El periodista Daniel Santoro adelantó instancias de su último libro “La batalla final de Cristina” en el que devela la trama secreta del plan de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner para colonizar la Justicia, echar jueces y fiscales que la investigaron en las siete causas que aún tiene abiertas, así como acallar a los periodistas críticos.

En declaraciones realizadas al programa A Quien Corresponda (Radio De la Plaza), Santoro contó que comenzó a escribir el libro “apenas comenzó el Operativo Puf en contra del juez (Claudio) Bonadío y el fiscal (Carlos) Stornelli en la causa de los cuadernos de las coimas, en febrero de 2019 me di cuenta que había una historia realmente atractiva y que mostraba un modus operandi de actuar de la vicepresidenta Cristina Kirchner y comencé a armar mi archivo”.

“Después lo tuve que reformar porque me metieron en la causa a mí también, el juez Alejo Ramos Padilla me procesó, luego la Cámara Federal de Mar del Plata anuló el procesamiento y tuve que hacer el archivo ya por una cuestión personal y pude ver desde adentro como se inventa una causa judicial, y quería dejar un testimonio de esta maquinaria que creó Cristina Kirchner y que vemos primero en la palabra del ministro de Justicia, Martín Soria, y después desde mi experiencia que puede llegar a servir para algún otro periodista en el futuro”, explicitó. 

En cuanto a las dificultades que representó la redacción para no perder el equilibrio, el periodista refirió: “Cristina quiso meterme preso y todavía hoy tengo una espada de Damocles sobre la cabeza porque según el juez de Dolores yo tengo el poder de obstruir una causa judicial, y está la opción de la prisión preventiva indefinida y aparte estoy embargado, procesado y con prohibición de salir del país con un costo emocional para toda mi familia y para mi persona en particular. Por eso en la primera página le advierto al lector que es la primera vez en mi historia como periodista que escribo un libro estando imputado en una causa y que me comprometo a hacerlo con profesionalismo y honestidad”.

En este sentido, aclaró: “Es una situación difícil pero yo no busco venganza, busco lo que busca cualquier periodista que es acercarnos a la verdad haciendo periodismo. No uso adjetivos descalificativos ni nada de ese tipo de cosas, que no están presentes en mis crónicas desde hace 40 años que ejerzo el periodismo. De lo que afirmo en el libro tengo documentación, está en causas judiciales, está en entrevistas, no viene de un invento de mi imaginación sino que al libro lo saqué de la realidad”.

Agregó que empezó “a tener problemas con Cristina cuando en el año 2013 me hizo acusar falsamente de espía ruso, espía de la KGB, a través de la revista Veintitrés que manejaba (Sergio) Szpolsky que es otro de los operadores kirchneristas de Cristina, y ya a partir de ahí me veo en una situación difícil”.

Vale aclarar que la esposa de Santoro es oriunda de Rusia, aunque vive en Argentina hace muchos años, y por esa asociación se dio la acusación de espionaje y explicó que “a partir de que mi esposa es rusa se inventó toda esta historia, que incluso ahora en el Operativo Puf (Horacio) Verbitsky la reavivó dando por cierto que ella había sido secretaria General del Partido Comunista de la juventud soviética, lo cual es una mentira total y absurda”. “Lo único que la puso contenta a mi esposa que este falso abogado (Marcelo) D´Alessio decía que era 20 años más joven que yo, pero lo otro es una falsedad total; y además ahora también me acusan de ser espía de la DEA, así que debo ser un genio muy inteligente para engañar a los dos servicios de inteligencia más poderosos del mundo”.

Cuestionó que “todo esto es producto de una maquinaria que tiene que ver con los operadores de Cristina, como es (Maximiliano) Rusconi, el abogado de (Julio) De Vido que te hace una denuncia, después a eso lo toma la agencia Télam, lo sigue Página/12, el Destape Web, y así sucesivamente” y como ejemplo, mencionó: “En la denuncia original que publicó Verbitsky en febrero de 2019 se decía que yo participé de un intento de extorsión a Pedro Echéves que hizo la denuncia en Dolores y a mí jamás me procesaron por eso porque ni siquiera lo conocía a ese tipo y tampoco a Stornelli. Dijeron que el fiscal Stornelli había participado en un intento de extorsión de 300.000 dólares que le había pedido Marcelo D´Alessio a Echéves y que el actual gobernador de Salta era el recaudador de Stornelli”.

“Eran todo mentiras pero lo instalan y esa maquinaria se replica de esta forma, y obviamente también con los trolls en redes sociales que es imparable e imposible de contestar a todos”, resumió.

