La artista y vedette falleció a los 65 años por un cáncer de colon en el Hospital Fernández, donde se encontraba internada desde el 4 de junio pasado.
La actriz y vedette Beatriz Salomón murió ayer sábado a los 65 años. Se encontraba internada en el Hospital Fernández desde el 4 de junio pasado por una recaída en su tratamiento por un cáncer de colon, contra el que luchó durante un año. Acudió al centro médico para realizarse un análisis de sangre, pero los profesionales determinaron que fuera ingresada debido a los fuertes dolores abdominales que padecía.
Por esas dolencias tuvo que ser sedada en el momento y le realizaron varios estudios para conocer en detalle su estado de salud, que empeoró con el correr de los días. Durante este tiempo la acompañaron sus hijas y sus mejores amigas, entre ellas la abogada Ana Rosenfeld.
Los problemas de salud de Salomón comenzaron en junio del año pasado, cuando se conoció la noticia que había sido internada por una hernia umbilical que, según ella, venía arrastrando desde hacía tiempo porque no contaba con una obra social para operarse. “Me he dejado estar mucho con mi salud, pero va a estar todo bien”, dijo en aquella ocasión desde el centro médico. Después de casi diez días, le dieron el alta.
Recién el 9 de noviembre volvió a mostrarse públicamente tras ese episodio y se la vio muy feliz en la fiesta de quince años de su hija menor. Sin embargo, unos días después fue internada nuevamente en el Fernández.
La situación empeoró cuando sufrió un accidente en la habitación donde se encontraba internada: se resbaló y cayó al piso. Como consecuencia, se fisuró la cadera y se golpeó la cabeza y un hombro.
En marzo pasado, después de festejar los 18 años de su hija mayor, contó que ya había hecho nueve sesiones de quimioterapia. “La estoy luchando. Perdí todo mi pelo, mi melena de toda la vida…”, dijo.
Lamentablemente tuvo una recaída de su enfermedad y por sus fuertes dolores abdominales volvió a ser internada en el Hospital Fernández. Rodeada de sus hijas, las personas más importantes de su vida, y sus seres queridos, la consagrada actriz no pudo seguir haciéndole frente a sus problemas de salud.
“La Turca”, como se la conocía en el ambiente artístico, había nacido en el seno de una familia de origen sirio el 9 de octubre de 1953, en San Juan. En 1971 se convirtió en la reina de belleza de su provincia, lo que le permitió concursar en el certamen nacional de Miss Argentina y obtener el título de Miss Simpatía.
A partir de ese momento, dejó de lado su empleo en el Banco Agrario para dedicarse al modelaje publicitario. Pero su impronta no podía quedar ajena al mundo de la televisión. Así que, en la década del '80, comenzó a trabajar con el capocómico número uno de la época, Alberto Olmedo, en el legendario ciclo No toca botón, de Alberto Olmedo.
Siguió trabajando junto a Jorge Porcel, con quien hizo Las gatitas y ratones de Porcel (1989) en televisión, Hay fiesta en el conventillo (1989) y Se pudrió todo (1990) en teatro y El Profesor punk (1988) en cine, entre otros proyectos, de a poco empezó a barajar la idea de dejar de lado las cámaras y los escenarios para empezar a pensar en cumplir su mayor anhelo: formar una familia.
Después de un largo derrotero amoroso, a fines de los '90 apareció en su vida el cirujano plástico Alberto Ferriorls, con quien se casó el 16 de abril de 1999. Comenzó un largo proceso de adopción, que culminó con la llegada a su hogar de Noelia y Betina. Pero a fines de 2004 se separó de su marido. Signada por los problemas económicos y con la necesidad de mantener a sus niñas, Beatriz se vio obligada a volver al ruedo.
En 2015 volvió al centro de la escena gracias a Extinguidas, la obra de José María Muscari con la que varias actrices de su generación, entre las que se encontraban Naanim Timoyko, Adriana Aguirre, Luisa Albinoni, Patricia Dal, Sandra Smith, Silvia Peyrou, Pata Villanueva, Mimi Pons y Noemí Alan. Juntas pudieron subirse al escenario para demostrar su vigencia. Fue su último gran éxito, que duró hasta 2017.