Más de nueve mil personas fueron capturadas por evadir a la Justicia.
A uno lo descubrieron saltando la tapia de su casa mientras visitaba a su mujer que cumplía prisión domiciliaria con tobillera electrónica. A otro lo detuvieron junto a un tractor en un complejo ganadero dónde trabajaba como peón. Un tercero estaba tan despreocupado que se presentó en la oficina de correos para tramitar un certificado de antecedentes. Son asesinos, violadores, ladrones, delincuentes que se creían impunes. Tanto es así que, por ejemplo, Reinaldo “Delfín” Castedo, el líder de uno de los mayores clanes familiares narcos del país, cayó mientras caminaba tranquilamente por el coqueto barrio de Parque Leloir, en Ituzaingó (Partido de Morón, Buenos Aires). Desde hacía ocho años saludaba a sus vecinos como uno más, pero no lo era.
“Delfín”, formaba parte de la larga, larguísima lista de prófugos de la Argentina, pero con la creación del Comando Federal de Recaptura de Evadidos (CUFRE), por parte de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, en 2016, burlar la ley se les hizo mucho más complicado. Algunos datos lo confirman: desde enero de ese año hasta abril de 2019 fueron capturados -o recapturados- 9.280 prófugos, informó el portal Infobae.
Buena parte de ellos no habían regresado a su lugar de detención después de ser beneficiados con salidas transitorias. Según las estadísticas del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, aún hay 4.694 peligrosos prófugos que son buscados por las fuerzas federales, Interpol y los servicios penitenciarios.
Los prófugos en números
Repasar las cifras de delincuentes capturados -y hurgar en sus peligrosos antecedentes- preocupa. Del total de los 9.280 capturados, 2.711 fueron detenidos en 2016. Otros 2.787 al año siguiente. Entre enero y diciembre de 2018, cayeron la mayor cantidad de delincuentes evadidos, 2.920. Este año la caza de malvivientes no se detuvo. Entre enero y abril fueron detenidos 862.
Varios de ellos tenían condenas firmes, pero como estaban en libertad hasta que esto sucediese, no se presentaron al tribunal y se fugaron. El mayor número de capturas por parte del CUFRE se dio en la Ciudad de Buenos Aires, 2.200. Le sigue Provincia de Buenos Aires con 1.539; Santa Fe con 505 y Salta con 227.
También fueron detenidos 66 delincuentes que tenían pedido de captura internacional emitida por Interpol, como por ejemplo Oscar Martín “Memín” Mendoza Barreno, un ciudadano peruano de 39 años, descubierto en el barrio porteño de Retiro. En la circular roja de Interpol figuraba que la Justicia de ese país lo acusaba por los delitos de robo agravado, narcotráfico y varios homicidios.
“Memín” era considerado la mano derecha de Bhel Boy Arbin Santillán Ríos, alias “Servando”. Este era uno de los sicarios más buscados del Perú, quien también fue apresado por los integrantes del CUFRE a mediados de junio de 2017 en Recoleta. “Sarvendo”, como “Memín”, habían ingresado a la Argentina con documentos falsos.
Narcos, violadores y homicidas
Diego Hernán Chenlo, de 45 años, caminaba como solía hacerlo todos los días por las calles y plazas de Villa Centenario, en el partido bonaerense de Lomas de Zamora. Había sido condenado a diez años de prisión por el delito de “abuso sexual con acceso carnal y utilización de arma de fuego” para reducir a la joven víctima. El hecho ocurrió en 2012. Pero la Justicia consideró que el presunto violador debía continuar en libertad hasta que se le dictara condena.
Como ocurrió en otros casos tanto o más graves que este, cuando el oficial de justicia fue a su domicilio a notificarle la condena impuesta por el tribunal, el agresor sexual había escapado, publicó el informe de Infobae.
El 27 de junio de 2016 se lo declaró en rebeldía y se ordenó su captura. Fue la Policía de Seguridad Aeroportuaria, bajo las órdenes del CUFRE, quien lo detuvo el 1° de agosto de 2017. Ahora el violador cumple condena en el penal de Ezeiza.
