En el marco del programa Nuevos Dirigentes, perteneciente a la Comisión Episcopal de Pastoral Social, el miércoles pasado se realizó en la sede de la Conferencia Episcopal Argentina un encuentro titulado “Pacto Económico para una política con alma”, que contó con la presencia de Carlos Leyba, viceministro de Economía en 1973, quien compartió las claves, condiciones y el contexto histórico que hicieron posible el Pacto Social de 1973.

El encuentro se tituló “Pacto Económico para una política con alma”, y fue oportunidad para reflexionar sobre la necesidad de generar políticas concretas y materiales, no proyectos abstractos discursivos, para poder construir un Estado. Por otra parte, animó a atender siempre a la realidad tangible de las personas con valores y afectos, pero pensando en la transformación material que lleva verdadera dignidad y progreso social, como claves para una verdadera política con alma.

En su intervención, Leyba recordó que “parte importante del pacto social tuvo que ver con el encuadramiento sindical, y que la mayoría de los trabajadores estaban en blanco. Ese es un gran desafío a futuro”, consideró.

En comparación con el contexto actual, añadió que “otra parte necesaria para hoy y fundamental de aquel momento fue la recuperación de la democracia sobre el concepto de la amistad política, que se vio plasmado en La Hora del Pueblo”.

“Hoy vivimos en un período de estanflación, algo que la teoría económica no tiene en claro cómo resolver, y por ello lo tiene que acordar la política, con la concertación como método, que es poner el corazón en común”, explicó, y advirtió: “Los discursos políticos deben dejar de ser abstractos y enfocarse en la solución material de la realidad”, consignó la agencia Aica.

Monseñor Jorge Eduardo Scheinig, obispo auxiliar de Mercedes-Luján y miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, presenció el encuentro y consideró que “el cristianismo tiene mucho que aportar en un Pacto Social, ya que es una religión que nos exige poner el cuerpo y atender la realidad material del prójimo.

“El Cristianismo no es abstracto”, aclaró el prelado. En ese sentido, Carlos Leyba aseguró que “debe haber un proyecto colectivo que vaya en rescate de los afectos y los valores, pero que pueda materializarse”.