujo la lectura de una carta firmada por más de 400 actrices en favor de la despenalización del aborto, mencionando que durante las jornadas de debate “escucharemos un sinfín de argumentos y cada uno de ellos merece ser escuchado, pero ninguno de esos argumentos va a modificar un hecho incontrastable: el aborto existe y mantenerlo en la clandestinidad no es la solución”. A continuación dejó el micrófono para que Carla Peterson y Griselda Siciliani leyeran la proclama de Actrices Argentinas. “Hagan Historia y salven sus deudas con las mujeres”, cerraba la nota dirigida a los diputados.

La conductora Verónica Lozano sentenció que “nadie está obligado a interrumpir el embarazo si es que no lo quiere, no es un método anticonceptivo. Porque las mujeres, en la vida real, interrumpimos los embarazos y muchas veces de maneras horrendas, tengas acceso económico o no, tengas educación o no”.

La actriz Muriel Santa Ana comenzó hablando del aborto que se realizó hace 20 años: “Yo tenía una mamá, un papá, una hermana, un trabajo, mis estudios, mis libros, mis amigos. Y conseguí la plata. No tuve que recurrir a una sonda, a una aguja de tejer, ni a un sucucho sórdido sin asepsia. Yo no deseaba ser madre forzadamente, no deseaba inscribir mi cuerpo en el orden simbólico de la maternidad por imposición. Pasaron muchos años. Conocí gente nueva, ideas nuevas y he cambiado, pero lo que se mantiene intacto en mí, y quién sabe de dónde me viene, es que desde que tengo la mayoría de edad no admito que nadie se arrogue el derecho de legislar sobre mi deseo. Mías son mis decisiones, míos son mis deseos”.

La escritora Claudia Piñeiro entregó un listado con 200 escritoras a favor del aborto. Dirigiéndose a diputados y ministros sentenció: “Cuando ustedes dicen que no están de acuerdo con una ley de interrupción del embarazo y dicen `porque estoy de acuerdo con la vida´, están haciendo una operación de lenguaje para separar a la sociedad y dejarnos a nosotros afuera”.

El filósofo mediático Dario Sztajnszrajber repitió a lo largo de su exposición el subtítulo de La Justicia como imparcialidad de John Rawls, como si fuera un leitmotiv, la necesidad de “política, no metafísica” luego de plantear la complejidad de llegar a un acuerdo sobre cuestiones metafísicas entre posturas diferentes. “Cada posición va construyendo una red de conceptos asociados y siempre termina justificando lo que previamente quería demostrar. No estamos hablando de otra cosa que de la postverdad. Por eso creo que el debate sobre el origen de la vida es un debate que no vale la pena dar, que no vale la pena priorizar ante las urgencias que día a día nos depara la existencia social del aborto. Creo que es mejor no discutir metafísica para dirimir cuestiones públicas. Nuestra sociedad tiene que hacerse cargo de acompañar el proceso de emancipación del cuerpo de la mujer, históricamente sojuzgado, naturalizada su expropiación, la naturalización del cuerpo de la mujer como receptáculo reproductor la ha condenado a la desapropiación de su propia autonomía. Una mujer que no decide sobre su propio cuerpo es una ciudadana de segunda”.

(Más información en la edición gráfica número 1077 de la revista ANALISIS del jueves 10 de mayo de 2018)