El 8 de febrero de 2001 José María Francia Meller robó y asesinó a un anciano en la tranquila ciudad de 25 de Mayo. Ocho años después, el 29 de diciembre de 2009, fue condenado a 22 años de prisión. Cumplía sentencia en la Unidad N° 4 de Bahía Blanca. Pero el 24 de febrero de 2014, aprovechando el beneficio de salidas transitorias, se fugó.
Durante más de tres años logró evadir a la Justicia. Se las había ingeniado para conseguir trabajo en la chacra de una empresa agropecuaria ubicada en la ciudad bonaerense de Guaminí. El lugar quedaba a menos de 50 kilómetros de Huanguelen, la localidad de Coronel Suárez dónde había nacido 43 años atrás.
Como otros prófugos, Francia Meller supo cultivar el perfil bajo. Se cuidó de realizar llamadas telefónicas a sus seres queridos por si los teléfonos estaban “pinchados”, pero sucumbió ante la tentación de las redes sociales y subió fotos junto a amigos y conduciendo tractores de la firma ganadera a Facebook. El asesino no tuvo en cuenta que los especialistas del CUFRE realizan inteligencia y seguimiento criminal sobre las redes. Ahora, el criminal, pasa sus días en la Unidad N° 5 de Mercedes.
Más casos
Eduardo Federico Bairgian, estuvo prófugo durante más de un año. La Justicia había solicitado su captura nacional e internacional por darle “apoyo logístico” a la banda narco rosarina de “Los Monos”. Primero se escondió en un lavadero de autos de Flores, que había estado vinculado al último jefe de ese clan familiar, Ramón Ezequiel Machuca, también conocido como “Monchi Cantero”. Consiente que ese no era un lugar seguro, insistió en cobijarse en lugares afectuosos para él, un taller mecánico que solía frecuentar y al cual llevaba vehículos para borrarle la numeración y que serían utilizados por “Los Monos”; y la casa de su mujer, en la localidad porteña de Versalles. Esos lugares también estaban bajo la lupa de la Agencia Federal de Inteligencia, de Gendarmería, Prefectura y de la Policía Federal Argentina, que también trabaja bajo la dirección del CUFRE.
Finalmente, cayó el 27 de mayo de 2017, el día del cumpleaños de la madre de sus hijos. Fue cuando pasó a buscarla por su vivienda en un BMW negro último modelo. El destino era una casa quinta donde celebrarían junto a familiares y amigos. A él también las redes sociales le jugaron una mala pasada. Su hijo adolescente publicó en una de sus historias el día y la hora en que ocurriría el evento. Después de una persecución de varios kilómetros, los patrulleros de la PFA cerraron su camino y terminó preso.
En octubre del año pasado también fue capturado uno de los capos narcos de Corrientes, Federico Sebastián “Morenita” Marín. Estaba acusado de participar y liderar numerosas operaciones de narcotráfico en esa provincia. Además, era considerado uno de los traficantes más importantes de la ciudad de Itatí. “Morenita” no utilizaba redes sociales, pero sí hablaba por teléfono, y lo hacía desde un celular que “escuchaban” las fuerzas de seguridad. Gracias a ese seguimiento, Gendarmería Nacional, descubrió que de forma periódica el narco saltaba la pared de la casa donde vivía su esposa para visitarla. Lo hacía por el fondo del terreno, ya que creía que el frente podía estar vigilado. La mujer no podía alejarse de la propiedad. Tenía prisión con tobillera electrónica, publicó Infobae.
Las fuerzas de seguridad lo detuvieron antes de ingresar. Estaba armado, pero al verse rodeado se dejó esposar. Solo solicitó despedirse de su familia.
