-Concentración. Los últimos procesos electorales van marcando una concentración notable en la opinión de la ciudadanía. Prácticamente cuatro partidos convocan el 100 por ciento de las adhesiones del electorado. Casi siempre son tres las minorías, con una relación variada entre ellas según las particularidades regionales. El cuarto lugar empieza a ser cubierto por la gama del voto negativo, sea este en blanco, impugnado, nulo o cualquier otra variante expresiva de la bronca, la indiferencia o la rebeldía que no encuentra cauce en la partidocracia tradicional. El voto “negativo” a causa del descrédito de la dirigencia política ha pasado a ser -más precisamente desde 2001-, protagonista central al momento de contabilizar votos. Disputa nada menos que el lugar de segunda minoría. Vale recordar por caso que en octubre de 2001, sólo el justicialismo de Santa Cruz, San Luis, Buenos Aires y Entre Ríos lograban superar al voto bronca. Constituye un contrasentido difícil de interpretar racionalmente, pero la disconformidad de la sociedad con la política, lejos de apuntalar nuevas opciones hace que finalmente a la hora de la verdad, termine retornando a las variantes que proponen los partidos tradicionales. Y recién allí, lo que no es contenido en ese circuito, emigra hacia el voto negativo. En Entre Ríos esta tendencia se expresa con una determinación casi absoluta, y la cantidad de electores que busca una “nueva alternativa electoral” es matemáticamente casi despreciable. Se sabe que los cinco diputados en disputa quedan atrapados dentro del terreno que dibuja el peronismo en versión Frente Justicialista para la Victoria, la Unión Cívica Radical, y el Nuevo Espacio Entrerriano.
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-Opciones de poder. Es que en la evolución de la crisis, la sociedad fija atención en definiciones que tienen que ver con opciones de gobierno en forma definitiva. El hombre de la calle solo repara en la política cuando el calendario electoral le golpea a la puerta. De no ser por el bombardeo propagandístico e informativo, camina absorto por los deseos y temores que genera la vida moderna. Esas son las determinaciones de la crisis. Cuando cae y repara en las cuentas electorales la reflexión solo alcanza para sumar o rechazar grandes líneas que disuelven matices y perfiles sutiles. Apoyo, control, indiferencia, bronca, y no mucho más forman los íconos de las alternativas que se dibujan en el inconsciente colectivo a la hora de decidir.
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-Concentración de la concentración. Esta tendencia, tan marcada, provoca situaciones curiosas. Las polarizaciones se suceden entre los dos partidos tradicionales o bien entre fracciones de esas tradiciones. Sucedió en las elecciones presidenciales de abril de 2003 donde las cinco primeras opciones quedaron acaparadas por tres candidatos del justicialismo y dos del radicalismo. Se repite esta vez en la provincia de Buenos Aires entre Cristina Fernández de Kirchner e Hilda Chiche Duhalde, en forma excluyente.
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-Resultado cantado. Estas determinaciones curiosas de la política de estos días desacomodan a aquellas posiciones que subestiman la complejidad que requiere la construcción de alternativas en estos tiempos. Es importante ver que esta dureza de la sociedad se expresa por cualquiera de los perfiles ideológicos, si los hay. Federico Soñez trajina para que los resultados del Encuentro Amplio que lleva a Lucy Grimalt como candidata en primer término, no lo saquen de la cancha. En ningún momento Soñez pensó que la propuesta pudiera tener chances ciertas de disputar una banca de diputado nacional; pero no ha entrado en sus cálculos salir minimizados en el territorio donde aparenta un enraizamiento importante. Es esto lo que se ve venir y lógicamente que el primero que saldrá esmerilado de un resultado adverso será el propio Soñez de manera que ha empezado a maniobrar para sacar su propuesta electoral de la ciénaga que significa estar por de bajo del tres por ciento en la ciudad de Paraná. El despliegue publicitario -pródigo por estos días- refuerza las versiones de acuerdos por debajo de la mesa con algún amigo del gobierno, y por propiedad transitiva, con el propio oficialismo, que por su propio carácter siempre tiene amigos adecuados para hacerlos jugar en distintas situaciones.
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-La lista de Busti. Si todo lo dicho tiene razonabilidad se desprende que así como el viento expulsa hacia la marginalidad a unos, agita el protagonismo de otros. La lista oficial que encabeza Blanca Osuna es la más favorecida y todo indica que en las últimas horas del domingo 23 habrá plasmado una diferencia ponderable por sobre sus seguidores. Pero moldeada por las manos de Busti la propuesta se degrada enormemente y abre espacios a los otros dos contendientes con posibilidades de disputar lugares, como son el radicalismo y el Nuevo Espacio. Como propuesta que tiene la responsabilidad de representar el apoyo a la gestión del gobierno nacional de Néstor Kirchner, la campaña electoral oficial debiera estar abierta a una congregación de voluntades que trascienden el encorsetamiento en el estrecho mar bustista estrujado a su vez en un escuálido Partido Justicialista. Sin embargo, la evolución de la campaña lejos está de significar una convocatoria amplia y plural, Busti se empeña en mantenerla cerrada en los círculos herméticos que maneja personalmente, o a lo sumo el ministro de Gobierno, Justicia y Educación, Sergio Urribarri. Es más, los dos candidatos que le podrían dar un tono de color a la propuesta legislativa -Raúl Patricio Solanas y José Lauritto- se encuentran minimizados por la prepotencia del aparato del gobierno provincial. Y si en algún momento plantearon alguna línea de acción autónoma fueron observados por los comisarios políticos del gobernador. La aparición de un afiche en el que los candidatos aparecían abrazados con el Presidente provocó sonoros retos emitidos desde los teléfonos de importantes despachos gubernamentales. Es que en el afiche no estaba Busti. Así, la ingeniería electoral del PJ se explaya como línea de acción dominante en el apriete para que los intendentes fuercen un resultado ponderable, y como línea de acción secundaria oxigenar alguna de las tres propuestas que no son justicialistas para que saquen votos a la que pueda estar más empinada. Este segundo aspecto del trajín electoral que a cualquier ciudadano de la calle le pasa desapercibido ocupa una porción importante en la cabeza de los estrategas del gobierno. Queda configurada entonces una campaña chata que no despierta entusiasmo y por lo tanto está muy distante de las pretensiones del Presidente Kirchner de lograr una adhesión movilizadora.
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-Realismo entrerriano. Este juego gris y chato de la política entrerriana tiene su eficacia como para que nada cambie en la provincia. En alguna medida lo que sucede se asemeja a lo que pasa en River Plate. Por más que se sucedan cambios de técnicos y de tácticas, como los jugadores siguen siendo los mismos se impone la mediocridad futbolera. Pero acontece en estos tiempos que los problemas que afectan a la provincia en sus planos sensibles y aquellos que determinan la vida en aspectos fundamentales, siguen pendientes de resolución y más tarde o más temprano buscarán soluciones de fondo. El movimiento de profesionales médicos en los hospitales públicos sigue en pie. Incluso su baja precariedad organizativa ligada a la eficacia en el cumplimiento de las medidas de lucha que supieron poner en marcha, denuncia una fuerza interna significativa. También hay que saber dimensionar que esta actividad en esta capa social es inédita en el territorio provincial y seguramente de profundizarse por falta de solución va a tener repercusiones en otros filamentos de la sociedad. El profesional médico, “el Doctor”, es una figura que cumple una tarea sensible en el tejido de los sectores desprotegidos de la sociedad y a su vez es una referencia que goza de una inserción privilegiada en todos los estamentos sociales. Su penetración es vertical, y concita adhesiones personales proporcionales a la confianza que genera.
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