-Calma y resignación. Luego de la sobrecarga de expectativas y tensiones propias de los cierres de listas el clima político se presentaba apacible. Siempre que se concluye una etapa tan importante como es la definitiva configuración de la propuesta electoral, el agotamiento propio del tenso trajín sobreviene de golpe, cuestión que apacigua a los principales actores. Pero en Entre Ríos siempre hay motivos para que las pasiones se agiten. En el medio del sosiego estalló la indignación de Domingo Daniel Rossi y éste comenzó a revolear la media. La cuestión no era menor. La Sala Penal del Superior Tribunal de Justicia de la provincia, conformada por Daniel Carubia, Bernardo Salduna y Carlos Chiara Díaz, había rechazado el recurso de casación presentado por su abogado defensor. Pocos meses atrás, un juicio de primera instancia lo había encontrado culpable de enriquecimiento ilícito y lo había condenado a tres años de prisión condicional. La indignación de Rossi no estaba puesta en la sentencia en sí, o por lo menos ése no era el centro de su furia. El actual intendente de Santa Elena y candidato a repetir un nuevo mandato denunciaba que su causa había sido tratada antes de otras con mayor antigüedad, entre ellas la del ex senador provincial Mario Alberto Yedro o la del ex funcionario bustista Oscar Mori. En pleno ataque de ira Rossi acusó directamente a Chiara Díaz de haber cambiado el orden de entrada de los pedidos de Casación poniendo en la primera fila al suyo.

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-La ley y la política. Contrastando el extendido criterio que reza que “la justicia para ser justicia tiene que llegar a tiempo”, es decir, en tiempos razonables y a resguardos de dilaciones sin sentido, Rossi se plantó en sentido contrario. De hecho, el juicio en cuestión llevaba muchos años a caballo de infinitas maniobras dilatorias por parte de la defensa. Justamente, la pretensión de Dani era seguir dilatando la hora de una sentencia definitiva. De esa manera, las decisiones judiciales no lo dejaban afuera de la lucha para la Intendencia de Santa Elena. Descontaba un triunfo categórico en las elecciones de marzo del 2007. Desde ahí, con los votos bajo el brazo, la presión sobre un fallo condenatorio se instalaba en los escritorios de los jueces. Ese posible eje de apriete -o sea, idéntico al del 2003, cuando ganó por última vez las elecciones comunales- es lo que se corta con este fallo de la Sala Penal del Superior Tribunal. Astucia no les falta.

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-Un poco de aire. En mucho, el fallo de la Sala Penal oxigena ambientes demasiado viciados por el manoseo punteril o comiteril, el formato en este caso es lo de menos. Cualquier suspicacia sobre alguna influencia política que haya operado en esa dirección carece de sentido en tanto y en cuanto es absolutamente correcto el rechazo a la casación planteada por Rossi y hace a un claro sentido de justicia que la sentencia condenatoria por enriquecimiento ilícito quede definitivamente firme. Pero es claro, las pasiones y simpatías políticas no están ausentes cuando de actores tribunalicios se trata. Los desbordes pasionales, lejos de quedar encajonados en ambientes cerrados penetran por los poros de las instituciones cualquiera sea el territorio que dibujen. Cuando el enfurecido intendente de Santa Elena tuvo que dar la fuente que delataba el supuesto mal hacer de Chiara Díaz no vaciló en nombrar a un recientemente nombrado miembro del Superior Tribunal. “El Kete Castrillón me dijo: ¡te cagaron!”. Así, sin ambigüedades Rossi clarificó el cuadro cuando se le preguntó por qué cargaba las tintas de semejante maniobra a determinados miembros del tribunal. No se conocen declaraciones de Castrillón ratificando o rectificando las afirmaciones del condenado.

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-El cierre. El cierre de listas para las próximas elecciones terminó sin mayores novedades. Lo que se venía perfilando acabó por configurarse como propuesta hacia marzo del 2007. Las especulaciones sobre las dificultades en completar una lista provincial tanto para la Concertación Entrerriana como para el peronismo disidente se terminaron despejando, lo que no quiere decir que no vayan a enfrentar instancias traumáticas en el futuro. Como ya es sabido, la fórmula de la Unión Cívica Radical se terminará de formalizar una vez que las internas abiertas y simultáneas del 17 de diciembre se diriman. De todas maneras, si el triunfo holgado del doctor Raymundo Kisser en las internas partidarias tiene algo que ver con los proyectos provinciales, Gustavo Cusinato tiene buena chance de encabezar la propuesta electoral del centenario partido. En el justicialismo, en cambio, las internas de diciembre sólo dirimen cuestiones menores. Entre ellas, sin dudas la más picante se presenta en el departamento Paraná, donde Santiago Gaitán -que corre con el caballo del comisario- confronta con Héctor Alanis. De igual manera aparece con algún atractivo la compulsa por la candidatura a intendente de la ciudad capital. Si bien son siete los precandidatos que disputarán la interna del PJ, la cosa parece definirse entre José Carlos Halle y el dirigente del Sindicato de Comercio, Daniel Ruberto. Por el lado del radicalismo pareciera que con los resultados de las internas en la mano las elecciones para las candidaturas provinciales casi carecen de sentido. Habrá que creer que para los radicales las pujas internas constituyen la razón de ser de su existencia. Todo el juego de campañas, arreglos y desarreglos, impugnaciones y componendas, reuniones secretas, acuerdos cruzados, camisas transpiradas y trajes desaliñados los hace revivir viejas sensaciones. Dirimida la contienda la película termina, se prenden las luces de la sala y cada cual se retira con sus porciones a cuesta.

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-La Concertación. Hay que reconocer que algunas razones existen para que la dirigencia de la Concertación Entrerriana se sienta estimulada. Logró mantener la Concertación a pesar de la desintegración del ARI, el regreso al bustismo de Juan Domingo Zacarías a último momento y de varios otros con antelación. Logró además integrar a un dirigente radical en el segundo lugar de la fórmula provincial. Hay algunos detalles que sin embargo pueden convocar a una realidad sólo coloreada de gris. El objetivo inicial de la Concertación era lograr una alianza con el radicalismo con toda su integridad partidaria. El ariete de esa propuesta en la interna de la UCR fue el agrupamiento que encabeza Juan Ghiano, secundado por Eduardo Solari, de Paraná, y el diputado de Gualeguaychú, Osvaldo Fernández. A pesar de que el impulso aliancista contó con el apoyo del ex senador provincial de Diamante, Juan Colobig -un referente importante en tiempos en que se buscaba una salida institucional al barbarismo montielista-, la propuesta sucumbió. El radicalismo ubicó mayoritariamente como causa de sus frustraciones actuales las alianzas que supieron hacer en el pasado reciente.

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-Proyecciones. Los resultados electorales de las legislativas de octubre de 2005 constituyen el parámetro más certero del piso electoral del radicalismo. Es difícil pensar que puede ubicarse por debajo de ese nivel. De allí se desprende que la estrategia de la Concertación Entrerriana destinada a enriquecer su caudal electoral con la afluencia de votos radicales tiene poco fundamento. En esa dirección, Eduardo Solari le aporta a la Concertación Entrerriana el voto de su entorno más estrecho, tal como supo suceder con las integraciones anteriores de Ana D´Angelo y Lucio Godoy. Lo más probable es que la Concertación Entrerriana también quede reducida a la cosecha de la franja del progresismo entrerriano mal dispuesta con todo lo que tiene olor a peronismo. Lo que nadie puede discutir es que Emilio Martínez Garbino juega sus cartas con absoluta coherencia.

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