“Morenita” formaba parte de los 26 integrantes de la red mafiosa que ingresaba marihuana a través de barcazas desde Paraguay y que es sometida a juicio oral y público. La organización fue desmantela durante el denominado operativo “Sapucay”. Entre los integrantes de la banda se destacan Natividad “Roger” Terán, el entonces intendente de Itatí; Fabio Adrián Aquino, el vice intendente de esa localidad correntina y también formaban parte de la red sus hermanos Hebelin Aida y Cristian Leonardo, entre muchos otros.
“Seguimos avanzando con firmeza y sin contemplaciones colaborando con la Justicia”, declaró la ministra Bullrich, después de la detención de “Morenita” y agregó que no importaba “de qué signo político sean los narcos. Si son narcos, son delincuentes. La única distinción que aplicamos nosotros es el estar fuera o dentro de la ley. Si la política se mete con la droga estamos hablando de gente que ya no merece pertenecer al mundo de la política”.
Federico Sebastián Marín estaba prófugo desde marzo de 2017 y se ofrecía una recompensa de 1.500.000 pesos por datos de su paradero. “Morenita” era el líder de una de las tres bandas narco que ingresaban al país unas seis toneladas de marihuana por semana. La mayor parte del cargamento tenía como destino final la ciudad de Rosario donde era distribuida por “Los Monos”.
Recapturados
Por cada uno de los 9.280 prófugos capturados hay una historia detrás para contar. Como por ejemplo la de Juan Ángel Vergara, quien también se creía intocable. Era tanta la creencia que por el resto de sus días seguiría evadiendo la justicia que lo acusaba por el delito de “hurto calificado” que, como cualquier hijo de vecino, se acercó hasta la sede del Correo Argentino de la localidad de Comodoro Rivadavia, en la provincia de Chubut, para realizar el trámite correspondiente para la obtención del certificado de antecedentes penales emitido por el Registro Nacional de Reincidencias que necesitaba.
Cuando su nombre saltó en las computadoras del CUFRE, personal del Comando Unificado Federal de Recaptura de Evadidos coordinó las tareas operativas con Gendarmería Nacional para detenerlo y ponerlo a disposición de la Oficina de Gestión de Audiencias de Formosa.
Pero también hay historias de “recapturados, es decir, de delincuentes que estuvieron presos y escaparon del penal, durante uno de los traslados, o durante sus salidas laborales del penal.
Son por ejemplo los casos de Héctor Daniel Galeano, quien fue detenido por la Policía Federal Argentina en Ezeiza. Estaba prófugo desde 2014. Él también integraba la banda narco que regenteaba el entonces intendente correntino de la localidad de Itatí.
En febrero pasado, el Comando Unificado detuvo al último prófugo que figura en las actuales estadísticas, Alberto Hugo Esteban está acusado de ser parte de las maniobras de narco lavado, conocidas como “Marea Verde” y “Lavado Total”. Estaba prófugo desde marzo 2017 y fue detenido en Gualeguaychú.
Según la causa judicial, el hombre habría estado a cargo del lavado del dinero negro obtenido por una banda narco que operaba en Mar del Plata a través de la compra y venta de automóviles de alta gama. Esteban fue rastreado por el análisis de redes sociales y del grupo familiar del “lavador” por los peritos de la División Búsqueda de Prófugos y Personas Desparecidas de la Policía Federal. Fue así como el Comando Unificado detectó un domicilio en Gualeguaychú donde él vivía el prófugo. Cuando los efectivos de la PFA llegaron al lugar, se encontraron con una escena inesperada. Además de ser el bunker donde se escondía el evadido, también funcionaba allí un comercio que daba a la calle donde se compraban y vendía vehículos. Aún se investiga si ese lugar era también “una cueva” de lavado para narcos.
En la causa “Lavado Total”, “el contador” de la organización estaba imputado por haber ayudado a lavar parte de la recaudación obtenida por la venta de marihuana y cocaína a través de la supuesta compra-venta de 284 autos de diferentes valores.
A la banda marplatense se le secuestro 165 kilogramos de cocaína y tres toneladas de marihuana.
Aún hay 4.694 prófugos. Cuidado, porque como se ve, el simpático vecino de enfrente puede ser uno de los evadidos más buscados del país.