Tras la confirmación de la condena a 17 de prisión del cura Marcelino Moya por abuso sexual y corrupción de menores, una de sus víctimas, Pablo Huck, celebró la noticia y analizó sus implicancias.  

En declaraciones realizadas al programa A Quien Corresponda (Radio De la Plaza), Huck dijo que “es un notición porque se iba apagando el 2020 y después de unos 21 meses de la sentencia en Concepción del Uruguay y estaba en manos de Casación en Concordia, lo que fue una eternísima espera”.

Se manifestó “alegre porque era lo que esperábamos, ya que en la acusación nunca hubo fisura alguna, siempre estuvo todo super cargado de pruebas y honestidad” aunque adelantó que “esta gente seguramente seguirá apelando” y admitió “preocupación porque Moya sigue en su casa y con eso se sigue vulnerando a toda la comunidad de María Grande, y especialmente a niños y adolescentes que están al acecho de un tipo condenado por abusos”. “Espero que la justicia sepa resolver eso a la brevedad”, deseó.

Por otra parte, consideró que “en general por lo que me han comentado fiscales y jueces, no estrictamente desde las víctimas y sobrevivientes de Moya que sin duda hay más, hubo un cambio de conciencia y otra mirada en la comunidad”. “De hecho la gente que trabaja en esto, me comentó que desde hace mucho tiempo las denuncias se han multiplicado, y en buena hora que eso pase porque el abuso existe y sigue pasando pero está muy tapado. En Villaguay puntualmente, eso cambió”, explicitó.  

De todos modos, apuntó que “Villaguay como ciudad/pueblo del interior no escapa a la norma de la mayoría de las ciudades del interior que son ultra mega conservadoras y a través de la Red de Sobrevivientes de Abuso Eclesiástico tenemos datos de que lo que sucede en Villaguay se replica en otros pueblitos del país, como Salta, Catamarca y Mendoza”.  

Asimismo, advirtió que “en Seguí Moya estuvo 10 años con pleno poder y ahí no hay duda de que ha hecho desastres, por eso la esperanza es que una vez que Moya esté concretamente tras las rejas, los niños y adolescentes puedan hablar. No me cabe la menor duda de que en Villaguay y en Seguí hay más víctimas”.

Sobre el rol de la Iglesia Católica, Huck sostuvo que “con el tiempo fue decantando y se fue puliendo más allá de las prácticas de la Red, que por ejemplo difundió un decálogo de cómo presentar la denuncia canónica en la Iglesia y el tiempo nos demostró que hoy la postura de la Iglesia es totalmente clara y firme: no es que no se denuncia, no se deja un dato porque todo eso lo han usado para generar pruebas en defensa de sus delincuentes”.  

“En Paraná tenemos a (el obispo Juan Alberto) Puiggari que ha demostrado tener la misma línea del Papa Bergoglio, que hablan, comentan y prometen que abrirán los archivos, que van a compartir la información de los denunciados, que van actuar en consecuencia con la Justicia, y eso todos sabemos que no es así. La Red se llamaba Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico y le sacamos la palabra sexual, no porque la connotación sea menor sino porque hay denuncias de malversación de fondos, de abuso de conciencia, reducción a la servidumbre, privación ilegítima de la libertad”, planteó.

En ese marco, criticó que “la Iglesia tiene una postura súper clara en relación a los delincuentes que habitan la institución, que es encubrirlos y defenderlos, y así (Julio César) Grassi hace 20 años que está tras las rejas y sigue siendo cura, igual que (Juan Diego) Escobar Gaviria, (Justo) Ilarraz y (Marcelino) Mota que siguen siendo curas pese a estar condenados”.

Consideró asimismo que “hay una cuestión cultural que le sigue dando legitimidad a la institución, que tiene un arraigo tan fuerte. El capital de la iglesia católica es la confianza y esto de develar los delitos y demostrar que no son enviados de Dios en la tierra es algo que va a llevar tiempo, y eso mismo les ha dado poder a lo largo de la historia, y hoy los pilares sobre los que se asienta la persona en nuestra cultura son la familia, el trabajo y la religión”.    

Por último, dijo que aún no decidió la posibilidad de encarar una acción civil en la Justicia, como harán las víctimas del cura Ilarraz. “Esto sinceramente no lo sé, es una cuestión legal, Sólo sé que me gustaría que cada uno de los responsables que, de alguna u otra manera, dieron lugar a que esto me pasara, como le sigue pasando a tantos otros niños y adolescentes, se hagan cargo. Porque esto no fue solo Moya, lo que hizo lo hizo amparado por estructuras. Si tengo la posibilidad de tener a Puiggari frente a frente le escupiría la cara, porque es un bastardo, una bazofia. Me gustaría que paguen todos los que tienen que pagar, porque acá no se trata sólo de Moya”, concluyó.