Consultado por lo más doloroso que le tocó pasar en este proceso, Santoro reflexionó: “Yo sabía que los periodistas militantes no chequean nada, jamás me llamaron de Página/12, del Destape Web o de C5N al menos para tener mi versión y cuando anulan el procesamiento no lo publican. Pero lo que me molestó más es el accionar de colegas del medio, porque hay varios  periodistas que me conocen y por tener esa posición de no estar en ningún lado de la grieta, inventaban una mentira de tener una postura neutral ante la verdad, que la verdad es que yo no tengo nada que ver con los intentos de extorsión de una de mis fuentes, como no la tiene ninguno de los otros 20 periodistas que hablaban con Marcelo D´Alessio. Esa actitud de colegas del medio realmente me dolió porque hay gente que me conoce desde hace 20 años, han estado en mi casa y saben cómo vivo, ven que yo no tengo una vida de millonario ni nada que se le parezca”.

En tal sentido, acotó: “Lo primero que le propuse al juez Alejo Ramos Padilla fue dejar a disposición mi cuenta bancaria, mi casa, mi auto para que mire si recibí algún peso que no sea de mi sueldos periodísticos”. 

En este contexto, el periodista admitió: “Me equivoqué al no haber investigado a D’ Alessio porque usó mi nombre sin mi autorización y sin mi consentimiento para presionar a otras personas, y no lo tendría nunca como mis fuentes si hubiera sabido que no era abogado”. Al respecto remarcó que “él se presentaba como sobrino de Andrés D’ Alessio, que fue uno de los miembros del juicio a las juntas de los ex comandantes, que cubrí para la agencia Noticias Argentinas. Andrés D’ Alessio era su tío biológico, a quien conocí como procurador General de la época de Alfonsín, era un tipo honesto a quien citan todos los jueces”.

“Fue un error haber dado por supuesto su currículum, porque además conozco a su padre en esta encuestadora desde hace años porque hace encuestas que fueron publicadas en Clarín, La Nación y otros medios. Mi error fue haber confiado en eso, en lo que él me contaba y no haberlo chequeado”, admitió.

Consultado por el fin de todo el proceso, dijo que “es un final largo porque me van a tener bailando de acá hasta que termine este gobierno, porque tengo que conseguir el sobreseimiento pero no voy a aflojar. Por eso escribí el libro donde no solamente está contada la Operación Puf sino otras 10 operaciones que ha puesto en marcha Cristina Kirchner y que todos los días las vemos en los diarios, en la radio, en las agencias de noticias, en los proyectos de ley que se presentan en el Congreso, en los pedidos de juicio político en el Consejo de la Magistratura”. “Es increíble cómo ha funcionado en este año y medio esta maquinaria, nunca en la historia de la democracia había visto una operación de esta magnitud. Y como dice Alfredo Leuco en el prólogo del libro, donde usa la metáfora de los pájaros que asustan a la escopeta –que es un cuento y una película cubana- como diciendo los periodistas que asustamos al Estado; y es el Estado quien tiene la escopeta porque Cristina me está apuntando”, sentenció.

Para ejemplificar, contó: “Me querella la Unidad de Información Financiera, el organismo anti-lavado cuando yo no tengo un peso y nunca hice ninguna operación vinculada con el lavado de dinero, y ella usó este organismo del Estado para apelar la falta de mérito que me dio la Cámara Federal de Mar del Plata, y usa a los abogados del Estado que cuestan mucha plata porque son abogados que no enfrentan un juicio si no les pagás 250.000 dólares. Tengo 15 abogados que querellan en contra mía en la causa de Dolores, más los funcionarios, más todos los diputados como (Leopoldo) Moreau, (Rodolfo) Tailhade, Eduardo Valdés, Graciana Peñafort, que aumentan esta maquinaria que es realmente muy poderosa”.

Sobre su relación con estos legisladores históricos, recordó que “como trabajé en la agencia Noticias Argentinas en los años 80, cuando salió la intervención del diario La Opinión de Jacobo Timerman, conocí a Moreau cuando yo era un joven redactor y él era uno de los columnistas, aunque no se caracterizaba por su amor al trabajo,  pero además lo llamé un montón de veces para entrevistarlo como hicimos muchos periodistas en la época del gobierno de (Raúl) Alfonsín y a Valdés también lo conocía pero menos porque estuvo en la Cancillería y tenía una buena relación”. “Una vez estuvo en un programa de televisión, lo saludé, nos dimos la mano y no sabía que ya era el operador de Cristina Kirchner, fue quien acercó a Alberto Fernández con Cristina Kirchner. Él no solamente supo 10 días antes del Operativo Puf, y fue quien creó ese nombre, sino que también llevaba testigos y denunciantes. Las cosas que dijo en redes sociales fueron increíbles incluso conociéndome”, concluyó.