“A los 60, podría ser juez y jugar al golf”

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Entrevista a Sergio Avero, abogado, ex fiscal de Estado

Luciana Dalmagro

No habla con los medios desde que dejó el cargo, pero aceptó charlar con este semanario por una razón muy particular y personal. A los 46 años, Sergio Avero, ex fiscal de Estado del gobierno de Sergio Montiel, prácticamente no desarrolla actividad política y está dedicado de lleno a sus dos estudios jurídicos y a la docencia. Analiza a la distancia su gestión y habla de sus enfrentamientos con el ex mandatario y con el ex fiscal Oscar Rovira. Cuestiona la labor de la Oficina Anticorrupción y rescata la tarea de la FIA. Ensaya algo parecido a una autocrítica en algunos aspectos y brinda detalles sobre la polémica contratación de la agencia Kroll y sobre las causas en su contra, una de las cuales espera respuesta de la Corte Suprema.

“Es el primer reportaje que brindo desde que dejé la función pública. Me llamaron varias veces, pero siempre me negué. Incluso no iba a aceptar esta entrevista, pero sucede que mi madre era lectora de ANALISIS y cada vez que salía algo relacionado conmigo me llamaba para avisarme. Acepté en su memoria, en homenaje a ella, que falleció la semana pasada”. Tras la explicación, Sergio Avero se sienta en una de las ocho sillas que rodean la larga mesa de reuniones de su estudio, cruza los brazos y cuenta que hasta hace un rato estaba trabajando en el diseño de la página web de una fundación que está armando junto a algunos colegas. Estará destinada a la investigación y al patrocinio de causas que requieren una ONG para su representación, por ser de interés común, explica Avero y dice que ya no trabaja en sociedad con su primo Raúl, que se trasladó al estudio del abogado Leandro Dato.

Además del ejercicio de la profesión tanto en Paraná como en Buenos Aires, donde montó un bufete que atiende dos días a la semana, Avero se dedica a la docencia. Integra las cátedras de Derecho Procesal de la sede local de la Universidad Católica Argentina (UCA) y de la Universidad Nacional del Litoral (UNL). También es miembro de un equipo de investigación jurídica que desarrolla un proyecto dirigido por Guillermo Enderle, juez de la Cámara Federal de Apelaciones de Paraná. Trabaja, dice, hasta sábados y domingos. Avero brinda todos estos datos casi sin respirar, tras una tímida y escueta pregunta para saber qué es de la vida de aquel fiscal de Estado de altísimo perfil que acompañó el complicado gobierno de Sergio Montiel.

Conserva casi el mismo aspecto pese al paso de algunos años y hasta aparece un poco más delgado y con mejor humor. Da la sensación de que le sienta bien haberse alejado de la política. Sus actividades en este plano han quedado reducidas prácticamente a la nada. No participa siquiera de alguna reunión cada tanto, pero asegura que se trata de una pausa temporal. “Es bueno que los que estuvimos en el gobierno hayamos tomado cierta distancia de los primeros planos, de modo de posibilitar que surjan otras figuras. El radicalismo es un partido que muchas veces no permite el crecimiento. Somos muy estructurados, conservadores y hasta cerrados. Todos salimos muy desgastados del gobierno, fueron años muy duros”, justifica.

-¿Extraña la función pública?
-Para nada. A mí lo que verdaderamente me gusta es la actividad privada, el ejercicio profesional. Cuando Sergio Montiel me convocó para el gobierno, me preguntó qué cargo quería. Mi respuesta fue que deseaba algún cargo en el que pudiera ejercer la profesión. Pensé en la Secretaría de Justicia, pero es una función más política, así que me quedé con la Fiscalía de Estado.

-¿Volvería a desempeñar ese cargo?
-Fue una buena experiencia, no reniego, pero la verdad no sé. Nos tocó vivir un momento muy difícil. Estoy conforme con lo actuado, creo que sirvió. Aunque a algunas cosas las haría distintas.

-¿Por ejemplo?
-Podría haber discutido más algún decreto, cuestionado algunas decisiones políticas. Por ejemplo, yo no estuve de acuerdo con la supresión del aguinaldo. Eso me generó una fuerte discusión con Montiel y estuvimos distanciados por algún tiempo. Entiendo que se echó mano de ese remedio en una situación crítica, delicada y compleja, pero con el tiempo se declaró la inconstitucionalidad de esa medida.

-¿En qué estado están las causas en su contra?
-Fueron dos. Una derivada de la contratación de la agencia Kroll. Fui denunciado junto a Montiel y a Gabriel Ferro, ex secretario general de la Gobernación. Se nos imputaba porque no había documentación que acreditara el trabajo de la empresa. Yo había sacado fotocopias de todos los expedientes que se generaron, los acompañé como prueba y planteé la nulidad del requerimiento fiscal. Se aceptó ese planteo y respecto a mí esa medida quedó firme, así que es un tema concluido. Montiel y Ferro fueron sobreseídos luego y la sentencia fue apelada parcialmente, pero me parece que es algo que no tiene mucha consistencia.

-¿Y la otra?
-Se relaciona con la no publicación del rechazo al veto parcial del presupuesto de 2003. Algo que no tiene el más mínimo sustento. No está tipificada esta circunstancia y no se puede imputar a alguien si no existe ninguna norma legal que haya sido violada. No existe una norma que establezca la obligación del Poder Ejecutivo de publicar el rechazo a un veto parcial. No es una cuestión que me tenga preocupado. Hay un recurso extraordinario presentado ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Suena disparatado, pero es así.

-¿Cómo surgió la idea de contratar a Kroll?
-Kroll apareció como una agencia más. Estaba vinculada al Ministerio de Justicia de la Nación y colaboraba con la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas. Sigue siendo una de las agencias más importantes de este tipo en el país. También está Moreno Ocampo. Hay que ubicarse en el tiempo: salíamos del gobierno menemista con un gran reclamo de transparencia y de que se analizaran y revisaran todos los actos de gobiernos anteriores. Es cierto que lo de Kroll puede ser visto como algo un poco innovador, pero tanto la Alianza como el PJ incluían postulados sobre transparencia y anticorrupción en sus plataformas de campaña. Los candidatos habían tenido reuniones con Moreno Ocampo en 1999, tanto Montiel como Jorge Busti, para asesorarse sobre investigaciones o relevamientos. Ése fue el contexto de la decisión.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

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